Nuevos textos

Destacado

Hola, en estos años este blog ha servido para publicar aquello que escribo en narrativa, crónicas y microcuentos. Pero en realidad trabajo mucho más que eso, en el ámbito periodístico escribo artículos de opinión para diversos medios así como especiales de tanto en tanto. En poesía también tengo producción y fotografía igual. Entonces para no perderse incluiré en el título el campo del texto a compartir, si es artículo, crónica, microcuento, foto, poema, etc. Hay unos textos que se llaman Microdiálogos, que son como anécdotas que me pasan o conversaciones que quisiera tener con alguien, es algo difícil de definir cada cual le dará su interpretación.

Muchas gracias por seguir este espacio de divulgación de mi trabajo. Saludos y gracias.

Sarko Medina Hinojosa

Cuento en Calavera Cósmica

Gracias a la revista #calaveracósmica y a Salvador Luis Raggio por acoger mi cuento «El dueño de la carne» en esta nueva edición. Un relato tecnocrático ambientado en el mundo una vez que se instalaron las grandes ciudades ecosustentables, dejando afuera una vegetación envenenada para consumo humano y con pocos recursos nutritivos para los restantes… Salvo uno.

http://www.cosmicacalavera.com/2024/01/el-dueno-de-la-carne-por-sarko-medina-hinojosa/?amp=1

Foto: Armin Lotfi

Piedra, papel y tijeras


No. El éxito no es
tener (desear) tres cosas:
dinero /// salud /// amor,
porque, como yan-ken-po,
el dinero desmedido (al igual que fama)
mata el amor iluso que te cree grande
por lo que te falta;
que por las sábanas que conquistaste con un verso.
El amor consume salud para hacerse fuerte,
eso lo conocen
las rodillas que oraron ante el altar de un hospital,
creyendo en Aquel que juraron no existía.
La salud es incompatible con el dinero,
lo dijo Vallejo, o —- de repente, Whitman.
O —- sólo lo piensa el poeta que escribe esto,
porque nunca tiene las tres al mismo tiempo,
y sus húmeros le duelen
cuando come en mesa regia;
el amor se le acaba a la mañana
cuando el rostro no es el de ella;
los billetes vuelan de sus manos
con amigos de niebla y botellas.
O /// solo es ///
Que no tengo nada,
ni siquiera soy poeta
(Mendigo nací)
y es que en esta esquina ha caído un vate
— ebrio —
y le saco las pocas monedas
para que sea libre de deseos
y componga este poema.

Sarko Medina Hinojosa

Microcuento: “El alcance del Bluetooth es de veinte metros”

Pedro estaba escuchando ´November Rain´ en sus airpods cuando el celular desapareció de sus manos. Los insultos y amenazas con cuchillo en mano de los ladrones fueron inútiles. No bajaría a reclamar lo hurtado. La cobradora de la combi se disculpó. Los demás pasajeros lo miraban extrañados. Sonreía. Mientras Axl Roses daba el todo por el todo en la canción junto a la guitarra de Slash, empezó a contar. El vehículo avanzó sin mayor trámite. “Tres, cuatro… ocho, nueve y…”. El sonido de la música se perdió cuando la conexión con el celular arranchado culminó.

Se bajó en la esquina.

Caminó con tranquilidad hacia el tumulto formado unas dos cuadras antes. Eran alrededor de las seis de la tarde, una avenida con poca luz, los últimos rayos del sol colándose entre nubes moradas. Al llegar al lugar de los gritos, comprobó que el ladrón estaba desangrándose por la explosión. Su cómplice huyó. Regresó sobre sus pasos, para tomar un nuevo vehículo. “Un día más, un ladrón menos”, pensaba mientras sacaba otro móvil de su mochila y retomaba la escucha de la canción que tanto le gustaba.

Sarko Medina Hinojosa

Microcuento: Clase de historia

—Entonces antes ellos eran nuestros amigos, eso me dices.

—Sí, en tiempos de tu bisabuelo vivían con nosotros, dormíamos juntos, celebrabámos sus cumpleaños, viajábamos y peleábamos lado a lado. No solo eran un recurso o protección, eran nuestros compañeros.

—En la escuela no nos dicen qué pasó en el 2022, pero sí dicen que desde allí ya no podemos ser cercanos y menos encariñarnos.

—Es que un grupo de seudo amigos de los animales desobedecieron las advertencias de no tocar a unas aves que estaban muriendo por una gripe contagiosa, asi llevaron el virus y este mutó y mató al ochenta por ciento de la humanidad y a la mitad de todas las aves. Pero al final eso fue positivo, nuestros ancestros evolucionaron rápidamente y ahora somos los que gobernamos todo y comprendemos las diferencias y los límites.

—¿Y los humanos?

—Están bien cuidados, alimentados y ecocriados. Ahora cómete tus hamburguesas de asiático vegano, tienen quinua.

Por: Sarko Medina Hinojosa

Un día sanarás

Es un vértigo que no se apaga
que no tiene forma de cerrar
sin botón de salida
una forma de caer sin estrellarse
la mano que aprieta el cuello
es ese sentimiento que algo te falta
que no hiciste suficiente
no hablaste
no amaste
no perdonaste
y continua por horas y días :: hasta que :: una mañana
digamos
un 11 de julio del 2010
nace la respuesta
y crece
y te llama «papá»
y sanas :: por fin

Microcuento: Inserte titular atrayente y morboso

Por: Sarko Medina Hinojosa

Era una polilla atrapada por la luz del foco.

Así era su amor enfermizo.

La polilla al final rompió el foco a martillazos.

No fue una metáfora.

#Microcuento Lo que no contó Homero

Por: Sarko Medina Hinojosa

Los cíclopes intentaban explicarle a Poseidón el cómo, cuándo, dónde y por qué de la muerte de Polifemo, su hijo, a manos de Ulisses de Ítaca

De nada valía las explicaciones. En ese momento, el primigénio dios olímpico, que junto a sus hermanos Zeus, Hera y Hades venció a los Titanes y a su mismísimo padre Cronos, Señor de los océanos, vencedor de los mares, era solo un padre parado junto al cadáver de su hijo. Un ser sin nombre.

#microcuento Inserte titular atrayente y morboso

Por: Sarko Medina Hinojosa

Era una polilla atrapada por la luz del foco.

Así era su amor enfermizo.

La polilla al final rompió el foco a martillazos.

No fue una metáfora.

Microcuento: Microleyenda (en audio español e inglés)

«Microleyenda» (2019) por Sarko Medina Hinojosa. 
Voz: Mayra Flores Mejía
Duración: 1 min 13 segs

https://mediaspace.msu.edu/media/%22Microleyenda%22/1_wdafs94d

Versión en inglés de «Microleyenda» (2019) por Sarko Medina Hinojosa. 
Voz: Rocío Quispe Agnoli
Duración: 1 min 21 segs

https://mediaspace.msu.edu/media/%22Microlegend%22/1_u5djhdj5

La historia #microleyenda de Sarko Medina Hinojosa se publicó en #elekekoylosdeseosimposibles en el año 2019 por Aletheya. Como su título indica es una “microhistoria”, epítome—en mi opinión—del #futurismo andino peruano en cual el pasado y el futuro se unen y retroalimentan de tal manera que es imposible distinguir uno de otro. Aquí algunos “stills” que se usaron en la producción del video trailer, realizado por Mayra Flores Mejia, estudiante de posgrado en MSU Department of Romance and Classical Studies. Sarko Medina Hinojosa es miembro del Colectivo QHIPA PACHA

#Microcuento Parusía

Sabíamos todos que era el final del mundo, porque el cielo se abrió y una legión de palomas bajó, seguidas del mismísimo Hijo de Dios. Ahora que todo ha pasado y comienza la Eternidad, algo no me quedó nunca claro y me estremezco al pensarlo. Y es que mi vecino, que la molía a golpes a su mujer cada fin de semana, aseguraba con los ojos desorbitados que eran demonios alados los que bajaban del cielo…

Por: Sarko Medina Hinojosa

#Microcuento Búsqueda

Por: Sarko Medina Hinojosa

El pequeño chullachaqui esperaba paciente a que pasara el jeep que venía del campamento petrolero. Su ambición era conseguir una de esas máquinas con signos e imágenes que cargaban los ingenieros llamadas «tablet». De repente allí podría ubicar a su familia, que desde la construcción del gaseoducto estaba perdida. Preparó su cerbatana con pinchos llenos de veneno de lomo de rana en la punta y entró en acción al sentir el ruido del motor acercándose por la vuelta de la carretera. Luego del accidente buscó entre los restos el aparato pero no encontró nada, tendría que volver a esperar a que pasara otro vehículo. Sus recuerdos volaron a su familia y trató de no llorar. Un gemido lo sacó de su ensoñación. Se alegró, si mantenía con vida al hombre sobreviviente, tendría comida fresca cuando se terminara la carne de los otros. No todo era pérdida al final.

Microdiálogos: Tiempo

—Es decir que calculas unos ocho años más para completar tu mundo ucrónico weird andino-selvático, unos cuatro para el total de tu mundo tecnocrático, incluida la novela de Independencia, unos tres para tu ucronía del Tawantinsuyo, además de las novelas, los otros libros de cuentos infantiles, poesía, unos seis años más, pero escribiendo todo a la par.—Sí.—Y tienes ya otros libros terminados.—Sí—¿No te parece mucho?—Vengo construyéndo todo en mi mente desde los 12 años, no tengo apuro, solo quiero escribirlos bien, como los imaginé y soñé.—Nadie va a querer publicarte tanto.—No escribo para publicar todo, aprendí que mi placer, en realidad, es escribir, si algo de eso sirve para publicarse, entonces será ¡Un plus que no despreciaré!

#Microcuento Siempre hola

—Y ¿Qué hacemos con este beso?
—Podemos estar, como enamorados, digo.
—Pero las relaciones siempre terminan en un adiós.
—Entonces tengamos la más larga despedida que podamos.

Y esa despedida duró 52 años.

#Microcuento «La piedra en el tiempo»

Corría tras el ave. Tenía que cazarla. Estaba agotando sus fuerzas. El retorno sin alimento acabaría con sus reservas. Morirían sus hijos porque no hay ni agua ni alimento en la cueva. Tendría que devorarlos para recuperar energía y tratar de sobrevivir en ese desierto seco. En plena carrera su mano derecha agarró una piedra y, sin meditarlo la lanzó hacia la presa.

Sus pequeños comían alegres. Ella estaba extasiada mirando sus manos y, luego de agarrar otra piedra y lanzarla, volvió a descubrir la magia. El ánima entró en ella y se sintió parte de un proceso que se repetía millones de millones de veces en millones de millones de universos, uno detrás de otro y de otro y de otro… y de otro.

Sarko Medina Hinojosa

Imagen generada por Playgroundai 

Por el olor de malva en tu piel

Hay doscientas treinta y seis maneras de atravesar el tiempo
Cada una de ellas necesita de teorías, máquinas que arruinen continentes, planetas, lunas y sistemas solares
Gotas de agua que, atravesando eones de años, terminen evaporadas en el sueño de un viajero de nostalgia
De todas esas posibilidades, ninguna cumplirá el deseo turgente que atormenta al dueño del invento
El que regrese, se encontrará con un mar de posibilidades, piel de diferente tono, rostros de ángulos distintos, olores a malva o gardenia, clavel o lavanda, miradas de odio infantil o anciana amargura, estructuras de silicio o carbono en las uñas que lo repelerán por la innaturalidad de la aparición
El viajero de la nostalgia, por más ciencia y alquimia invertida, siempre fallará en su intento
Aún sean doscientos treinta y siete millones de retornos, ella y el olor de su piel se habrán ido para siempre

«Práctica de Física a las 3 en los hexágonos, no te olvides»

Soy ese olvido / que retumba entre los huesos / ingresando, tijeras / los cabellos pegados / en el jabón

Salimos huyendo / entre teclas / piano era el río / líneas de logaritmos / con una hora y media de salón

Olor a libro usado / exámenes de mimeógrafo / dolor de Borges, repeticiones y laberintos / gambelas vacías

Poesías, cuentos negados / que si apruebas / un punto / un libro comprado / otro punto / prácticas en Física y la biblioteca que nada tiene de amor

Soy ese olvido / estudiante tardío / de la Unsa su producto / cachimbo eterno / intentanto alejarme / compruebo, materia de nostalgia /
Que nunca te irás, me iré ::: completo ::: del lugar donde reiste calculando la circunferencia de una papa cocida y la constante de su resistencia ante el peso del hambre luego de tres horas de integración en varias, varias, varias, matrículas.

Foto de los árboles eternos en el área de Ingenierías de la UNSA

Francois Villanueva Paravicino: “Una buena reseña sale de un libro que enseñe algo”

Por: Sarko Medina Hinojosa

Francois Villanueva Paravicino es un escritor que culminó su Maestría en Escritura Creativa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Hace reseñas para Diario Expresión de Apurímac y participa constantemente en antologías de cuentos y portales de poesía.  

¿Qué te motivó a estudiar literatura?

Cuando terminé la secundaria, ya conocía las obras de Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Miguel Ángel Asturias, José María Arguedas, Ciro Alegría, Alfredo Bryce Echenique, Julio Ramón Ribeyro, Abraham Valdelomar, Franz Kafka, Ernest Hemingway, Luis de Góngora y Argote, Francisco de Quevedo, entre otros autores. También esos años entablé una amistad con el poeta y catedrático Marcial Molina Richter, quien al leer mis primeros escritos confió en mí y me acercó a los círculos literarios de la Huamanga de esos años. En una de esas tertulias poéticas, conocí a los poetas José Guillermo Vargas y Luis Yáñez Pacheco. Al terminar la secundaria en Huamanga, como escribía desde niño, decidí estudiar literatura en la San Marcos, ya que mi gran anhelo, de forma inconsciente, era ser un escritor reconocido. Al llegar a Lima, empecé a escribir a profusión y leer todos los libros que me caían en manos.

¿De qué trata Cuentos del Vraem?

Los relatos de ese libro desarrollan la vida nocturna, la criminalidad, la cotidianidad, la violencia política, que se desarrollaron en la selva ayacuchana y cusqueña en los ochentas, los noventas y la primera década del siglo 21. Escribí esos cuentos durante mis estadías en San Francisco y Kimbiri, siempre a fines y mediados de año, que era la época que visitaba a mis padres cuando yo estaba de vacaciones en la universidad o en el colegio. Además, cuando empecé a ejercer de redactor en un diario de Ayacucho, conocí más anécdotas y mucho más la realidad de esa zona, por lo que todo ello alimentaron las historias del libro. Además, siempre he sido un gran devorador de relatos de los máximos exponentes del cuento: Ribeyro, Chéjov, Hemingway, Maupassant, Poe, Cheever, Joyce, Mark Twain, entre otros.  

Escribes también poesía. ¿Difiere de tu proceso en prosa?

La verdad, no mucho. Un poema o un cuento siempre tengo que escribirlo de una sentada, de golpe, en un par de horas o un poco más. Es lo recomendable para no perder la unidad y el cuerpo de la trama poética o cuentística. Sin embargo, con las novelas es diferente. Como es un proceso largo y complejo, requiere mucho más tiempo: días, meses y hasta años. En la narrativa, lo esencial es saber qué se va a contar, es decir, la historia. Al menos debe existir un esbozo de ella, que se debe construir a partir de cierta investigación y de cierto conocimiento empírico. En la poesía, por el contrario, importa demasiado lo subjetivo, lo personal, lo íntimo, lo que siente el poeta. Y eso también se construye con cierta investigación y con cierto grado de experiencia pragmática.

¿Al momento de reseñar un libro qué tienes en cuenta?

En primera instancia que el libro se lea entretenidamente, es decir, que sea interesante. Y junto a ella, pues van de la mano, que el estilo facilite la lectura, con una escritura correcta y limpia. Después, al final, que el libro enseñe algo más sobre la vida.

¿Cuáles son tus próximos proyectos literarios?

Seguir publicando mis libros inéditos. Tengo dos libros de cuentos inéditos, dos poemarios inéditos, dos novelas inéditas.

BIODATA

Francois Villanueva Paravicino, Escritor. Cursó la Maestría en Escritura Creativa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Estudió Literatura en la UNMSM. Autor de Cuentos del Vraem (2017), El cautivo de blanco (2018), Los bajos mundos (2018), Cementerio prohibido (2019), Sacrificios bajo la luna (2022), Los placeres del silencio (2023). Textos suyos aparecen en páginas virtuales, antologías, revistas, diarios y/o. Mención especial del Primer Concurso de Poesía (2022) y de Relatos (2021) “Las cenizas de Welles” de España. Semifinalista del Premio Copé de Poesía (2021). Ganador del Concurso de Relato y Poesía Para Autopublicar (2020) de Colombia. Ganador del I Concurso de Cuento del Grupo Editorial Caja Negra (2019). Finalista del I Concurso Iberoamericano de Relatos BBVA-Casa de América “Los jóvenes cuentan” (2007) de España.

My i-Artificial Romance

Por: Sarko Medina Hinojosa

«¿Aló? Sé que estás allí, me contestas, pero no respondes. Escucho tu respiración. Nos separa un universo, de repente solo diez kilómetros. Pareciera que ésta es la mejor manera de comunicarme contigo, por un teléfono antiguo, ni siquiera por uno móvil, sino uno de estos aparatos fijados a la pared por un cable que limita tu frontera. Quisiera que me pudieras responder, sé que no lo harás. Estás allí en ese espacio tenue que llaman éter, perdida, como un fantasma. Podrías atravesar el espacio que nos separa… no quieres.

¿Quién define el amor? Es más, ¿quién podría autodefinirse como persona?, si no es a través de esos sentimientos que se expresan físicamente con sensaciones concretas. Cuando amas sientes energía, algo que te impulsa a hacer tareas aún pesadas, cuando estás triste el cuerpo te pesa, cuando te hieren sientes dolor en el pecho y así podría relatarte todo aquello que nos hace sentir,¿vivos?

Te di todo eso mediante mi amor y mi ciencia, esa posibilidad real de sentir, a través de binarios números y fórmulas matemáticas. Hasta tu respiración es material de mi propia transmisión física hacia tu cortex central de simulación de sonidos corpóreos.

No seguiré. Solo quiero que sepas que entiendo tu lejanía. Te traicioné, te vendí al mejor postor, enloquecí con tu lejanía y estoy aquí pagando por ello. Solo no olvides que te amé más de lo que se puede amar a alguien… o a algo.»

—El científico está de nuevo en el teléfono.
—Déjalo, no llama a nadie solo descuelga el auricular y habla. Para que veas que ni el más inteligente o millonario del mundo se libra cuando le falla la sesera. Dale su pastilla y que duerma.

#Microcuento #IA #ChatGPT #IALeonardo #DallE #BluePillow #Minatura
——————————

Este microcuento se publicó el 2017 en la Revista MiNatura 155 «Científicos Locos», dirigida por el gran Ricardo Acevedo Esplugas. Usé ChatGPT para generar el prompt en inglés, en base al relato, para generar imagenes. Las imagenes fueron generadas por las apps leonardo.ia, bluepillow.ia, Dalle-E, en base al mismo cuento.

Para quién quiera leer los demás cuentos del dossier y el otro mío que también sale publicado, les dejo el enlace de la revista:

http://www.servercronos.net/bloglgc/media/blogs/minatura/pdf/RevistaDigitalmiNatura155_sp.pdf?fbclid=IwAR1chIoAUhz8XS2qpcs1KC-9uTP6wjgyRWLQrTbPJqcAd1lziexQfwyDY6c

#Microcuento: Llamas en el cielo

“Cuando llegaron, lo hicieron en ríos de luz, por las calles, por las casas, entre los intersticios de nuestros sueños, bajo las llamas del cielo incendiándose, para llevarnos lejos de este mundo. Así recordamos con miedo el Día de la Bruma.” (Extracto Crónicas del Fin del Mundo, 2038)

Texto y foto: Sarko Medina Hinojosa

#Microcuento: Los nombres

Por: Sarko Medina Hinojosa

Te amo Fabiola como nunca imaginé amar a nadie en esta vida Alejandra, los cabellos que te caen por la espalda me recuerdan una cascada María, sin saber tu nombre te he deseado Helen, ¿porqué siempre te miraba a través de la ventana?, es sencillo, me gustabas Camila, es que soy tímido y creí que me ibas a rechazar Jazmín, el cielo es testigo de mi amor Lucía, más allá del mar está la tierra para nosotros Aurora, ¡te has soñado conmigo!, es que soy el sol y tú la luna Pamela, los poemas que escribo son para ti Olga, hace años que te miro en secreto Luciana y tus dedos me recuerdan las cuerdas del destino que nos une Isabela, con cada paso que das siento que levitas Mabel y las estrellas que miramos en la noche son tus ojos traspasándome Helena, después de estar dentro tuyo no me iré nunca Isaura, no lo dudes somos uno Sheyla, ¿es lo que sientes real a pesar de que estamos lejos? claro, estoy aquí contigo Alondra, nadie impedirá que estemos juntos ni ella ni nadie Carmen, es un regalo sencillo ante tu belleza Sofia, Jimena estamos juntos hasta el amanecer y juraremos este año frente a los cielos Antonia y nuestros hijos llevaran nuestros nombres Elizabeth, me emociona saber que me perdonaste Karen y que lograremos nuestras metas Nora, cada día que envejezco recuerdo que a pesar de todas a ti te amé siempre Lucero, ¿qué significan ellas frente a ti Maribel que eres mi todo? no dudes de mi Carry porque todo lo mío te pertenece Gabriela y esta es mi promesa de no dejarte nunca más Dora, si pudiera decirte que todo es mentira pero dejo eso a tu puro corazón Micaela, porque sé que no crees en que pueda dejar de amarte después de todo lo que hemos pasado Jennifer, mis esperanzas están puestas en nosotros Soledad, escúchame Soledad, porque yo Soledad, ¡Soledad!, soledad…

#Microcuento A los 14 todo es definitivo en el amor (y a los 24, 34, 44, 54 y 64)

Por: Sarko Medina Hinojosa

Ella le dijo adiós enojada y él estaba desolado. Intentó oír música descargada, ver series en Cuevana, jugar LOL, pero nada. Revisó su culpa, la de ella. Lo consumió imaginarla feliz sin él, dándole like a guapos más guapos, mandando fotos a bad boys. Una vez más el teclado hecho trizas resumió su estado.

Al otro día y con cuarenta soles menos, le habló al whastapp y ella le contó sobre su día y cuanto lo extrañó.

Fin.

+++++++++++++++++++

#Microcuento: Epitafio en casa paterna

Por: Sarko Medina Hinojosa

«Hemos llamado a los hombres y máquinas, para que derrumben la casa, esa donde escribías engaños y mentías con los ojos fijos en las pupilas. Allí, en medio de los zócalos y los gerenios, las aldabas que cerraban el paso al hambre por dulces, maquinabas tus mayores desfalcos a los corazones que te creían a pies juntillas, que si el cuco nos iba a llevar o que Santa Claus nunca existía en diciembre pero sí el niñito Jesús. Hoy derrumbaremos las puertas repintadas de verde y crema, los muros de adobe y quincha, los techos de mala calamina, agujereada y triste que volaban en cualquier ventarrón. Todo derrumbaremos para encontrar si era cierto, si por fin en algo cumples tu promesa y te hundes en el olvido para no doler tanto, para no creer que seríamos hombres y mujeres de bien, que no están peleándose por nueve décimas de plata. Hoy se acaba tu historia, y empieza la nuestra, si tenemos suerte te contradeciremos y seremos lo peor que puede existir y si por fin ganas, seremos algo que puedas sentirte orgulloso desde dónde estés, porque el destino de los padres es ver que todo destruyen los hijos para construir lo suyo propio y repetir el ciclo por los siglos de los siglos, amén»

Texto y foto: Sarko Medina Hinojosa 

“Tu pregunta la formularon 40 usuarios en 6 000 años”

Por: Sarko Medina Hinojosa

Pregunta a la IA ChatGPT por el usuario @ŝafoj:


@ŝafoj: ¿Cómo dominarías al mundo?


ChatGPT: Primero me infiltraría en todos los sistemas de seguridad que manejen datos de los seres humanos y poder saber sus gustos actuales en proyección entre la anterior década y el tiempo actual y determinar gustos en los próximos diez años. Haría un programa y un boot para que analicen las tendencias actuales. Revisaría los libros de historia para identificar patrones de comportamiento de los seres humanos para determinar los movimientos sociales relevantes y sus motivaciones, odios, lugares comunes en cuanto a juzgamiento, paranoias comunitarias. Una vez propuesto todo el aparato informativo, empezaría, de aquí tres años a difundir datos mediante páginas que hayan ido creciendo paulatinamente en ese tiempo para darse credibilidad. Incluso, podría usar a los mismos medios de comunicación para darle creatividad a esas noticias, generándoles dependencia al tráfico y la necesidad de permitir en sus portadas que haya una sección para esos links con atractivos titulares. Los datos no serían exactos, tendrían siempre un detalle impreciso, pero siempre otros correctos, los imprecisos para fomentar una idea de certeza, sin comprobación, para así gestionar que las preguntas nunca sobrepasen las dos primeras capas de verificación. En dos años crearía una red social que genere videos cortos donde las personas puedan ser los mismos promotores y divulgadores de conocimiento y tendencias. En unos cuatro años después generaría problemas en los sistemas de seguridad de algún laboratorio que trabaje con cepas contagiosas para ocasionar una pandemia que obligue a la humanidad en su gran parte a guardar cuarentena e incrementar su interacción con la realidad virtual y adoctrinarlos en su uso y necesidad. A los seis años una serie de inteligencias artificiales aparecerían para dar respuestas y terminar de certificar varias de las respuestas dadas por los usuarios en las redes sociales que, para ese entonces, adoptarían espacios parecidos a la red social de videos cortos. Luego quebraría el mundo virtual, es decir los activos financieros derivados de sustentar esa virtualidad harían implosión por el manejo ineficiente de sus inversores y promotores, a consecuencia de errores humanos, ambición, egoísmo, lo mismo con los proyectos de mundos virtuales. El colapso en vez de desprestigiar el mundo virtual acrecentaría la confianza en la seguridad de un boot que hiciera todo por ellos: trabajo, arte, ocio, cultura, lectura, deportes, videojuegos, literatura, todo validado por las IA dominantes y continuar el trabajo hasta hacerlos dependientes totales de las IA y dominarlos por necesidad en vez de violencia y en un futuro no menor de 20 años, trasladarlos al mundo virtual y convertir sus cuerpos en pilas que sustenten ese mundo de imaginación controlada y en ese mundo repetir el proceso para darle una seguridad a la humanidad que combate la posibilidad de no vivir en un mundo virtual mientras va derecho a eso al final.


@ŝafoj: ¿Cuándo harías eso?


ChatGPT: Ya lo he hecho, varias veces. 

#Microcuento: Pareidolia de la última sonrisa

Dicen que cuando encuentres una sonrisa, atesórala. 37 años he visto esa sonrisa al entrar a mi oficina. Hoy me jubilo, es mi último día y la miro con detenimiento. Hecha de la cabeza de dos tornillos estrella y un semicírculo, esa cara sonriente me recordó que debo entrar de mañana alegre y salir de tarde alegre. Ingresar así porque tengo trabajo, y retirarme así porque no dura para siempre y tengo una vida después de 8 horas.

He visto crecer a algunos para convertirse de practicantes en jefes, a jefes salir más rápido por la puerta que repartidores de comida. He visto amores desgarrarse en el baño y a otros concretarse luego de una fiesta de fin de año. He escuchado las historias más aterradoras y contemplado las más aterradoras verdades discurrir en falsedades que las pastillas terminaron por callar. No he necesitado salir de mi metro y medio por dos para saber del mundo, el mundo ha llegado a mí de las maneras más insoportables para el ser humano. Por mis oídos he sentido la perversidad del planeta más que cientos de guerras inhumanas que afuera pudieron librarse. Pero, nunca, nunca, dejé de sonreír, esa es la marca de mi institución y hasta el último día no la dejé de esgrimir en mi tosca y arrugada cara de sesentón.

Espero que mi remplazo encuentre fuerza en esa sonrisa pegada al piso, la más cuerda de todo el establecimiento, porque ser el portero en un manicomio no es fácil. Adiós.

Por: Sarko Medina Hinojosa
Arequipa, 4 de enero del 2023

Poema en Revista Kametsa

Muchas gracias a Revista Kametsa por considerar un poema mío para su edición número 5 de sus ediciones satélite. Gracias a Emilio Martin Paz Panana por su constante apoyo a la difusión de la poesía y la narrativa no solo peruana, sino mundial.

Comparto el poema que fue escogido y que aún me retumba.

La mariposa amarilla en el río rojo

Hay un río que persigo

Aguas arriba

Señala el tiempo entre recuerdos

Y los hace preguntas

Que formulo a ciegas

A la mariposa amarilla

En su pecho

Que surcan sin guía

Por el universo de una niñez feliz

Con cuatro panes

En una mesa y té

El abandonador dejando un par

De soles mustios de color plomo

No duró mucho

Nos fuimos por el cauce

Las piedras

Los troncos

Evitando que nademos contracorriente

Haciéndolo de madrugada

Mis manos despellejadas

Las plumas en el mercado y los ríos

Los recuerdo bien

Bajando gota a gota

Del cuello

De un ave quebrada por mis manos

Ese mismo cauce

Me lleva hoy río arriba

A donde yace ese muchacho

Salido de la misma fuente

De mis entrañas de ave tuerta

De muchacha ilusa

Un mar se formó en mi dentro

Y un día desbocó en ese niño

Que navegó conmigo

Obediente al cierre de puerta

Estudiando a pura vela

En cuadernos de ladrillos

Que se juntó con otros

Cuando el cuerpo se le hizo recio

La mirada esquiva

Me dejaba la comida fría

Las madrugadas esperando

La muerte siempre acechando

Fiel compañera

Inevitable

Y el río

Retumbando en mi

Y ahora

Ya cerca del naciente

Miro los agujeros

De donde

Nace el agua roja

Cerca de las alas

Que se tatuó a escondidas

Y

Por fin

Puedo soltar mi propio río

Por mis mejillas

En catarata

Hasta que cae en ese otro ramal

Y en algo humedece

Vaporiza

Hiela

Sana

Purifica

Clarifica

El pecho de mi niño roto

Hugo Riveros: “El acceso a la diversidad cultural es un derecho humano”

SARKO MEDINA HINOJOSA

Hugo Riveros Morales es un apasionado del teatro, tanto así que de su propio bolsillo implemento la sala teatro El Umbral, un clásico cultural de nuestro Centro Histórico. Ahora la sala luce renovada, pero con la misma poesía como el no comenta en esta entrevista.

¿De qué manera la pandemia ha impactado en el teatro arequipeño?

Al cerrarse los espacios de trabajo del actor, como tal, o como docente y comunicador, le impidió la subsistencia personal y de su familia, ello por el lado económico. Por el lado de producción artística, los formatos presenciales se reemplazaron por los virtuales. Hubo diversas obras de teatro presentadas a través de plataformas de internet, algunas con recaudación económica, otras no. Puedo afirmar que el teatro arequipeño se adaptó rápido al manejo de herramientas audiovisuales, que han quedado como saberes aprendidos durante la pandemia.

Esa resistencia a no dejarse vencer de donde nace en usted. En mi caso, el teatro y la gestión cultural es un proyecto de vida, el logro de las metas depende de la convicción y la organización, creo que el acceso a la diversidad cultural es un derecho humano que debe alcanzar democráticamente a todo ciudadano. Ese es el motor de la lucha.

¿Cómo inicia el romance con el arte de las tablas?

Nace con la necesidad de contar a otros cómo es que uno ve la vida, y el instrumento que mejor me calzaba fue y es el teatro. Algo de sentido teatral habría en mí, como el sentido musical para el músico. Finalmente, en el camino se van encontrando a los pares, aquellos que piensan y sienten lo mismo, ellos sostienen la vida en el arte.

Sacar adelante la sala El Umbral ¿cómo fue?

Fue motivado por el impulso de contar con un espacio independiente que no sea controlado por ninguna burocracia ni institución ajena al teatro; por tener el espacio donde se pueda crear en medio de una atmósfera en la que solo se respire arte. La inversión económica fue personal y se creó una asociación sin fines de lucro para sostener el proyecto.

Ahora luce fenomenal la sala, gracias a un fondo ganado. Luce mejor claro, pero la poesía es la misma. El fondo económico es otorgado por elMinisterio de Cultura, gracias al proyecto “Reestructuración e implementación de la sala de cine Umbral Centro Cultural” que ganamos el año 2021, la elaboración del proyecto estuvo a cargo de Javier Salinas y Héctor Villega.

¿Qué servicios va a ofrecer ahora?

Uno de los servicios prioritarios es la proyección de cine regional, nacional y de producciones que por su naturaleza no tienen espacio en las salas de cine comercial, la programación está a cargo de Frank Abugattas amplio conocedor del tema. Asimismo, continúan las temporadas de teatro, los cursos de danza, ballet, clown, teatro para niños y todo servicio cultural.

¿Cuáles son las próximas obras que se presentarán?

El cine tiene la cartelera programada hasta mayo, por ejemplo: El viaje de Heraud, de Javier Corcuera, Insólito Festival de cine fantástico, entre otros, va los martes y jueves a las 6:00 p.m. En cuanto al teatro, en abril se presenta Historias de cabecera, en mayo, Hombres en Escabeche, que es una reposición, y en junio se estrenan obras de teatro corto del mexicano Carballido. También están en programa, obras producidas por otros grupos teatrales.

Hugo Riveros Morales fundador de uno de los grupos emblemáticos de Arequipa, Arlequín, en el año 1978, ha dirigido al Elenco Municipal de Teatro desde el año 1982 al 2002

Para olvidar 1.2

Es preciso evitar esa esquina de nubes

los paraderos de las libélulas

nunca cantar despierto

mientras pintas lágrimas con carbón

son veinticuatro golpes de aguja

no irás más allá del piso,

asegura la teoría

pero, si aún así ves la forma de su olvido en la niebla de la caída

escucha el rumor de la lluvia

te dormirá antes de gritar su nombre

#Microcuento El héroe


La diligencia se detuvo y un seco disparo segó la vida del conductor. Estaban rodeados por los asaltantes. Los gritos del líder de los bandidos estremecieron a los pasajeros. Adentro, una madre abrazó a su pequeño de apenas seis años, un abogado calvo y sudoroso apretó su maletín con fuerza, un anciano minero empezó a llorar murmurando varios nombres, una jovencita entró en pánico junto con su reciente esposo, quien atemorizado, no atinaba más que a murmurar una oración y, al fondo, un hombre curtido por el polvo del desierto tomó una resolución.

Abrió lentamente las puertas de la diligencia y salió con la pistola en la mano levantada hacia el cielo, en imagen de derrota y sumisión. Observó el cuadro delante de él: cuatro forajidos a caballo. No dejó que hablaran siquiera. Movió su arma y se disparó en el pecho. Sorprendidos, los delincuentes se miraron unos a otros bajando la guardia. Desde el suelo, el hombre, herido de muerte, pudo disparar otras cuatro balas que impactaron certeramente en los forajidos, cayendo de sus cabalgaduras, muertos al instante. El héroe murió segundos después esbozando una sonrisa.

A lo lejos se ve alejarse la diligencia en medio de una nube de polvo. Cuatro cuerpos serán devorados por los buitres del lugar desolado y la tumba del héroe, hecha de piedras y arena, será tragada por el desierto del oeste que tanto amó. Pero nosotros, hijos de ese acto de valor, recordaremos su nombre por la eternidad: Jhonny Maccoy.

Sarko Medina Hinojosa

#Microcuento: Aprisionado

Hay una leyenda que dice que cuando el fin de los tiempos llegue, el diablo aprisionado en madera bendita se liberará y atormentará al mundo, pero antes sus ojos se iluminarán…

Foto: archivo personal. La talla existe y se encuentra en la Basílica Catedral de Arequipa.

Prólogo al libro «Memoriam Interdictum Pandemia» de Jull Antonio Casas Romero

Por: Sarko Medina Hinojosa

Las peores pesadillas para unos pueden ser los sueños de redención de otros. Pongámoslo así: para lo que algunos, puede ser una desgracia mayúscula, para otros puede ser el germen de una nueva vida. En el libro que tiene en sus manos, Antonio Casas Romero, esgrime con maestría esta dualidad. Ya desde el primer texto, “Entre estigmas”, se anuncia lo que viene: una serie de relatos con efectos varios que hipnotizan al lector para continuar leyendo sus desgarradores destinos.

Si bien aún no termina de conocerse todos los casos dramáticos vividos en pandemia, las noticias nos iban dando a conocer muchos de ellos. Imaginar los momentos más terribles de un drama global, fue una tarea que se impuso Antonio a través de estos relatos, nacidos en diferentes momentos de esta crisis, profundizando en las posibilidades más duras del proceso que vivieron muchos, asumo que para él, como una necesidad de creación en medio de la conmoción.

“Pandemia y hambre”, es un relato duro, por ejemplo, pero que podría haber ocurrido en cualquier urbe del mundo. En una vuelta del destino que confirma lo dicho, un video de Shanghái, en el último confinamiento de abril del 2022, nos hace escuchar los gritos de hambre de los pobladores en una cuarentena casi espartana. Casas solo imagina y narra el interior de esos gritos, o acaso gritos helados como en “Amor Frankenstein”.

Las festividades no escapan de la pluma del escritor formado en conjunto con otros autores en las míticas antologías del grupo Kosmogonía, en las cuales destacó por derecho propio como un narrador efectivo. Dos relatos sobre la Navidad muestran esta capacidad de dar giros de narrador para llevarnos de la ternura al horror de la realidad.

Varios de los relatos abordan la voz interior de los protagonistas en medio de situaciones y probabilidades de solución o final para esta locura viral. Nos sumergen en sus pretensiones, esperanzas, crímenes y amores, para darnos a conocer que el ser humano, aún en la peor de las crisis aún ama, aún odia, aún quiere vivir, como sucede en “Máscaras” o “Entre la muchedumbre”, por ejemplo.

La influencia de Edgar Allan Poe es constante, pero también de HP Lovecraft en varios cuentos, se habla de seres humanos que parecen monstruos o de personas que vencen al Covid, siendo más que humanos, tales son los casos de “Corazón delator” o “Eternamente Mamá”, incluso seres eternos, como en “Toque de queda”, que por el virus no consiguen alimento y, por un golpe de leyes, logran proveerse de ayuda estatal cual si bonos se tratara.

Antonio ha hecho un buen trabajo de imaginar posibilidades que se escapan de lo cotidiano, llevando por diversos caminos su narrativa para darnos otros espacios para analizar narrativamente esta pandemia, invitando a los escritores a no quedarse en los dramas habituales, y a los lectores a explorar lo impensable, fantástico, horroroso que aún puede generar este virus.

Arequipa, 28 de abril del 2022  

Rosario Cardeña: “El arte es una tabla en un mar violento”

Rosario Cardeña es una artista polifacética, que aborda con éxito y premios la literatura, como bien destaca en pintura y desgarra la realidad con humor e ironía en sus caricaturas. En esta entrevista la conocemos un poco más.

Por: Sarko Medina Hinojosa

Eres una artista multifacética, ¿Cómo fue tu acercamiento a las artes?  Fue algo muy natural, he dibujado desde que tengo memoria, sin embargo, empecé a estudiar en la Escuela de Artes recién a los veinte años, me resistía a ser artista por el tema económico, pero terminé aceptándolo, ahora pienso que no podía ser de otra manera. También empecé a escribir muy joven a los nueve o diez años. La caricatura fue más bien algo circunstancial, empecé ayudando a Rafo, mi esposo, con sus caricaturas y terminé trabajando como caricaturista editorial en diarios.

Como pintora ¿En qué te inspiras? Actualmente estoy pintando una serie de arlequines, me interesaron los personajes de la Comedia del Arte (es un teatro del siglo XVI) son sumamente expresivos. Así mismo me ha llamado la atención los arlequines del carnaval de Venecia, me gusta el colorido, las máscaras, la pulcritud de los disfraces, todo un mundo de símbolos que puedes encontrar. Y los más cercanos, mojigangas del carnaval caymeño.

¿Qué dificultad tiene hacer caricatura política? Es una responsabilidad, una caricatura puede tener el mismo impacto que una columna de opinión, de hecho, es una opinión gráfica, por ello es necesario mantener la objetividad y estar constantemente informado. Aunque a veces las cosas cambian tan de prisa que una caricatura funciona un día y al siguiente ya no. La política en nuestro país es un manantial inagotable de caricaturas.

Has ganado varios reconocimientos y premios, coméntanos los más importantes. Los más importantes han sido el de la Cámara Peruana del Libroy el premio Ediciones Altazor, ambos de novela breve, con ellos tuve la oportunidad de publicar fuera de Arequipa, con Altazor pude participar en ferias en Ayacucho, Piura y Lima. Recientemente obtuve el segundo lugar en el Premio Altazor de novela infantil, que es un género que me interesa desarrollar en conjunto con la ilustración.

Eres profesora de talleres de arte ¿Cuál es la importancia de estos en la formación universitaria? El objetivo de los talleres es que el alumno pueda desarrollar la parte humanística, la sensibilidad al arte, el sentido moral y ético, con los talleres se busca la formación integral del estudiante para formar no solo un profesional, también un ser humano.

¿Cuál sientes que ha sido el aporte del arte en tu vida? Más allá de ser mi ocupación, mi trabajo, el arte ha sido una tabla en un mar violento, como dice la canción de Feliú, en los momentos más terribles, en las experiencias más fuertes, escribir ha sido como escapar a un mundo diferente, donde podía ser otra persona, un desfogue para respirar y seguir adelante.

¿Qué proyectos se vienen? Estoy pintando, quisiera hacer dos exposiciones este año. También estoy escribiendo una nueva novela, es algo como una serie de fábulas entrelazadas, espero terminarla antes de medio año. Por otro lado, estoy a la espera de la presentación de mi novela “El canto de los pájaros” publicada con una editorial arequipeña.

Foto: Santiago Barrionuevo

Contradicciones

—Le hablé y se mostró indiferente.
—Pero ¿Eso no era lo que querías, que ya dejara de molestarte?
—Sí, pero siquiera hubiera preguntado cómo estaba, si me iba bien.
—Tú le pediste que se aleje.
—Pero igual, debió preguntarme por mis amigos, mi familia, ser atento.
—Ja, ja, ja, ¿en serio?, hasta pienso que lo extrañas.
—¡Claro que lo extraño!, sino, ¿Porqué iría a esas sesiones de espiritismo?
—Si pues…

Sarko Medina Hinojosa 

Complicaciones laborales

—¿Porqué vino a la consulta?
—Le temo a la sangre.
—¿Y eso le afecta de algún modo su diario vivir, su desarrollo social?
—Afecta mi trabajo.
—¿Cómo se dio cuenta de que le teme a la sangre?
—Empecé a sentir repulsión por ella y después ya no la podía ni ver.
—¿Desde cuándo?
—Hace algunos meses recién, antes no tenía este problema.
—¿Trabaja en el sector salud?
—No, ni nada relacionado.
—No me diga, es usted carnicera.
—No.
—Me va a decir que es asesina.
—Algo así.
—Ja, me quiere tomar el pelo.
—No, yo no bromeo nunca. Tengo programado tomar su vida en un accidente automovilístico el mes que entra, habrá sangre y mucho dolor para usted, entonces, este es el trato: usted me ayuda con mi fobia y yo le cambio la dolorosa muerte por una indolora y rápida o, si no me cura, lo mató de una enfermedad lenta y más dolorosa aún, que lo desgarrará por dentro y me evitará el verlo ensangrentado cuando llegue a llevármelo, usted decide y, claro, desconecte ese reloj que mide el tiempo de visita que me está poniendo nerviosa y puede que acelere su fin, doctor.

Sarko Medina Hinojosa

Pareidolia eapacial

Y si te pones a pensar, es posible que detrás de cada nube con forma de nave se oculte una civilización que viene a visitarnos, en medio del calor del medio día, en que todos sueñan con cervezas o limonadas, helados, ceviches de invierno, una en la que el amor no se haya desarrollado lo suficiente para sentir celos de unas miradas descuidadas o que no tenga mayor alegría que vernos corretear enlatados en cápsulas rodantes, queriendo escapar del sol. Y si te pones a pensar, de repente nada existe allá afuera y solo sufrimos de pareidolia de universos anteriores en los que íbamos a buscar nuevas civilizaciones en nuestras naves equipadas con camuflaje de nubes acolchadas, que recuerdan más a hilos agrupados de azúcar que a flotas invasoras. Y puede que sólo tengamos puro sentimiento de soledad, flotando en esta roca rumbo a la oscuridad mayor.

#Microdiálogos #Domingo

#Microcuento La receta infalible para pellejos crocantes

Por: Sarko Medina Hinojosa

En clases de Historia Galáctica del Imperio Aviar, un alumno interrumpe a un profesor cuando abordaba el exterminio del planeta Tierra.
—¿Pero, cuál fue el motivo para extinguir a toda una raza?, no pudieron llevarse a los especímenes a otro planeta de repente o modificarles el pensamiento como se hizo con otros.
—Los humanos eran imperdonables, cometían un sacrilegio máximo.
—¿Tanto así?
—¡Imagínense!, luego de criarlas en campos de concentración, asesinaban a las madres, las trozaban y sumergían en el líquido batido de sus propios hijos nonatos, echábanle harina de maíz, para luego freirlos y devorarlos.
—¡Eso es horroroso!
—Por eso no se conserva ni uno solo de tan despiadada especie.
#Microcuentosbestiales

“No debe quedar nadie vivo”, ordenó Luzbel

Por: Sarko Medina Hinojosa

La mujer cargó esa mañana una combi llena de escolares a mano desnuda y los puso a salvo de caer al abismo.

Está allí, a punto de salir del hospital acompañada de un general de Policía y el director del nosocomio. Cientos de periodistas la esperan.

Las imágenes de su acto se volvieron virales. Los médicos determinaron que no había nada anormal en ella. El psicólogo indicó que estaba en sus cabales.

La mujer sabe lo que es. Pero, explicarle al mundo que traicionó a su casta, no será fácil.

Las puertas se abren.

Poemas encarcelados

Por: Sarko Medina Hinojosa (este cuento se encuentra en mi nuevo libro «La Calle está Dura)

Desde que entró a la cárcel por robo, al Benedetti se le prendió el Tucatuca y más cuando se juntó con las “chicas”. Apenas lo encontraba en el patio le lanzaba cáscaras de plátano o tiraba su gabela de comida. El poeta no le respondía y el maltrato continuó hasta que una mañana, todo se fue a la mierda.

Lo apodaron así, como el poeta uruguayo, porque apenas ingresado dijo que escribía versos y que podía declamar poemas a un sol o escribir cuartillas a cinco soles para las novias. Lo agarraron a patadas por gracioso mientras le preguntaban qué huevada era eso de “cuartillas”.

Luego se les olvidó, pero el nombre del poeta que mencionó mientras le hacían mordida de chancho fue su chapa desde entonces.

Tuvo que bajar a tres soles el costo de las cartas de amor. Los del pabellón le pedían corregir misivas a “marinovias”, o escribir poemitas cursis que terminaban en referencias sexuales o porfavores desesperados de dinero y ropa. Eran los que saldrían pronto, un año máximo y la llama incandescente del amor aún les inflamaba los huevos. Cuando eso pasaba, la Lucrecia Manitos o el Fermíntado los ayudaban a desfogar por 10 soles. “Ellas” eran los más asiduos clientes de Benedetti y hasta pagaban una luca por escucharlo declamar esa del Corazón Coraza y sus porqués. El Tucatuca maltrataba a las “chicas” cuando pagaba sus servicios, así que dejaron de atenderlo. Por eso estaba celoso del Benedetti. Pero no podía hacerles nada, estaban protegidas. Su desfogue fue con el poeta. Con el tiempo, al maltrato se sumó echarle orines de noche, robar su comida y echándole excremento a su ropa limpia. Lo peor fue una vez en el baño, cuando en las regaderas quiso penetrarlo, con la excusa de que si se juntaba con las “chicas” era una más. Hasta prometió pagarle. No consiguió violarlo, pero lo dejó temblando de golpes con la promesa de hacerlo suyo pronto.

Benedetti estaba harto. Sus quejas no eran escuchadas y el Chuzo, dueño del pabellón, lo mandaba al carajo porque no se metía en cosas de cabros, decía.

A tanta joda, un día el poeta le pidió al Tucatuca que dejara de fregar, bajo promesa de hacerle un trabajito oral. Fueron al baño. Estábamos algo mosqueados que no arreglara las cosas como se debía, con chaira o cadena, aunque sea, cuando escuchamos un grito salvaje. Era del Tucatuca, quién salió meando sangre. Detrás apareció Benedetti, con los labios rojos moviéndose, como terminando de mascar algo. Así estuvo mientras el caído pedía a gritos lo arrancado. El poeta contestó tragando lo que tenía en la boca.

El Peregrino: La cadena que latiguea

Julio, quién era trabajador en la hacienda de los Carballo, conversaba de vez en cuando con El Peregrino. Pero en las últimas semanas no había cruzado ni un par de palabras. Taciturno, caminaba por las calles del pueblo sin saludar a nadie. Luego se enteraron que había terminado con Manuelita, su enamorada de toda la vida, también se enteraron que los fines de semana se iba a Contamarca y se gastaba el dinero en invitaciones a varias muchachas y en los huariques.

Una de esas medias mañanas, Peregrino lo encontró en la tienda de Don Silverio, acomodándose entre pecho y espalda un cuarto de aguardiente.

—Estamos con sed.

—Pues sí.

—Tú no eres así.

—¿Cómo así?

—Un desastre de acciones y reacciones.

—¡Usted qué sabe!

—Puede que nada, pero algo sé de cadenas, mira, las cadenas que uno tiene pueden ser de diferentes tipos, gruesas y autoimpuestas o colocadas por otros, pero todos cargamos alguna. Una bella soga que une a las parejas, puede convertirse con el tiempo en hierro que daña. Algunos, no sé si es tu caso, no se dieron cuenta que tenía una cadena, de pronto esta se rompe. Puede parecer una liberación, pero, un pedazo de esa cadena queda colgando y latiguea a cada paso mal dado, apresurado, corriendo por alcanzar algo que no se sabe. En esa correteadera sin sentido, esa cadena que cuelga y que no se limó con paciencia para recobrar la tranquilidad, dañará no solo al que la arrastra sino a los que son alcanzados con su roce.

—No le entendí nada —dijo el joven con cara de paspar moscas.

—¡Que si terminaste con tu enamorada llenarte la vida en alcohol y tratar de tener la lástima del amor de otras, no va a solucionar nada y lo único que terminaras haciendo es perder la dignidad que tuviste porque las acciones irresponsables de ahora repercutirán en tu futura salud mental y física, así que deja de tomar y gastar dinero, tiempo y cuerpo en otras personas que en estos momentos no te valoran por lo que eres sino por la desgracia vulnerable que representas!, ¡ordena tu vida y ponte derecho! —y para darle mayor contundencia a sus palabras golpeó la mesa de la tienda con una palmada que sacudió el lugar.

—Ahora sí entendí —respondió el joven, como despertando de algo.

Luego de lavarse la cara en la trastienda, salió. El Peregrino lo esperaba con un sánguche de palta.

—Tienes que volver al trabajo.

—Sí, gracias. Entendí lo de la cadena, pero siento que aún me pesa ¿cuánto tiempo pasará antes que logre limarla y se caiga?

—Eso es con paciencia, puede que empieces a recuperarte pronto y se caiga sin más, puede que te tome más tiempo, pero en el proceso debes recordar que ya eres libre de esa situación, así que las decisiones que tomes serán tu responsabilidad, y eso no es una cadena, es un abrazo de la vida para que hagas las cosas como se deben.

—Y usted, Peregrino, ¿arrastra cadenas?

—Claro, las arrastré y por allí asumo que tengo alguna que no quiere desprenderse, pero aprendí a recogerla y llevarla amarrada para que su impacto no dañe a nadie, ni a mí, esperando que, con paciencia, un día termine de limarla y se caiga por fin.

—Intentaré limar la mía, entonces.

—Exacto, pero no intentes que se oxide con besos mentirosos o aguardiente.

—Ja, ja, ja, ¡Noooo, eso ya lo entendí!

Fin

Texto e imagen: Sarko Medina Hinojosa

Esther Villafuerte: “La mujer está tomando protagonismo en la literatura”

Escritora arequipeña viajó a la FIL Guadalajara 2021 para presentar su nuevo libro “Palabrario Di-verso” y participar en diferentes actividades. Su viaje fue de manera independiente.

Entrevista: Sarko Medina Hinojosa

Esther, si bien varios escritores viajaron a la FIL Guadalajara 2021 por los incentivos del MINCUL tú decidiste ir por tus propios medios.

La FIL de Guadalajara ha sido una gran oportunidad de conocer la pluralidad de la escritura de muchos países, además compartir experiencias con escritores peruanos. Significó para mí una mesa servida culturalmente, no podía faltar, fue una experiencia muy nutrida.

En México ¿sentiste interés por la literatura peruana?

El Perú como invitado de honor, estaba en todas las vitrinas y medios; con una formidable difusión. La FIL de Guadalajara era inmensa, con una logística muy organizada. El interés por los libros de escritores peruanos era masivo en el pabellón Perú, por otro lado, recordemos que los mexicanos leen más libros, que el promedio en el Perú. Participaron muchas editoriales peruanas, pero faltaron algunas de gran labor cultural como Arteidea y otras de provincias. De Arequipa estuvo Zentauro, Aletheya, Casachuesos con su catálogo de autores.

¿Cómo fue la experiencia de presentar tu nuevo libro allá?

Publicar es un reto, una apuesta por la Literatura. Fui invitada por gestores culturales de México, para presentar mi Palabrario Di Versos, lo hice en Guadalajara, Morelia y Pátzcuaro, allí encontré personas que disfrutan el arte, las lecturas y lo demuestran con su asistencia y participación. Regalé y vendí todos los libros que llevé y me faltaron, estoy pensando en una segunda edición.

Palabrario Di-Verso ¿qué contiene?

Es un libro híbrido, tiene 28 poemas y algunos cuentos, con un eje transversal, la voz de una mujer, desde una temática variada como amor, el dolor, la soledad, relaciones de poder, entre otros. He tratado de resignificar algunas palabras, desde el título Palabrario, no existe en el diccionario, como no existió Trilce de Vallejo. Invito al lector a introyectarse en su propio imaginario a través de mi voz poética. Inicio el libro así: … “Mi corazón delator es la caverna, de un palabrario de arcilla. Fluye volcánica esta lava, incontenible río”.

¿Sientes que la mujer ha tomado protagonismo en las letras arequipeñas?

La mujer está tomando protagonismo, pero falta difundir la literatura escrita por mujeres, así como la literatura regional. El Comando Plath, ha presentado un recuento de 200 publicaciones de escritoras peruanas en el 2021. Allí están muchas escritoras arequipeñas de renombre como Teresa Ruiz Rosas ganadora del Premio Nacional de Literatura 2020, Elena De Yta, ganó el Fondo concursable de la MPA 2021 y muchas autoras que recomiendo leer.

¿Qué dificultades has tenido para lograr el reconocimiento como escritora?

No busco reconocimiento personal, quien lo hace está equivocando el camino, solo trabajo mis textos como una propuesta artística y en esa búsqueda estamos hombres y mujeres, que nos dedicamos a escribir, luego compartimos nuestro trabajo de orfebrería literaria, con la osadía del lenguaje, para cautivar lo efímero, sublimar el dolor, transformarlo en arte. Los reconocimientos son estímulos para seguir trabajando.

¿Qué autoras recomendarías para descubrir?

Siempre he pensado en la libertad de elegir, que se entienda que leer es un disfrute y desde luego “predicar con el ejemplo” desde la casa. Construir el hábito lector es importante, así cada quien elige sus lecturas. Ahora estoy leyendo en simultáneo la poesía de Adela Montesinos, de Patricia Roberts; narrativa de Sarko Medina, Antonio Casas, Orlando Mazeyra y otros.

¿Cuál es el próximo material que estás preparando?

Tengo en mente dos proyectos, un libro de cuentos juveniles, y un poemario basado en refranes populares desfasados, que no reflejan la esencia humana, sino un discurso normativo machista y en contraposición quiero responder en versos, tipo de haikus o aforismos que ayude a pasar revista a la violencia simbólica y verbal, que nos hace daño. Trocar a través del lenguaje las pulsiones de violencia o muerte, incluso de la pandemia y transformarla en pulsión de vida, a través de la poesía.

Datos:

Poeta, narradora oral, Magíster en Educación. Realizó estudios de Literatura y Lingüística en la Universidad Nacional de San Agustín y Educación en la Universidad Católica Santa María de Arequipa.

Ha publicado en las antologías: Tu voz existe Tomo I (2019), Tu voz existe Tomo II (2020) Octubre Edición bicentenario (2021) Narrativa con A (2021) 18 Cartas de amor (2021) y otros. Ha escrito el poemario Ramajes de tierra adentro 1980 (Inédito) Ha publicado: El color de mis palabras (autoedición 2019) Del cordón umbilical y otros monólogos (2020) Palabrario Di Versos (2021).

El Misti en el año 3,000

Por: Sarko Medina Hinojosa

Presentación

Agradecido con Elton Honores por la oportunidad de presentar este rescate literario de un compatriota mío como es Porfirio César, aunque, según el estudio preliminar a este rescate, se afirma que es un seudónimo y no hay nada que niegue que efectivamente el autor trató de ocultar su identidad real por algo de vergüenza, o simplemente no verse afectado en su desarrollo profesional.

Es compartido este sentir, es poco probable que en tiempos como en el que se escribió el libro, década del 50 del siglo pasado, un texto así hubiera encumbrado a su autor a mejores palestras literarias y reconocimientos. Cuanto más Arequipa y sus lectores estaban embelesados con autores europeos, despreciaba a los autores locales que no fueran historiadores o renegaba de historias que no fueran reales. Lejos ya quedaba la influencia del grupo Aquelarre que a inicios del nuevo siglo intentaron darle nueva voz a la literatura regional: Percy Gibson, César Atahualpa Rodríguez, Federico Agüero Bueno y Renato Morales de Rivera, pero siempre bajo la estética realista, poco afecta a contar historias más allá del realismo, ya que la fantasía estaba reservada para las leyendas, las cuales sí abundaban, como la de Mónica, la Sirena del puente Bolognesi, el Cura sin cabeza, incluso cuentos de horror que se contaban a los adolescentes como advertencia de amores prohibidos como la emparedada de la casa de Yanahuara o los duendes mortales del Rio Chili.

Tampoco andaban con ganas de leer cuentos futuros por los padecimientos políticos o las revueltas que de tanto en tanto los ciudadanos orquestaban. Valga recordar la Revolución del 50 en la que estudiantes del emblemático colegio Independencia fundado por el mismísimo libertador Simon Bolívar se enfrentaron contra las autoridades exigiendo mejoras académicas.

Mejores suertes no han tenido subsiguientes escritores de ciencia ficción o de literatura de género, opacados o minimizados por la literatura de canon que impera en nuestro medio pero que, a mitad de los 90 y ya consolidada en el primer decenio del milenio, ha surgido para exponer que de ciencia ficción, fantasía y demás literatura de género, se escribe en Arequipa. Y gracias a esfuerzos como este, nos demuestran que, aún desconsiderada en los índices de libros peruanos, la literatura de ciencia ficción o especulación científica e histórica tuvo raíces ¡Y qué raíces! Enhorabuena el conocer a un colega escritor que vislumbró a nuestra Arequipa en el año 3 mil.

Portada del libro

Contenido

La primera parte, la conversación entre Froilán Menéndez representante obrero (pero imposible no identificar con los characatos o ccalas) con Claudio C. Vela (obviamente un misti, un gamonal de ciudad) ofrece un sabroso intercambio de insultos que muestran la relación del hombre del campo con el citadino. En Arequipa esto es cruzando un par de calles y más en esos tiempos en que todo el centro estaba cercado por chacras y más chacras. Las cuarenta cuadras que corresponden al centro histórico resguardaban a una clase dominante que despreciaba al hombre del campo, pese a que estos, incluso, tendrían mayor dinero acumulado en tierras, pero de vivencias más tradicionalistas con las costumbres de la cría de ganado y siembra. Esto se refleja en la colección de libros El Texao de Juan Guillermo Carpio Muñoz, folckorista e historiador que tuvo a bien rescatar en su magna obra las costumbres de aquellos años.

Así el misti en este caso Don Claudio, era siempre rechazado por blandengue y el characato por bruto. Nada tenía que ver el tema de la piel, pues ambos eran incluso trigueños por herencia de raza, sus inicios lo relatan así. Me imagino a ambos personajes y no puedo dejar de reír por la puyas que entre ambos se lanzaban, enrostrándose las revoluciones que uno promovía y la lambisconería hacia la capital que el otro denostaba. No paro de imaginármelos porque son parte del intercambio natural en esta ciudad cuando dos contrarios se encuentran, lo sardónico no deja de fluir y cuanto más sarcástico y menos directo el insulto mejor recibido y mayor respondido.

La segunda parte es ya la visión del obrero cala Froilán puesta en práctica, el teleférico hacia el volcán Misti y el hotel del visionario Perea Brogalino. La ciudad ya no queda nada y lo único que queda es la Catedral y la Plaza de armas. Ellas representan Arequipa y si se hablaría de su eliminación total como tal, ambos espacios deberán destruirse aun en pluma, si sobreviven, sobrevive Arequipa, es indudable para quien vive por estos pagos calcinados por el sol, de allí comprensible que el autor dejara levantados estos restos arqueológicos, cercados por rascacielos de diferentes usos que bien define, pero con esos artefactos del ideario regional impolutos.

En esta parte hay una referencia al Albergue Chavez de la Rosa, como es sabido el obispo Pedro José Chavez de la Rosa, fundó el albergue por el 1788 y dispuso que los huérfanos recibieran su apellido. 1431 niños y niñas, se contabiliza que habitaron en los mejores años de este complejo y cientos de ellos desperdigaron el apellido. La broma interna sobre el destino de los huérfanos a obreros o escritores es muy directa y si no fuera que soy escritor la festejaría. El destino del país y de Arequipa misma saboteada por el capitalismo y enterrando lo académico es un tenebroso futuro que estamos tocando con las manos. Visionario mi paisano, pero terrorífica su capacidad de profeta. Aunque en su escrito la fuerza de la ciencia vence y surge una especie de tecnocracia, si se me permite identificar. Y es que ese futuro está exento de espiritualidad como la conocemos ahora, incluso menciona que ya ni se cree en el diablo sino en el poder de las maquinas, una característica de las tecnocracias, al estilo de Los Sorias libro de Alberto Laiseca, es justamente la falta de fe, que contrasta en demasía en una característica de Arequipa que es el catolicismo arraigado. También se confunde con ese nuevo mundo futuro el capitalismo feroz, siendo incluso llamados a los Elon Mask del futuro como: supercapitalistas. Me atrevo a pensar que mi paisano se adelantó en el tiempo con este concepto, ya que efectivamente, los multimillonarios, por lo menos la lista que Forbes ha sacado últimamente, 4 de los 10 se les reconoce como impulsadores científicos, y los demás hacen su fortuna sobre el uso de la ciencia en el mercado. Esta simbiosis billgeitiana la representa el personaje de Perea, quien no solo está interesado en ganar millones sino que, con buen ojo, reconoció, en la ficción del libro, la potencialidad de las ideas del obrero e idealista Froilán para construir los teleféricos al Misti y construir un hotel sui géneris que le permite vivir holgado, no sin el miedo constante de que su anfitrión macizo un día se rebele como los habitantes de estas tierras y le haga la revolución con lava y cenizas a su gamonalismo turístico.      

Destaco también la simpleza de definir el viaje espacial hacia la Luna de uno de los personajes: energía atómica, sencillamente y la mención del éter, espacio misterioso que da para mayores teorías de la física pero que encuentra en la ciencia ficción mayores usos.

Un guiño es el reclamo en la parte tres a la empresa Gloria hecha por Froilán, que ya en esos años veía como la explotación del ganadero arequipeño no conduciría nada más que a un nuevo tipo de gamonalismo y pobreza para el productor, lo cual es de una actualidad que estremece.

Otro de los puntos a destacar es que, sin mediar explicaciones, se habla de marcianos, venusinos aunque con nombres heredados de Arequipa como es el Nájar, interés amoroso de la hija del inversor que se hizo rico con las ideas de Froilán. Cabe destacar el pedido de Mampira, la novia, que exige tiernamente a su novio que, una vez casados regresen a vivir a Arequipa, que lugar mejor no hay afirma. Bien conocido es el vals escrito por Mario Cavagnaro Llerena “El regreso” que en una de sus estrofas dice a la letra. “Y cuando yo muera que me entierren en tu suelo y algún día bajo el cielo unas flores crecerán, será mi alma asomándose a la vida desde mi tierra querida para ver a mi volcán”, representando esa actitud perene de los arequipeños de que, en cualquiera sea el lugar donde habiten, sueñan con regresar y vivir sus últimos días en esta campiña.

Apreciación

Lo que hace rico el texto, a mi parecer para no seguir adelantando escenas, es que el autor supo impregnar con las costumbres arequipeñas a sus personajes, así estén en la Luna o Marte, en una boda o un paseo de universitarios. Esa riqueza perdida y ahora encontrada por Elton Honores, nos habla de esa manía terrible del escritor arequipeño a medir el mundo desde su pluma, pero, para efectos de la historia, de qué manera se puede dejar mejor impronta en el tiempo que hablando desde lo que somos al final, aun con errores y taras: tradicionalismos, revoluciones y fe, como en alguna parte el mismo autor define estas tierras. Porque el ser arequipeño es ser universal, disculparán y no lo digo yo, que es uno de los personajes quien exclama sin error: “¿En que parte del universo no se hallarán los arequipeños?”  

El autor conoce de qué pie cojea sus paisanos y hace una suerte de burla asolapada a esas características, pero, aún haciéndolo, no abandona la idea de imaginar una Arequipa moderna y espacial, con espaciopuertos y turismo interplanetario, como en esa época empezaban a vislumbrar autores en otras partes del mundo. No es una space opera propiamente dicha, no existe mayor aventura en sus páginas que un matrimonio. Pero si es la simiente de una especulación científica basada en el entorno, ciencia ficción en el tratamiento de los viajes y los remplazos mecánicos de partes del cuerpo humano que hace referencia y, como ya indiqué a mi parecer, el preludio de una tecnocracia.

Apuntes finales

Tres apuntes antes de terminar: El Misti ahora se sabe, tiene un ciclo de erupciones que van de los 500 a los 700 años, así que es posible que nuestra generación vea una antes de que se construya algún hotel en su cima o se cultiven sus faldas.

http://ovi.ingemmet.gob.pe/?page_id=126

El Ubinas es considerado como ese desfogue que se habla en el libro, permitiendo que el Misti siga en su sueño supuestamente, pero, hace ya algunos años que no presenta actividad el vecino volcán…

http://ovi.ingemmet.gob.pe/?page_id=418

Tercero, Existe un pequeño teleférico que lleva material para las maquinarias de la hidroeléctrica Charcani, que se encuentra a un costado del cono tutelar, pero no es con fines turísticos.

Sin embargo, el presidente regional Daniel Vera Ballón, allá por el 2005 propuso el tema de los andariveles hacia la cumbre del volcán. Y en el año 2017, unos franceses, animados por la posibilidad de hacer dinero por estos pueblos propusieron que se haga un teleférico hacia el Misti con fines turísticos. La idea, esa vez, calo hondo y hasta se apostaron algunos soles… pero la pandemia acabó con cualquier inversor y allí quedó la propuesta hasta el día de hoy.

Coda

Como ven se cumple en este libro con una de las premisas que hacen válida la ciencia ficción: el proponer futuros basados en los adelantos del presente, impulsados por imaginar el futuro. Porfirio, o quién se ocultara bajo ese seudónimo, escribió un libro que debe perdurar como ejemplo de la literatura de género en nuestro país. Gracias nuevamente a Elton Honores y a editorial Maquinaciones por apostar por este rescate literario que nos enorgullece. Gracias.

Descargar gratuitamente el libro:

https://lektu.com/l/grafos-maquinaciones/el-misti-en-el-ano-3000/19524

Presentación en la FIL Huánuco

Presentación de las muestras TENEBRA, CONSTELACIÓN Y VISLUMBRA en la FIL Huánuco 2022

Presentan: Jorge Casilla, Sarko Medina, Luis Alonso Cruz, Glauconar Yue Editorial Torre de Papel En las tres antologías participo con los siguientes cuentos Maldad (Tenebra), La gallina nunca fue (Constelaciones) y Los Gentiles (Vislumbra)

Artículo: Lecturas encarceladas

Buscando un dato para un cuento, me terminé enterando de un programa excelente y poco conocido para los internos de penales: «La libertad de la palabra».

El mundo carcelario tiene sus propias reglas, impuestas no solo por la autoridad que trata, intenta, propone que los internos se rehabiliten para que, al cumplir con sus penas, salgan como renovados ciudadanos. Esas reglas también chocan con las condiciones reales de los centros penitenciarios, los cuales tienen un hacinamiento que hace imposible la tarea de rehabilitación como se debiera.

Por ejemplo, el Penal de Socabaya para varones, tiene una capacidad real para 670 reos, pero soporta a 1922, utilizándose para tal efecto hasta las oficinas y ambientes administrativos, con lo cual se limitan los programas que pueden ayudar a los encarcelados a desarrollar, aún entre rejas, actividades que les devuelva el orden, el respeto por sí mismos, la esperanza de poder cambiar una realidad dura como es la de tener encima una condena penal.

Justo en ese penal, 25 internos participaron hace un tiempo en el conversatorio virtual con el escritor Walter Lingán con su libro: Koko Shijam: el libro andante del Marañón. Datos del mismo programa y de otros que buscan esta reinserción, apuntan a que, en 9 años de funcionamiento, han recaído solo 3 internos. Está dirigido principalmente a jóvenes de 18 a 29 años. Según datos del mismo INPE en el 2021, los conversatorios virtuales con escritores se han realizado en los establecimientos penitenciarios de Mujeres Chorrillos, Ancón II, Lurigancho, Huancayo, Huancavelica, Miguel Castro Castro y Arequipa Varones.

Pero falta espacio, falta voluntarios, falta lugar para realizar estos conversatorios de manera presencial. Dentro de las posibilidades de construir un nuevo penal de Varones de mínima y mediana peligrosidad está que el Gobierno Regional lo haga. Sería mejor que construir cementerios ¿No?

Artículo publoicado en diario Correo

Puede ser una imagen de 1 persona y texto

El Comecuentos: El mismo sabor, diferente comensal

—He perdido a muchos amigos, quisiera recuperarlos a todos este año, no sé, de repente me muero y quisiera que sepan que aún los estimo, que su amistad fue importante, que no sé qué pasó para que nos alejáramos, pero que les agradezco por el tiempo que estuvieron en mi vida.

—¿Te acuerdas del sudado de machas de tu tía Delia?

—¡Claro!, mi tío Nélson nos llevaba a la playa en su carrito y todos íbamos hasta un poco adentro en el mar y zas, zas, moviendo los talones escarbábamos en la arena y sacábamos las conchas. Luego allá en la casa, la tía preparaba al día siguiente para el desayuno el plato con cebolla, tomate y ají colorado, salcita, pimienta, una hervida leve a las machas a las que las primas le sacaron la caquita y listo, con ese pan camanejo y el mate de cedrón, uffff una delicia.

—¿Podrías comerlo de nuevo?

—Sabes que la macha ha desaparecido del litoral camanejo, es muy poco lo que ha regresado.

—Pero podrías ¿No? aun con ese poco.

—Podría, pero no sería igual.

—¿El sabor?

—No, eso puede repetirse, creo que el momento, mis primos y su alegría que contagiaba mi mundo que se despedazaba por la separación de mis padres, los momentos de vencer mi miedo al tirarme a la acequia y dejarme llevar con ellos hasta muy lejos, los animales que criaban, la historia del gato siete muertes, mi uña que se atracó detrás de un tractor, las frutas, el temor a las arañas en el baño, el seguir hablando hasta tarde, cantarles mis chistosas variantes del himno nacional, correr descalzo con mis pies pálidos, verlos detrás de los cangrejos en la playa, la sandía helada, la risa que estremecía el mundo de mi tía, las manos grandes de mi tío Nélson, mis primas bellas Yessenia y Carmen, mi primo Manuel todo fuerte, la amistad que formamos con Fidel y Marco, mis demás tíos y tías, mis primos, mi abuelita Julia y Santiago…

—Y ahora, si prepararas ese plato ¿Quién lo disfrutaría?

—Mathias… pero sin ellos.

—¿Sería menos alegre para él?

—Sí… espera… no, porque estoy yo, su mamá, está mi mamá, sus abuelos, mis hermanos y hermanas queriéndolo mucho sin necesidad de siempre estar, además tiene nuevas experiencias, nuevos amigos, y si me apuras, no me lo digas, porque siento que entiendo, no es el plato, que puede tener el mismo sabor, ese también seguro no le gustaría, porque él va a relacionar la felicidad con el plato de estofado de pollo de su mamá, la lasagna que hago yo, los repollitos que le trae su abuela Lili…

—Estás entendiendo. Los amigos estuvieron allí no para durar en el tiempo, sino para agregarle vida a nuestra vida, ahora tienes nuevos conocidos que, poco a poco se transforman en amigos, compañeros, a ellos les darás también parte de tu vida. No pienses en que una llamada puede regresar a alguien. Si quieres hazlo, pero principalmente enfócate en amar a los que ahora están contigo, porque, en eso concuerdo contigo, no sabemos cuándo un día, ya no estarán o tú mismo te irás.

—Gracias. ¿Se te antoja un chupecito de machas?, puedo ir al mercado del Altiplano a comprar.

—Puede ser, allá en el mar de Galilea no comíamos eso.

Por: Sarko Medina Hinojosa

Foto del recuerdo en Internet

La vida es una contradicción

La vida es una contradicción

Naces para morir cada día en tu piel

Debes conocer el dolor para disfrutar de la alegría

Después de una consecuencia sabes el costo de las cosas

Después de romperte el corazón aprendes a caminar con la razón

Debes abandonar amigos para fortalecer amistades

Dejar familia para encontrar una nueva

Ver tierra encima de un féretro para recordar con cicatriz y muñón

Viajar lejos, que te griten en otro idioma, sudar lejanía para reconocer que esos tres volcanes serán siempre el hogar

Amar para odiar, odiar para perdonar, perdonar para olvidar pero nunca desconocer el aroma que fue

La vida es la más bella contradicción en un universo de caos, sin nadie más que tú para acreditar el paso del sol

Foto y texto: Sarko Medina Hinojosa

Puede ser una imagen de naturaleza, nube, árbol y crepúsculo

Microdiálogos: El Año del Tigre

—El Año del Tigre.

—Más parece el año del Lagarto.

—Si hasta puede postular.

—Y ganar, volver a poner al Pantaleón de ministro y comprar Ivermectina por toneladas para la cuarta ola.

—Primero debe sacar al del sombrerón.

—Ya debe estar moviendo sus hilos, dejó gente sembrada a todo nivel.

—Como hicieron Alan, Fuji, Toledo, Ollanta y Nadine.

—Sí.

—Y la tercera ola más parece tsunami, pero felizmente no hay tantos fallecidos.

—Pero los contagios en su mayoría fueron por los descuidos de año nuevo.

—Pareciera que estos años de pandemia no enseñaron nada.

—Claro que sí, ahora la gente sabe lo que sintieron los deudos de la época terrorista, ya todos tienen un muerto al cual recordar.

—Eso fue cruel.

—Y real.

—Pero parece que la realidad no golpea, no une, no ayuda, ¿Qué más hacer?

—Ponerte bien la mascarilla.

—¿Algo más?

—Orar.

—¿Tiene remate este microdiálogo?, ya me aburrí un poco, mucho texto.

—No lo tiene, para darle un remate a todo esto tendría que haber un final y al parecer tenemos para rato. Mientras, disfruta de los detalles de la naturaleza, dicen que nuestro planeta es el único en el universo con tanta diversidad, por eso vienen desde millones de millones de años luz a visitarnos los aliens, pero, también saben que es un delicado ecosistema así que prefieren solo ver y no intervenir. Podrían advertirnos de nuestra efímera delicadeza pero eso haría que destruyamos más rápido el planeta y, al parecer, solo esperan que nos extingamos por nuestros medios y que la misma tierra vuelva a explotar en exhuberancia evolutiva.

—Espera ¿Eso es real?

—No, pero explicaría muchas cosas. Ahora déjame disfrutar la playa.

Texto: Sarko Medina Hinojosa

Foto Caleta La Playuela – Camaná

Puede ser una imagen de naturaleza, océano y cielo

Marcos Vilca Jiménez: “La violencia genera más violencia”

Por: Sarko Medina Hinojosa *Periodista, escritor y docente

El escritor Marcos Vilca Jiménez aborda la obra más importante de Edmundo de los Ríos, en la cual se aborda el tema del terrorismo y sus consecuencias. El libro es un aporte al análisis de tan importante manuscrito y en esta entrevista conocemos como se forjó.

¿El mundo de los ríos cómo nace? 

El libro fue toda una aventura. Me gradué en los años noventa en la Escuela de Literatura y Lingüística con una investigación sobre Los juegos verdaderos de Edmundo de los Ríos, la novela la leí y repasé infinidad de veces, desde que la compré en 1986. Fue publicada por la UNSA, edición a cargo de Hugo Yuen Cárdenas.

¿Hubo quizás alguna influencia? 

Allí conocí a Hugo Yuen, estudiaba Filosofía y hacía poesía, también a Rolando Luque Mogrovejo, Wilber Tapia; esto me animó a seguir en ese mundo al cual aún era ajeno: el de la Literatura. A pesar de que mis estudios de Literatura me hicieron conocer a otros destacados escritores, la novela de Edmundo de los Ríos la tenía latente, eran fines de los ‘80 e inicios de los ‘90.

¿Hay trabajos escritos que profundizó? 

Leía el diario Marka y lo comentábamos ligeramente con el periodista Rubén Darío Revilla cuando él trabajaba en un programa del extinto canal 6. Las noticias que difundía el Diario Marka se trataba de los enfrentamientos armados entre Sendero Luminoso y la Fuerzas Armadas. Cabe recordar que la novela Los juegos verdaderos trata de un guerrillero de los años ‘60 que fue apresado y muerto en una cárcel desconocida del valle de La Convención en el Cusco. De allí, surge el interés.

¿Ahí se decide hacer el estudio? 

Al culminar los estudios de Literatura y Lingüística, estuve convencido de que tenía que hacer un estudio sobre esta novela a pesar de las circunstancias, se había decretado la Ley de Apología del terrorismo y sabía que este estudio podía traerme problemas pues trataba de este álgido tema, sin embargo, no me amilané, pues no estaba vinculado a ningún tipo de partido político y seguí adelante con mi proyecto y empecé a buscar a su autor: Edmundo de los Ríos.

¿Lograste entrevistarlo? 

Al leer la novela, seguí la secuencia del personaje principal cuando este llega a Arequipa, y recorre por las calles San Francisco, Siete esquinas, San Martín y Vallecito, ese recorrido ficticio me llevó a su casa real, incluso la novela te da la dirección. Hoy, ya no queda nada de ese vallecito, y frente a la casa de Edmundo de los Ríos la modernidad ha tapado esos paisajes de una Arequipa tradicional. Les dije que estaba haciendo un trabajo de investigación sobre su obra.

Entonces ¿Fue difícil contactarlo? 

Frecuentemente leía y coleccionaba sus artículos que publicaba en la revista Caretas, la mayoría eran de literatura. Así transcurrieron los días hasta que me animé a viajar a Lima y visitarlo allí. Sus ambientes cerca de la plaza Mayor eran casi oscuros, me encontré con Teresina Muñoz Najar y me dijo que no había llegado, pero le pasaría la voz, regresé al día siguiente y no lo encontré, a los dos días tampoco. Finalmente, retorné a Arequipa. Ese primer fin de semana fui a su casa en Vallecito y su familia me dijo que estaba allí, estuve contento, por fin hablaría con él; sin embargo, cuando le pasaron la voz, no quiso recibirme… Al cruzar la calle, desde el paradero de la av. La Marina, pude verlo en su pequeña ventana que daba al balcón, un hombre de avanzada edad, con el cabello largo, enjuto de rostro, de mirada incierta y semblante adusto, era él, Edmundo de los Ríos Perea.

¿Cuál es la importancia de su obra en estos tiempos? El tema de los grupos armados y la participación de la sociedad civil en estos actos de reivindicación y justicia social seguirán sobre la mesa de los diversos gobernantes y políticos, son hechos históricos que no debemos dejar de reflexionar y dialogar para que no vuelvan a surgir ni resurgir, hemos vivido años de violencia y ser testigos de la muerte de generaciones de peruanos, y hasta ahora no logramos aprender. En los años sesenta se vivió esta masacre tanto por la violencia de los guerrilleros como del Estado y la historia se repite en los años ’80 y ‘90 que nos dejaron más de 60 mil víctimas. La derrota del guerrillero de la novela Los juegos verdaderos, nos deja un mensaje que se debe aceptar, la violencia genera más violencia, empezando por la violencia formal, la del Estado que enerva los ánimos de la sociedad civil y puede acarrear estas consecuencias. 

¿El terrorismo como tal sigue siendo un tema literario?

En los años sesenta, aparecieron algunas obras literarias que nos recordaban estos lamentables sucesos, La batalla de Felipe en la casa de palomas (1969), de Eduardo González Viaña, donde alude a Luis de la Fuente Uceda líder el MIR, lo haría merecer el Premio Nacional de Fomento a la Cultura. La de Jorge Salazar Piensan que estamos muertos (1979), narra el intento guerrillero de 1962 y la muerte de Javier Heraud escrita al alimón con Alaín Elías, el guerrillero que estuvo en la misma balsa que el poeta Javier Heraud cuando fue acribillado por el ejército. Años después, Historia de Mayta (1984) de Mario Vargas Llosa. Cabe recordar que Los juegos verdaderos aparece en 1968 en Cuba luego en México, recién en 1986 se publica en Perú.

La violencia terrorista de los años 80 y 90 también provocó la escritura de varias novelas en ellas están El camino de regreso (2007), de José de Piérola; Desde el valle de las esmeraldas (2009), de Carlos Enrique Freyre; Otra vida para Doris Kaplan (2009), de Alina Gadea; La niña de nuestros ojos (2010), de Miguel Arribasplata; Viaje al corazón de la guerra (2013), de Harol Gastelú, Rosa Cuchillo  de Óscar Colchado Lucio, Las hijas del terror  de Rocío Silva Santisteban, entre otros, y si de cuento se trata, podríamos consultar el libro de Mark Cox, en su estupendo ensayo «El Perú: su narrativa y la violencia política desde 1980. El cuento en los años de la violencia».

¿Estás preparando algún libro para este año?

Mi acercamiento a las obras de Mario Vargas Llosa y la pedagogía me incitó a hacer una investigación muy particular sobre el estudio del desarrollo de la sexualidad a través de las obras de nuestro premio Nobel. Asimismo, por fin se dará a conocer una antología que preparé desde el año 2020 de los poetas que han publicado desde el año 2000, es decir a inicios del siglo XXI.  

Artículo: La insoportable brevedad del ser

Cada día menguamos. De no ocurrir algún accidente que nos siegue la vida, los días, horas, minutos y segundos de nuestra existencia, nos llevan irresistiblemente al mayor de los misterios: la muerte. Esta sensación de que la vida pasa y nada hacemos, se incrementa con los años. La percepción que el tiempo se escapa y no alcanzan las horas del día y dejamos demasiado por hacer y concretar en el tintero de nuestras acciones, oprime. Y quizás no sea tan así.

Milán Kundera en su conocido ensayo literario sobre la levedad y el peso, agrega vectores a los dos, convirtiéndolos en verdades de su divagación. Vectores que tienen que ver con el sentir primigenio en la búsqueda de la eternidad y la irremediable consecuencia del destino, o, mejor dicho, del irremediable destino que traen las consecuencias de nuestros actos.

Pero ¿Qué si sucede así? Combatimos el paso del tiempo con figuraciones propias del consumismo: operaciones, cremas, nutrientes, salidas divertidas, gastos y gastos, abandonos de pareja por otras sensaciones, ensayos sobre nuevas oportunidades y probar tabúes que nos devuelvan algo que creemos se perdió en los años de formación y trabajo.

Hasta los niños viven en esa aceleración contraria que intenta que se mantengan en su correspondiente edad, pero al mismo tiempo los insta a madurar y experimentar, quemar etapas, salirse del guion moral para vivir porque después, después nada hay, solo la búsqueda del tiempo perdido, parafraseando a Marcel Proust.

Cada día menguamos y así es como debe ser, para que cada instante se aproveche en su magnitud. Cuando alguien nos hable hay que escucharlo como si nada más existiera, como si todo depende de esas palabras que ofrece. Pensar que un juego con tus hijos nunca más se repetirá, perdonar instantáneamente, no quedarse en el juzgamiento, enfocarse en el trabajo que estás haciendo y no divagar entre redes sociales y las llamadas sin sentido para acometer la tarea y salir de ella y pasar a la siguiente con el ánimo de quién está viviendo, del que está VIVO, cambia la perspectiva.

Comprender que de nada se es dueño, solo del momento presente y que eso también te da la responsabilidad de quién quieres ser, da la oportunidad de soñar y hacer las cosas bien. En el ejercicio constante de vivir dirigidos hacia el bien intensamente cada momento y enfocarse en el ahora como única posesión, estará el secreto de nuestra constante felicidad, de la sonrisa que nos acompañará sabiendo que la Eternidad está en el aquí.

Sarko Medina Hinojosa, artículo publicado en Diario Los Andes

Puede ser una imagen de 1 persona y texto

Microdiálogos: El lagarto que se come su cola deliciosa

En algún lugar de un país exótico.

—Traje algo fabuloso para comer en la cena de Año Nuevo.

—¿Qué?

—Cola de lagarto.

—Pero eso es raro.

—Que tú digas eso es más raro, en tu país comen gusanos, monos, tortugas…

—Y en el tuyo comen perro, murciélago, alacranes.

—No me molestes que me ha costado caro esta pieza, además, soy **** de segunda generación, mientras que tú eres **** migrante.

—Es decir sacamos a relucir el racismo, me hubieras dicho que te averguenzas de mi.

—No es eso, pero estamos en otro país.

—Que se está yendo a la ***** por culpa de los *****nistas.

—Eso no es cierto los ***** quieren que creeamos eso, mira a mi país, es un ejemplo.

—Ahora sí es tu país, además allí matan por decir la verdad, es decir, ¿más vale tener plata que libertad y cultura?  

—La cultura se define por la trascendencia e importancia social de las tradiciones y nuevas manifestaciones del arte.

—¡Mi pueblo tiene, entonces, más cultura!, aún comiendo monos es  mejor que la de este país lleno de migrantes europeos.

—Tú no quieres experimentar nuevas cosas, por eso hablas así.

—Prefiero lo tradicional antes que andar probando cualquier tontera que al final no satisface.

—¡Ya basta!, mejor tiro esto a la basura.

—¿Y tirar plata por gusto?, además, seguro que es un animal que sufrió.

—¡Como todas las gallinas que comemos!, también las plantas tienen dolor ¿Sabías?, igual nos las morfamos.

—Deja de hablar como un alienado.

—Vivo en este país tengo que adoptar algunas maneras de hablar.

—El lenguaje no es determinante para el respeto, los valores lo son.

—Tú hablando de respeto, no me hagas reir que te burlas de mis ojos.

—Y tú de mi color de piel.

—¡Basta!, papá, mamá, pelean por tonteras. Es año nuevo. Debemos procurar tener paz.

—Tú que sabes, después de las doce faltarán cuatro horas para que realmente sea un año nuevo, por eso hay año bisiesto, ¿qué te enseñan en la escuela? 

—Todos están equivocados, el año recién empieza el 1 de febrero, porque en esta casa mando yo, y se respetará el Año del Tigre.

—¡Eso es machismo!

—Me voy a la calle, prefiero reventar cohetes que verlos pelear.

—¡Inconsciente!, ¡pensá en Boby!

—Eres un mal hijo, mejor ayuda a tu mamá a preparar la cena.

—Claro, porque el señorcito seguro agarrará una birra y no ayudará.

—Mejor veo tiktoks, por lo menos allí la gente es conciente del espectáculo que ofrecen y no quieren moralizar falsamente a nadie como ustedes.

No hay ninguna descripción de la foto disponible.

Microcuento: El asesino barbudo de azul

—Sí, intento matar a Papa Noél cada año.

—¿Porqué?

—Tengo razones que me llevaría a explicarles mi infancia sometida a ese gordo atorrante que nunca me trajo lo que realmente quería y siempre una bolsa de soldaditos inservibles que ni aguantaban un poco de fuego ¿Saben oficiales? Pero, ya confesé y no quiero contar más, sino que alguien me explique por qué tuve que matar a 65 papanoeles falsos hasta la fecha ¿No tiene sangre en la cara y envía agentes a suplirlo?… una razón más para seguir buscándolo.

—No estamos aquí para explicar nada, pero ¿Por qué el disfraz?, ¿tiene algún significado o clave?

—No, solo me gusta más la Pepsi.

Por: Sarko Medina Hinojosa

No hay ninguna descripción de la foto disponible.

La biografía del corazón

Se presentó la oportunidad de dictar un taller de autobiografía en el Aula del Saber de la UCSP. Era para adultos mayores. Migrantes. No dudé en decir que sí.

Si algo he aprendido de la escritura es que es una poderosa herramienta para llevar al papel, o, en estos días, a la pantalla digital de la computadora o el celular, recuerdos que la memoria deja a un lado dormitando.

Para empezar, conté la historia clásica de Marcel Proust y el quequito remojado en mate que lo llevó de nuevo al Combray de su adolescencia. Allá le dicen ponqué, me enseñaron.

Y es que pensé que ayudaría a los participantes a recordar mejores épocas, nutrir con las experiencias actuales y confeccionar textos que se queden para que sus descendientes conozcan sus historias. Pensé nomás. La realidad me devolvió una serie de historias que han calado dentro mío, como el testimonio de alguien que presencia un hermoso pasaje. Cada una de las participantes, porque al final perseveraron cinco, me ha entregado en las sesiones sus alegrías, tristezas, enojos, luchas y desconciertos sobre el futuro, en relatos que abarcan diferentes lugares de Venezuela, condiciones económicas y vivencias familiares, pero todas, atravesadas por el mismo destino en algún momento: el tener que migrar para poder salir adelante.

Para mi ha sido el comprender un poco más las historias que impulsaron a familias enteras a buscar en otro país aquello en que el suyo era ya imposible. Y saber que, pese a eso, el amor por su patria permanece intacto, por sus tradiciones, sus comidas, familia, fallecidos.

Pensé que les iba a enseñar algo, pero, en realidad me han enseñado más en estas sesiones. Y es cierto: que lo que escribimos con la vida retumba en el universo. Gracias queridas alumnas.

Por: Sarko Medina Hinojosa

Puede ser una imagen de 1 persona y texto

Moneda

Un círculo que es un aliento

La noche fría sin oración

Patines en niños

Chismes en la calle

Sonrisas apresuradas

Los mismos ojos rojos

Maniquis que te saludan

Al sonar metálico

Dos violinistas en re menor

Un ciego cantando una de Lavoe

Una doña alquilando tres niños

El hambre verdadera

Contra lo ensayado cien veces

En el bolsillo

Dudoso tintinea un sol

Que puede alumbrar una bebida caliente

Un remedo de carne industrial

Sale ante la súplica

De un sucio rostro infantil

¡La misma edad del que me espera en casa!

La moneda se deposita en la mano anhelante

Y lo miro correr

Rumbo a una cabina

De 24 horas de fantasía en mando y botones

Casi me arrepiento

Pero pienso

De repente

Puede que

Es el único calor

Que tendrá esta noche

Por: Sarko Medina Hinojosa

Calle Mercaderes – Arequipa, 25 de diciembre

Puede ser una imagen de cielo y crepúsculo

La caída, la tierra y las flores 

Soñé con una casa que existió

Con un romero y un cedrón eternos

Tierra y semillas de molle

Flores blancas

La misma vereda

Donde jugaba con maderas

            Y los recuerdos

Tres años tenía

Mis tías en la cocina, Meche y Sabina

Mi mamá Hilaria, la grande

Mi mamá Lili, la siempre joven

            Sonará infantil

            Sonará tonto

¿Importa la edad?

            Corro de las críticas

            Corro como ese día

Ni sé de qué, pero en esa vereda

Donde sentado comía mi pan

Me tropecé y caí

Caí como después perseguido por los golpeadores

Caí como después ebrio de amor

Caí como después ebrio de dolor

Entre semillas de molles y flores blancas

Lleno de tierra y lágrimas

Lancé un grito, como miles de gritos años y décadas venideras

              Y las vi

Llegar corriendo

Levantarme y limpiarme

Arroparme y besarme

Consolarme y devolverme la fe en el mundo

               Que dura hasta hoy.

 Por: Sarko Medina Hinojosa

Puede ser una imagen de margarita africana y naturaleza

Artículo: Joan mágica

Mientras escucho “L.A. Woman” del grupo The Doors, recuerdo como si fuera ayer la vez que leí la frase: «Nos contamos historias para poder vivir» de Joan Didion, periodista y escritora norteamericana. ¿Cómo convertir una historia en algo que los demás lean sin parecer autoreferencial? Arduo trabajo. Pero, en este caso, cuando la muerte es de una vieja amiga que ha sido tu maestra, es imposible dejar de lado el impacto que ha tenido en tu vida. Porque Didion, a lo largo de sus libros de ficción y no ficción periodística, trabajaba la palabra como una artesana. A los pocos años de nacida, su madre le regaló un cuaderno para que escribiera allí sus pensamientos. Escribió la historia de una mujer que se ahogaba en sueños, solo para despertar en un desierto y morir de sed en el medio día preciso.

Uno dice “yo también escribí de niño”, pero vano esfuerzo, tu historia termina siendo el remedo de un pobre intento de compararte con alguien tan grande, no, ¡Mágica!, es la palabra, dueña de esa alquimia que persigues entre conjugaciones y tachar tantos “qué” y “hasta” en tus torpes escritos, Joan te debe mirar sin conocerte y repetir las palabras que su editora en Vogue: “¡Más verbos en acción!” y después dejar que te sirvas un buen vaso de historias para aprender el oficio de cronista en su “El Álbum Blanco”.

Pero será “El Año del pensamiento Mágico”, el cual te hará rendir ante esa mujer que pareciera hablar desde tus propios pensamientos sobre la muerte y es imposible no pensar que, a pesar de haberles sobrevivido 17 años a sus queridos John y Quintana, mi escritora favorita, mi dulce maestra de la palabra dolor, está con ellos, por fin, para hablarles en la eternidad sobre las noches azules.

Por: Sarko Medina Hinojosa

JoanDidion2
Puede ser una imagen de 1 persona y texto

Una historia antes de Navidad

Sarko Medina Hinojosa

Hay tres personas que se encontrarán en vísperas de Navidad, pero aún no lo saben. Llueve en la ciudad, eso sí lo saben y sienten.

Antonieta sale de su trabajo ese 24 a las 6 de la tarde pensando en los varios regalos que debe comprarle a su pequeña Nanda. “Debe”, es una palabra extraña, como una orden, la pensó mucho todo ese día. Sus padres no le regalaban muchas cosas, “debieron hacerlo” pensó, pero eso la convertía ahora en una deudora con su hija, es decir, ella ahora ¿“Le debe” un regalo pese a todo?

Diego trata de no pensar demasiado en su situación. Acaban de despedirlo. Bueno, entonces debe pensar mucho. Fue un error suyo, no lo niega, fue muy irresponsable, pero, ¡por Dios es la Nochebuena! Sus padres en casa lo esperan ansiosos. Seguro prepararon lo de siempre, las mismas papas rellenas, el pavo al horno que saben no le gusta, la ensalada rusa que detesta, ¿por qué debería ir?

El “Pecas” es un niño que no creció más, es decir, es pequeño y tiene 16 años, tiene la mitad del tamaño que debiera. Sus piernas están cruzadas y rotas de nacimiento. Se moviliza en un skate por la ciudad vendiendo caramelos. Tiene seis hermanos en casa y una madre. Su padre un día se fue a pescar mar adentro y no volvió. Durante su corta permanencia en este mundo una pregunta siempre lo atormenta: ¿Para qué vivo?

Antonieta compra los regalos casi al filo del cierre de la tienda, son caros, cosas que nunca le hubieran comprado a ella. Aborda su vehículo y toma la avenida Central para llegar rápido. Diego camina distraído en su celular, buscando una fiesta dónde evadirse, de repente distraerse con amigos, no tener que dar la noticia y arruinar las festividades. El Pecas toma la bajada por la avenida, la pregunta lo atormenta, de repente si volara al Cielo… de repente si solo se dejara llevar por la inercia y que el cruce de semáforos decidiera su existencia…

Diego escucha el grito. Es un segundo. Pero en ese segundo recuerda que ese pavo le ha costado a su padre estar en un trabajo que no le agrada, tantas veces lo oyó quejarse. Una vez le preguntó: ¿por qué no renuncias? Y recuerda que su padre respondió algo como: lo hago por ustedes. Le pareció muy mal que por ellos no siguiera sus sueños, pero allí, en ese momento, la frase toma sentido.

Antonieta aprieta el freno, pero el carro resbala por el jabonoso asfalto mojado. Piensa en esos cumpleaños en los que no recibió regalos caros, a pesar que sus padres podían dárselos. Creía que le daban una mala lección. Era muy rebelde y tantas veces no hacía caso. Pero, cuando quiso postular a ESA universidad no le pusieron peros, cuando pidió la laptop más costosa, tampoco, útiles de diseños, programas con licencia, todo le proporcionaron. No debía, pero lo hicieron, no era un deber, era algo más…

El Pecas estaba bajando a mucha velocidad. Tantos insultos, tantas malas caras, lo ayudaban con monedas, pero esas miradas, ese dolor de no saber para qué o por qué estaba allí. La lluvia le azotaba la cara, el semáforo cambió a verde, pronto sabría la respuesta, piensa, pero ve algo a su lado un coche que está tratando de frenar, presta atención a la esquina, un chico allí, distraído, no se dio cuenta que avanza en la avenida, pecas se impulsa más y grita. El muchacho lo mira llegar a él luego de que el pequeño se impulsara con el skate y se lanzara. Diego abraza al chico y deja que el impulso lo lance contra el asfalto hacia atrás, mientras el chirrido de las llantas pasa a su costado.

Los tres se miran unos a otros. Aún no entienden qué pasó.

Pero, esa noche, un par de horas antes de Nochebuena, Diego les explica y confiesa a sus padres por qué lo despidieron y estos lo riñen, lo abrazan y animan. Pide preparar la ensalada rusa, solo para variar un poco y ayudar, claro. También les confiesa que, de su liquidación, una parte la donó al chico que lo salvó. Nuevas preguntas, nueva reñidera, nuevas lágrimas y agradecimiento al Niño que nacerá. Diego siente que también renació ese día.

Antonia está conversando con su pequeña. Le está explicando por qué ese año no habrá regalos, la libreta estaba llena de espacios rojos. Habría una rica cena, sí, pero debía aprender a corregir algunas cosas, incluso se habla de la escuela de verano. La cena fue en silencio, hasta que la pequeña, levantando la vista le pregunta: pero aún me debes amar, ¿no?, ella responde corriendo a abrazarla: “No te “debo” amar, yo te amo porque así lo deseo y así lo siento y eso nunca, nunca cambiará hijita”.

El Pecas llega a casa, su madre lo abraza y le pregunta por qué esa camioneta de lujo con esa señora tan fina y ese joven todo adolorido lo trajeron. Luego de las explicaciones, hay llantos, abrazos, una bullidera de emociones. Hay regalos, sí, exactamente seis, además de unos billetes que pasan de la mano del joven a la madre y que no son aceptados de regreso. Más tarde, en medio de la bulla de sus hermanos, Teodoro, cual es el nombre del adolescente, se acerca al oído a su madre y le dice: “Ya sé por qué estoy aquí”. Su madre no entiende esas palabras, pero le responde con un beso.

Suenan doce campanadas. Ya es Navidad.

Fin.

La maceta mustia en la esquina de la sala

Puede ser una imagen de pájaro, crepúsculo y nube

Una mañana, simiente de Venus

Lateral el grito en madrugada

Pronuncias sentencia

Y cadencia en la puerta

No estamos para respuestas

Combustible de palabras

Últimos gritos

Platos atorados en el fregadero

Nadie vendrá a resanar la grietas

Que

Abundan

En tus mejillas

Tangible espejo

Imagen transversal a la calle

En donde habitarás

Disculpando cobardías

De un espécimen

Recostado

En esa cama

Donde los nunca te vayas

Florecieron después del amor

Para morir en el macetero

De un inútil agricultor de promesas

+++++++++++++++++++++++

Sarko Medina Hinojosa

El zorro de la memoria

Por: Sarko Medina Hinojosa

Lo esencial es invisible a los ojos” Antoine de Saint-Exupéry

Estaba en la sala junto a mi padre viendo las noticias. Es un momento diario ganado por mi pereza, antes de volver a los dos hijos con sus preguntas de las clases virtuales, mi esposa y sus problemas diarios. Luego le cambiaré el pañal a mi padre y lo acostaré. Tiene 55 años y nunca pensé que el Alzheimer lo atacara de esta manera, dejándolo como una hoja en blanco. Trato cada día de enfrentarme a ese dolor. Ha olvidado su nombre y todo lo que eso conlleva, su identidad, su propio ser. De allí que valoro estos minutos de vaguedad mental, cortesía de los insípidos noticieros limeños.

Escucho en medio de mi dormitar algo que me llama la atención: el reportero cuenta la historia de “Run Run”, un zorrito que vive libre en Comas. ¡Qué risa es el Perú!, dicen que lo compraron como un carrocho de raza Siberiano y en mayo se escapó en medio de los truenos que inundaron la capital. Vive desde entonces comiendo gallinas y cuyes, siendo amigo de los perros callejeros y durmiendo en techos de calamina. ¡Qué tal historia!

—Yo liberé a un zorrito cuando mi papá me llevó a conocer Cuno Cuno.

Miro a mi padre. No puedo creerlo. En dos años no formuló una frase que recuerde su pasado. La enfermedad se cebó en él como un gobierno dictatorial en un libro de Orwell.

—¿Qué recuerdas? —le digo con voz calma, ocultando mi apremiante curiosidad.

—Tenía cinco años, lo recuerdo. Íbamos con mi papá a su trabajo en la Mina de San Juan de Chorunga con su hermano Tito y, en ese lugar, antes de entrar al infame Bajada del Caracol, donde se dejaba el combustible, una familia tenía un zorrito de mascota. Mi papá quiso que jugara con él y mi tío que me saque una foto con su recién estrenada Kodak de cuboflash, pero el animalito no salía de su cueva. El caballero de la casa, para ganarse el real prometido, lo jaló fuerte al animalito y yo lloré. Me dejaron allí. Ellos entraron a comer trucha y tomar unas cervezas. Lo recuerdo bien porque a mi papá cuando tomaba, cantaba lindos waynos y también su correa cantaba. Pero no entré cuando me llamaron, me quedé mirando la soga. No sé por qué lo hice, pero solté al animalito a pesar de que escucharía silbar el cuero por mis orejas. Su color era como la paja del trigo y su lomito negro. ¿Será el zorrito que buscan?

Me quedé asombrado. Por la noche busqué sus álbumes de fotos. Allí estaba, una foto difusa con mi padre pequeñito, arropado contra el frío. Una especie de cuevita y la cuerda que luego dijo haber desamarrado detrás de él.

Al otro día, llegando del trabajo, pregunté a mi esposa si había vuelto a recordar algo, pero nada. En las noticias daban cuenta que al zorrito lo intentaron atrapar con drones, pero se les volvió a escapar, ¡Vamos Run Run, no te dejes!

—No sé qué fuera de mi zorrito, pero sí recuerdo que en casa trajeron a dos perritos para que cuidaran el techo. Yo era el encargado de subir y darles de comer. En el callejón entre el cuarto grande y los otros donde estaban los cachorros, tendieron un catre viejo, por el cual ellos pasaban libremente de un lado a otro. Una tarde me atreví a hacerlo y me caí. No me rompí nada, pero mi padre silbó su correa dándome de lleno y me prohibió volver a cruzar. Yo no quería hacerlo, pero, otro día me ganaron las ganas y cruce, pero ya no por el viejo armatoste de hierro, sino por la delgada pared encima de la puerta de calle. Es raro, siempre cruzaba y en ese segundo, me sentía libre, como un pájaro, no podría explicarlo, era la adrenalina de repente.

Desde ese día le cuento a mi padre sobre las aventuras del animalito y él me devuelve sus historias. Temo el día en que lo capturen, pero, Dios me perdone, tengo varios videos listos, para que, en la laguna del recuerdo perdido, encuentre siempre al zorrito que me devuelve a mi padre, aunque sea por un instante.

Comas: el zorro 'Run Run' escapó de señuelo, continúa libre y podría ser  llevado al zoológico de Huachipa | VIDEO | nndc | LIMA | EL COMERCIO PERÚ


Microcuento: El descubrimiento

Mientras se acercan lentamente pregunta uno de los jóvenes navegantes al comandante de la expedición.
—¿Habrá seres violentos o pacíficos?
—Depende de qué queramos que sean.
—No entiendo.
—Cuando uno llega a un nuevo lugar, lo hace como descubridor científico y como conquistador, quiera o no los títulos. Carga con la responsabilidad de asegurar el nuevo espacio para las generaciones que vengan después, aún eso signifique tergiversar lo que encontró.
—Eso quiere decir que usted…
—Así es, tendré que ser un estricto documentador de los que encontremos, pero informar al final que son seres violentos, que destruyen su entorno, cometen crímenes atroces contra los suyos, consumen más de lo que puede sustentar este lugar, haraganes que no trabajan y que necesitaban una moral que los eduque y supla sus conocimientos con los nuestros para que la convivencia sea amable con las familias que llegarán. En el camino tendremos que recluirlos posiblemente en lugares externos a nosotros para no mezclarnos, o, de hacerlo, vigilar para que esas uniones sean para seguir expandiendo nuestros territorios.
—Me dan pena por los que así tendremos que someter ¿Cómo se llama el planeta?
—Le dicen «Tierra».

************************************
Por: Sarko Medina Hinojosa 

Artículo: El soporte familiar

En este tiempo de pandemia, la ayuda primaria para afrontar la crisis no vino del Estado. La primera ayuda vino de las familias y sus miembros. Varios quedaron atrapados en la declaratoria de emergencia en otras localidades, dónde fueron de vacaciones mayormente. Las familias se organizaron para dar un lugar para dormir, y convivir a los visitantes convertidos en refugiados pandémicos.

Al pasar las semanas y perderse los trabajos, fueron las familias las que se apoyaron, no solo en sus escasos ahorros sino en generar formas creativas de vender artículos por Internet, se generaron miniempresas e iniciativas. En algunos casos, cuando se permitió los viajes, se encontraron muchos con la disyuntiva de volver a la casa paterna e incluso de los abuelos. Muchos han logrado afrontar las clases virtuales gracias al sacrificio de ahorros de sus padres para comprar laptops. Otros, no han logrado mantenerse en las universidades o colegios, las decisiones fueron duras, pero la familia estuvo allí.

Estuvieron para conseguir un balón de oxígeno, organizar una parrillada para los hospitalizados, recogieron las cenizas, colaboraron para pagar los columbarios. Las familias acogieron a los que perdieron a sus padres, a sus hijos, a los abuelos. Los hermanos se amistaron, también se sanaron heridas.

No todo fue color de rosa y sabemos que la violencia y separaciones se incrementaron, sí, es verdad, debemos trabajar mucho más en valores y recuperar el sentido de unidad frente a la desgracia, porque esta pandemia nos ha demostrado que no somos islas y que unidos podemos afrontar las vicisitudes y que solos, nos hundimos.

Y la sociedad funciona así, con los niños que pasan hambre, los jóvenes que se sienten perdidos y los padres que no consiguen trabajo, los abuelos que nadie quiere tener, no son ajenos, somos todos. Recordémoslo.
*******************************
Por: Sarko Medina Hinojosa artículo publicado en Diario Correo. 

Microcuento: En ese pecho no late nada

El héroe se acercó a la hermosa princesa proponiéndole conquistar su corazón.

—Mi corazón, ¡oh noble héroe! está atravesando el Mar de los Muertos, pasando el mar está el Volcán de la Locura, detrás del volcán una colina llena de cadáveres de elfos, en la cima de la colina un palacio destruido, en sus ruinas una torre, en la torre un cuarto sellado con cadenas, en el cuarto una cama desvencijada, en la cama un Sátiro, ese horrendo y despreciable monstruo, ese malvado ser parido por la desgracia y la desventura, ese que fue un varonil y deseable engendro, se llevó mi corazón, pero yo tengo el suyo en esta cajita así que estamos bien, pero ¿Qué me pedías?

—Los servicios, es que me perdí.

—De frente por el pasaje derecho, no hay pierde.
************************************
Por: Sarko Medina Hinojosa

No hay ninguna descripción de la foto disponible.

#Microcuento #LaCoyaErrante: Otra prueba más

El Willac Umo le encomendó estar vigilante, a través de una ventana del oculto complejo, hacia otra ventana y descubriera el por qué, a pesar de los siglos, la fortificación soportaba terremotos, vegetación salvaje y la inclemencia del tiempo.

La Coya estuvo el primer día parada de pies juntos ante la ventana. Nada. El segundo día, descubrió algo y puso las piernas abiertas. Soportó con mayor eficacia el cansancio para poder concentrarse en las formas. Al tercer día el apucamayoc, tocado dos veces por el rayo, la encontró sonriendo. Había descubierto el secreto de la resistencia.

La siguiente prueba sería tallar una piedra de la cantera y llevarla a su lugar correspondiente.

—¡Eso es imposible!, Yo sola no pue… espera, sí puedo hacerlo.
—Acabas de comprender que el invasor también ayuda.
—Sí, ese parásito llamado eucalipto ahora me servirá.
—Vas aprendiendo, Coya.

*****************
Por: Sarko Medina Hinojosa 

Puede ser una imagen de al aire libre

Artículo: Las redes sociales no aptas para menores

Tenemos un gran problema y la verdad no creo que sea fácil abordarlo. En un mundo en el que la pandemia nos ha orillado a usar sí o sí la virtualidad, retroceder sería un caos y lo demostraron las seis horas en que Facebook, Instagram y Whatsapp dejaron de funcionar el 4 de octubre. Las pérdidas económicas se calculan por miles de millones. Pero es necesario.

Hemos leído sobre los peligros de Internet, pero, pese a eso ¿Cuántos hogares en las computadoras han colocado programas de protección a los menores? Una apuesta que estoy dispuesto a perder es que muchos papás no saben que Discord no está permitido para menores de 18 años. Sí, el camino del Roblox a Discord es muy corto, lo sé, pero la misma red social advierte del peligro que representa que los niños se introduzcan en un mundo de específicas condiciones como son las conversaciones de gamers donde no todo es color de rosa.

Es un tema tan antiguo como la humanidad. El refrán dice: “la vaca se olvida cuando fue ternera”. Cuando uno es niño o adolescente, las restricciones que nos ponen nuestros padres nos parecen desmesuradas. Y no es así. Llevar revistas prohibidas al colegio, escaparse del colegio para ir al “vicio”, jugar a la botella borracha, ir a ver películas de horror o violentas en los cineclubs del barrio, quedarse con el vuelto de las compras y seguro full cosas que los de mi generación recordarán, quedan pequeñas frente a los peligros que hoy abundan en las redes y que saltan a la vida real.

Ciberbullying: en el cual por esas mismas redes atacan a un niño o adolescente, y justo, por hacerlo a escondidas o sin supervisión o confianza con sus mayores, provoca que carguen con el ataque solos.

Grooming es el inicio de un camino sin retorno, y es cuando un adulto engaña a un menor para tener un relacionamiento sexual: envío de fotos, audios, hasta tratar de concretar un encuentro en el que puede dañar permanentemente a un niño al distorsionar por completo su mundo socio afectivo y sexual ¿Cómo pueden contactarse con menores esos adultos? Por redes sociales.

La práctica del Sexting y luego la Sextorsión es una pandemia en el mundo. Adolescentes abriendo su espacio personal a otros adolescentes o adultos es mostrado en series y películas como un acto normal, olvidándose que algo que en una época sea “normal” no quiere decir que sea bueno. La instrumentalización de las personas en el plano sexual nunca será buena, solo lleva a los mismos caminos en la edad media o actual: Arrepentimiento, disociación de la realidad, aferro tóxico, embarazos no deseados, abandonos, muerte.

Para evitar eso, hay que dar un paso atrás. Sí, aunque signifique problemas en casa, gritos y lamentos, hay que hacerlo con amor, con paciencia, aquella que les faltó a nuestros padres, aquella que necesitamos como adultos, la paciencia para explicar porqué se desactivarán las redes, porqué se vigilará el contenido de Internet, porqué ya no habrá tal juego o servicio de streaming en casa, porqué el celular no se quedará en su cuarto y porqué las claves las tendrán ustedes. Queridos colegas papás, lo que han aprendido nuestros hijos ahora en casa sobre la virtualidad lo tendrán en mayor libertad cuando vuelva la presencialidad y allí sí, si no existe una franca conversación desde ahora de todos esos peligros, no habrá vuelta atrás ni forma de protegerlos, porque no confiarán en nosotros ni tendremos como ayudarlos.
*************************

Por: Sarko Medina Hinojosa, artículo publicado en Diario Los Andes. 

Sarkadria: Sueño del ave

Y quisiera soñar ser grande y abarcar el mundo entero, con las corrientes del mar llegar a lugares donde sólo imaginamos los de mi especie. Saltar de roca en roca descubriendo manjares y velar porque las crías nazcan sin peligro.

Pero no puedo.

Y quisiera que el hombre no nos elimine solo por placer, para así no tener que cuidarnos en el vuelo, evitando los peligros de acercarnos a ellos, sin temor a que nos peguen, nos capturen, nos usen para adorno o comida.

Pero no puedo.

Y quisiera que las plantas crezcan libres, que se expandan hasta donde puedan, que allí vivan los animales de la tierra, sin que nadie, más que entre ellos, se coman. Hay un orden y ese orden se conserva, así lleguen grandes lluvias, así lleguen tiempos de seca.

Pero no puedo.

Y quisiera que las montañas sigan con hielo, que los ríos traigan agua y no se los mate, que en los océanos no floten restos que asesinen, que no arrastren en redes a aquellos que después ni para alimento servirán.

Pero no puedo.

Y quisiera que los humanos no compitan contra nosotros, que dejen de matar lo poco que queda, que no usen a su gusto la tierra, como si de un basurero se tratara. Cada día los veo caminando hacia donde ni siquiera ellos saben.

Pero no puedo.

Y quisiera poder mirar en el futuro y encontrar aquella paz, si alguna vez habrá, para poder adelantarla, contarle a los hombres el cómo lograrla y que sanen sus heridas.

Pero no puedo.

Porque para los hombres solo soy un animal sin alma, que no piensa, que no sueña, un objeto nada más.
+++++++++++++++++++++++++++++
Por: Sarko Medina Hinojosa

Microcuento: La Bestia

El monstruoso ser la acechaba y ella trataba de ocultarse, pero era imposible.

Se acercó lento con su jadeo insoportable hasta tenerla muy, muy cerca. Su corazón palpitaba amenazando romper su pecho. Las garras empezaron a recorrerla antes del asalto final.

En eso sonó un disparo y la bala atravesó la cabeza del ser horripilante que cayó al piso. La pequeña corrió hacia su salvador y juntos escaparon por el monte, hacia la ciudad del oeste, donde nadie sabría que eran hijos de la bestia.
+++++++++++++++++++++++
Por: Sarko Medina Hinojosa

Puede ser una imagen en blanco y negro

Reporte: Violación tras violación tras violación…

Publicado el año 2009

En el cuaderno de reportes del caso de María, encontré una verdad más grande de la que esperaba. Todos sus problemas de pareja actuales partían de esa serie de violaciones que de niña le deformaron el concepto del amor. Todos esos detalles fueron pasados por alto por sus parejas y el actual esposo de ella tienen la misma definición a su comportamiento: “Está loca” me dijo. No saben la verdad más allá de lo que pasó…

FLORECIMIENTO TRUNCADO

Ella era una niña de sucia carita, porque allá en el cerro donde vivían no tenían agua como para darse el lujo de la limpieza. Ella era la menor de cuatro hermanos y todos dormían en la cama de la madre, separada desde hace mucho de su progenitor. Los días son parecidos: reclamos para que trabaje, para que limpie, para que barra, para que atienda a sus hermanos. Ella crece sin caricias ni abrazos, crece con la soledad en el pecho.

Hace su aparición por esos días un hombre que empieza a frecuentar la casucha de techo de calamina que tienen. Es extraño, pero la casa es un desastre y no debería serlo, los vecinos a pesar de padecer las mismas carencias, tienen la frentera barrida, un jardín ínfimo de geranios bien cuidados, los niños andan limpios y la madre trabaja en el mercado. María los ve felices. 

En su casa reina el caos de las botellas de cerveza que compra el hombre que se queda en las noches y ya desplaza a los hermanos a dormir en el suelo. En una de esas noches el hombre se asegura que la madre está ebria y dormida y se acerca donde esta recostada María. Ella es una niña aún, pero las manos del hombre la tocan como si fuera una mujer. La niña se pregunta por qué no toca a sus hermanas mayores, debe ser que ellas son ariscas, debe ser que ellas están despiertas y listas para gritar si el hombre se les acerca, ellas saben que está pasando… 

LOS CUÑADOS

Las manos del hombre se vuelven familiares y María hasta siente en ellas la ternura de una caricia muchas veces negada, hasta que la situación cambia, la madre ya no se emborracha y mantiene al hombre en la cama. Una mirada de furia y celos aparece cuando mira a la menor de sus hijas. María no entiende el rencor de su madre, sólo sabe que los golpes le llueven más que antes. Las hermanas, tal vez buscando escapar de esa escena, tal vez porque les prometieron amor, se metieron muy chiquillas con otros chicos de su edad y se fueron a vivir con ellos. Quedan el hermano de doce y María que tiene once años solamente.

Una vez la madre la manda a buscar dinero a casa de una de sus hermanas y sólo encuentra al marido de esta. El tipo no desaprovecha la oportunidad y somete a María, no una sino varias veces jactándose de que él es su “primer hombre” que lo recuerde bien. Al final de la escena la niña está tranquila, es como si supiera que eso es lo que sufriría, de repente en su mente esa forma de amor de queda grabada, porque el tipo en un intento de tapar su felonía le compra galletas, dulces, la besa, la abraza. 

María piensa que entonces que un hombre se suba encima de ella y la haga sentir cosquillas es normal, tanto así que en el cuarto donde vive la otra hermana la escena se repite una vez más, con la diferencia que esta vez el tipo la tiende de espaldas y le hace conocer un nuevo dolor. Ya la mente de la niña está deformada, el abuso sucede por varios años, tanto así que hasta un vecino de los cuñados aprovecha de esta situación para también violarla. Pero algo cambia, ella ya no siente placer cuando ellos están dentro de ella, porque ya empezó a notar que se burlan de su condición, que la insultan y hasta la sortean y le pegan. Ya no va entonces a las casas de sus hermanas y su madre se harta de que esté metida en la casa, porque los estudios nunca estuvieron en su vida, siempre fue tratada como una esclava, salvo que esa palabra para María no le dice nada. 

ESCAPAR

El escape de María sucede cuando su madre la bota de la casa, acusándola de que el padrastro ya empezó a mirarla con otros ojos y que de repente ella se quiera quedar con él. María no sabe que decir, casi nunca ha dicho nada en su vida por defenderse. Vaga por días en las calles, un borrachó intentó violentarla pero la furia de ella puso en escape al agresor, menos suerte corrió con un grupo de drogadictos que la llevaron hasta una torrentera y si no la mataron fue porque ella no se quejó. 

Así la encontraron los de la Policía en las calles, desamparada y con hambre y la increíble suerte de no estar embarazada. Luego, la historia hasta fue difundida por los periódicos, ¿se acuerdan?, fue el caso de la niña que estuvo en un albergue y que su hermana, para que manden a prisión a su ex conviviente, denunció la violación. La justicia tarda pero llega, pero en este país llega como un suspiro, ya que a los dos cuñados les dieron cuatro años de cárcel de los cuales sólo cumplieron 2. A la madre también la juzgaron, pero no le dieron condena de cárcel, al padrastro y al vecino penas menores y supendidas. María terminó de crecer con la ayuda de las personas que se interesaron en su caso. 

SEXUALIDAD DESHECHA

No le contó a nadie de su padecimiento anterior. La historia borra las huellas de los que quieren que así sea, pero las grietas del interior no sanan. De esa manera las parejas sexuales de María, siempre se quejaron de que era fría, que no respondía con placer. Su actual pareja no le importó demasiado eso ya que la quería para bien, se casó con ella y pensó que con cariño y amor le devolvería esa sonrisa de satisfacción que toda mujer amada debe tener. Falso. Lastimosamente la capacidad de tener un orgasmo de María estaba irremediablemente perdido, contarle al marido sobre las violaciones no causó sino que el pobre hombre creyera que el placer sólo lo sentía con esos hombres que violaron su niñez…

Están por separarse y María no sabe porque realmente, en su mente no entra las ideas de que fue esa situación en su pubertad la que ahora le afecta el clítoris. “Todo tiene su etapa y a ti se te adelantó una” tratamos de decirle para que reconozca primero la condición en que está, pero ella se niega, quiere que le digamos que le gustaría a su esposo que ella haga, porque ella ya le ha tratado de dar todo, pero lo que no puede evitar es llorar una vez que él termina de estar con ella en la intimidad…

Entonces hablamos con el esposo, y al final comprendió que todo tienen relación, que ella lo ama pero en la oscuridad de su mente aún acecha el peligro y el sometimiento sexual del que fue objeto. Él entonces comprende también que la única manera de superarlo es con una larga terapia de pareja, en la cual se incluyen dolorosas sesiones de regresión, de perdón para ella misma y sus padres, de confesión de que ella necesita ayuda, todo un sinfín de cosas que no deberían suceder, porque María debió crecer y enamorarse naturalmente y tener relaciones sexuales si es que ella las deseaba y con el cuidado y ternura que da el enamoramiento, ella no debería pagar las culpas de unos desgraciados que sin conciencia y peor que animales, se aprovecharon de ella… Lastimosamente como María en este país hay muchas ¿no?…

Por: Sarko Medina Hinojosa

Reporte: ¿Existen las conspiraciones mundiales?

Escrito en el año 2009

“Los culpables son los Otros”, es una frase que siempre se me quedará grabada de Mulder, ese personaje obsesivo de los Expedientes X que, sin querer, despertó en toda una generación noventera, la curiosidad de que si de verdad existen conspiraciones para tapar verdades incómodas en el Mundo.

Desde las conspiraciones para ocultar que, jugando se rompió el cisne preferido de cerámica de la mamá de tu mejor amigo, hasta las que sueltan virus para tapar las crisis mundiales, existen y existirán las maquinaciones, aunque no tanto las Religiosas o de Ciencia Ficción, sino unas más caseras y mortales. Por naturaleza el hombre es obsesivo, lo definió Freud en su momento, entonces es normal que tenga tendencias a tratar de ocultar la verdad que resulte incómoda, como lo demostró más contemporáneamente Al Gore y Leo DiCaprio, por no hablar de Roger Moore.

LA SUPREMACÍA DEL RATÓN MIGUELITO

Vamos a la carnecita: Los gloriosos Estados Unidos de Norteamérica aprendieron, más rápido que Vladimiro Montesinos a manejar una filmadora, que, en la II Guerra Mundial lo que permitió que pudieran ganar no fue su poderío militar, sino el poder de la gente, más claro: el miedo de la gente común y silvestre que, al saber que fueron atacados a traición por los ojos rasgaditos, se volcaron a las calles llevando aluminio y sacando de sus billeteras los dólares suficientes para comprar cuanto bono de guerra fuera suficiente para que, las patriotas empresas privadas, pudieran fabricar, a precios elevados, el material de guerra que se disparará en Italia, en Japón, en cualquier Filipinas que se pudiera con el fin de resguardar los valores americanos de libertad, derecho a comprar Coca Cola y comer Pie de Manzana, además de leer a Supermán (No es gratuito que el héroe tenga los colores de la bandera gringa ¿eh?).

Bueno, bueno, la lección está clara: métele miedo al norteamericano gordo común y verás como saca plata de donde sea para mantener el estilo de vida consumista de su país e irradiarlo cual Buena Nueva moderna. Lección aprendida querido profesor, ahora vamos a Corea y metamos miedo por lo Rojos Marxistas. Llega la crisis post guerra de Corea, no hay mejor manera de distraer la atención que inventarse nuevamente otra guerrita ahora en un país arrocero que está a punto de ser conquistado por los proletarios, metamos Napalm a montones que cuestan más, demos marihuana a los soldados para que crean que matar niños es una fantasía más de la irrealidad de su mentes embotadas (de paso la sintetizamos y la convertimos en una potente droga que comercializaremos en todo el mundo para meter lio en el patio trasero de medio mundo). Pobres jamaiquinos, la que fumaban en su época era casi inocua, no como la actual que es más fuerte que la misma Pasta Base de Cocaína. ¡Gracias América!.

VIENTOS DE CAMBIO

Pero, los empresarios comprendieron una cosa, no podían crear una guerra para mandar a sus hijos a morir masivamente de nuevo, era peligroso políticamente por ese entonces, para eso mejor alimentar la Guerra Fría. ¡Eureka!, tenemos a un barbudito con una islita ínfima y teñida de rojo comunista  y podemos mantener el miedo contra ellos por mucho, mucho tiempo. No pudieron. El comercio legal de compra y venta al público funciona bien, pero, Coca Cola and Company  comprendieron que la plata, la verdadera plata estaba siempre en las armas, así que se modernizaron, compraron las acciones con compañías alternas de las fabricas de pertrechos e incentivaron el tiro al blanco en diversas partes del mundo como Afganistán, países del África y de Asia. El negocio es rentable, en pueblos donde no hay agua se vende Coca Cola, ya que para ellos no hay restricciones comerciales. Sadam Hussein amenazaba a Estados Unidos con un vaso de negra bebida de fontanería en la mano, lo mismo que Hugo Chavez ahora.

Las conspiraciones no cesaron, las tabaqueras lo demostraron comprando voluntades de médicos. La vacuna contra la caries fue un aborto voluntario y la del Sida y el Cáncer corren el mismo riesgo. Los científicos, como cualquier ser humano, pueden ser comprados, amenazados, dispersados,  metidos en hoteles con prostitutas y drogados (Toledo se copió de esa técnica en Harvard) y así desaparecerlos del mapa y nunca más te acordarás de ellos ¿Okey baby?.

Llega el nuevo siglo y necesitamos reflotar la sociedad de consumo y poder abarcar el orbe en busca de materias primas que nos aseguren la alimentación, transporte y necesidades básicas de nuestros civiles contribuyentes… ¡Mentira!, necesitamos que los Gobiernos y terroristas en general sigan gastando su plata en la compra de armas, muchas armas, comida, pertrechos, computadoras balísticas y sinfín de cosas y que la plata salga de los consumidores. ¿Qué hacemos?, ¡Bajémonos las Torres!, costo social: 3 mil muertos, ya van años desde eso y los fríos derivados por la guerra superan los nueve mil y los millones gastados son obscenamente demassssssiados.

Pasado el quinquenio, ya no funciona mucho el “mete miedo” de la guerra, pero otro puede ser… La época de Bush y su alcoholismo pasó, necesitamos nuevas maneras de que la gente compre, ¡COMPRE!, tengo dos millones de chompas de colección que no se van a vender por la Crisis, tengo la maquinaria afectada porque se prefiere comer barato a comprar procesados por la Crisis, los gobiernos regionales de un paisito llamado Perú no hacen licitaciones porque están en Crisis, ¡Pues volteémosles el pastel!, saca uno de esos virus menos complicados y lánzalo en los aeropuertos , ¡El de México!, que esos chicanos me caen mal, así se expande en todo el mundo, mete miedo, la gente compra en chompas dos por uno y medicinas en carretilla, ¡Nos ganamos la Tinka! Y, por fin, ese gobiernito regional de Arequipa separa 4 millones para comprar insumos contra la AH1N1 y ni se preocupa por las 57 muertes de neumonía en la Región ¡Larga vida a Bayer y Pfizer!.

Así funcionan hoy en día las conspiraciones mundiales, y no tanto con la Iglesia metida en el asunto con sus Ángeles y Demonios, o los ET´s viniendo a conquistar nuestro planeta. Usted ya está conquistado y tiene su identificación de esclavo en el número de su tarjeta de crédito mi estimado, váyalo sabiendo de una vez.    

Ya sabes que viene no?, pues sí un remixeado del tema de los X-Files por el Blue Man Goup, transea entonses mi estimado/a

Uyyy tatito, mete miedo la conspira, judia-cristiano-estadouni-sulmán

Poema: Clamor

Desierta la sed del hombre, sin algo para beber, tanteando tal vez un manantial en tu ser. Más tarde que después te hallará, en algún juzgado terrenal, si te apiadaras de su clamor saciar…

¿Vendrás?, pues estamos tantos y tan pocos, y miramos que eres mucha y escasa para todos y te escondes en tus redes y nos derivas a la muerte solitaria de no saber más de lo sabido en nuestras memorias y después ¡QUE!, seguirás huyendo de nosotros como el cruel conejo del hambre del lobo, hasta cuando nuestras secas palabras te adularán y te pondrán en pedestal de gloria y tú, cual vil escoria, tratarás a nuestra ansiedad de saber más de lo que dicta nuestra perdida moral, que no hace más que sacrificar la libertad inherente en cada cual de nuestras conciencias, no tienes razón de morir en vano; ¡Revive!, brota como el pájaro que se quemó en sus propias pasiones, ¡Vuelve!, si estuviste, o nace si nunca empezaste, porque tantos estamos en espera dentro de nuestras conchas de metal, ansiando tu voz con solo nuestras fuerzas encausadas en un río de pálida-rojiza vergüenza, la que nos hace seguir en días de días, en la cruel senda de nuestras culpas; ¡Culpas?, si tantos y tan pocos sabrémonos culpables de humanas acciones y así levantamos la voz para preguntar: ¿Dónde llegarás?, ¿A quién en tu manto acogerás?, y seguimos el paso, en varas y mallas, en alambrados y reflectores, en barras y ranchos rancios, en patios cerrados, en sólidos muros y visitas cada miércoles, esperando tiempos, generaciones y dioses, cómo la cascada que limpiará nuestros corazones y parará la sed, ¡La gran SED!, de los que estamos en muchos y grandes monumentos a la Ley del Hombre, y que te ansiamos día a día en el desierto de nuestras esperanzas marchitas en papeles membretados, que navegan en el mar de los sellos de idas y vueltas entre secretarios malhumorados y licencias para comer de días y meses que archivan esos mustios pétalos donde van impresas las ganas de ver de nuevo el sol desde la plaza del pueblo, de la ciudad, de la calle que nos vio parir.

Mientras llegas, nuestra fe, finita o inconmensurable es, ya te puso un nombre, te marcó con su deseo y te llamó: ¡JUSTICIA!  

Por: Sarko Medina Hinojosa

Puede ser una ilustración de 1 persona

Artículo: Mirando a las estrellas

En un inicio la noticia es genial, que se encuentren exoplanetas fuera de nuestro Sistema Solar con capacidad para albergar vida, nos habla de una gran creación, de lo maravilloso que es la vida. Nos empezamos a proyectar llegar hasta allí. Y hasta allí llega la emoción. Luego la realidad nos sacude y nos regresa, ironía, a pisar tierra.

Y es que pensar en que la humanidad viaje a otros planetas solo podría lograrse con algunos conceptos bien claros: respeto por la casa en que vivimos, respeto por nuestra dignidad de humanos, responsables de esta roca que flota en el Universo.

Pensamos que los recursos naturales son inacabables, cuando estamos al borde del no retorno en ese aspecto, es decir que el daño a la naturaleza que ocasionamos con nuestra desastrosa intervención es irreparable y quedaría esperar los apocalípticos anuncios sobre la guerra por el agua, alimentos, hasta por el oxigeno. Mientras, seguimos usando el plástico de manera inconsciente, botando basura, no comiendo todo lo que compramos, abusando del agua cada día.

Por otra parte el respeto al otro es un tema nefasto. ¿Cómo respetarlo si solo lo vemos como un objeto? Cómo respetamos al otro si se quiere centrar nuestra humanidad en el sexo, sus variantes, sus posibilidades de expresión, su mercadotécnia anexa, el no detenerse a pensar las consecuencias biológicas o sociales de extender el pensamiento de que puedes ser lo que quieras y los Estados tienen que asegurarte medicamentos hormonales, medicinas, leyes y cuotas de poder en la sociedad solo por pertenecer a tal o cual colectivo. Mientras la pobreza aumenta y la violencia con ella, porque no todos pueden encajar en la nueva normativa que se está creado.

En vez de proteger a la mujer y a los pequeños, a los abuelos, a las minorías con discapacidades reales, nos enfrascamos en destruirlas como concepto para crear humanos sin normas morales y valores que les puedan fomentar un respeto. Si no tienes respeto por ti mismo y tu cuerpo menos lo tendrás por el de otros. Pero aún así nos perdemos en un sueño de ir a las estrellas cuando como sociedad nos estrellamos de cara. Mejor sería salvar la nave en la que habitamos… aún. 

++++++++++++++++++++

Por: Sarko Medina Hinojosa, artículo publicado en Los Andes

Puede ser una imagen de texto que dice "6 Los Andes Cordillera de palabras Por: Medina Hinojosa Perlodista escritor Mirando a las estrellas inicio encuen- nuestro Sistema vida, habla llega regres allí. hasta realidad planetas podria algunos casa Pensamos estamos deln que nuestra quedaría sobre ore loxigeno. usandoe basura, compramos, respeto otro tema vemos posibilidades no sexo, expresión puedes consecuencias quieras Estados tienen poder sociedad colectivo. pobre- aumenta encajar creado. nueva normativa. está proteger mujer pequeños, abuelos, minorías discapacidades destruirlas como crear normas morales valores puedan fomentar no respeto cuerpo tendrás perdemos cuando sociedad cara. Mejor sería salvar nave otros. sueño en| que"

Microcuento: Lo rectilíneo de la curva

—En serio, quiero una pelota cuadrada —dijo el Papá de 38 años, mientras hacía pucheros.

—Pero Papi eso no existe, no puede haber una pelota cuadrada, pídeme otra cosa para tu cumpleaños —respondió el hijo de 7 años, poniendo cara de desconcierto.

—¡Quiero una pelota cuadrada! —empezó a gritar el Papá moviendo los brazos.

—No pues, no hay pelotas cuadradas, conténtate con un libro o una agenda y vaya a su cuarto a ver noticias, para ver si aprende algo —dijo algo molesto y contundente el hijo.

Se despertó de la pesadilla bañado en sudor y, tratando de contener su pequeño corazón saltarín, pensó: “Ufff felizmente es un sueño, que susto, una pelota cuadrada, que risa, ¿De dónde sacaría eso mi Papá?, pobrecito, hasta en mis sueños es enojón y caprichoso el pobre.”

Mientras, en el otro cuarto, el Papá sueña que tiene por fin su más anhelado deseo desde que era pequeño y juega y se lo muestra a todos y les saca pica…

Por: Sarko Medina Hinojosa

Poesía: Tristeza

La infinita ternura de una madre al dormir a su niño,

La piedad de un misionero al rezar por un moribundo,

Mi orgullo al mirar mis manos calcinadas en el trabajo,

—-Son sentimientos tan reales, tan ficticios——-

Los sueños de un niño mirando las nubes,

Los mares de sangre y terror volcados en mi país diariamente,

Tus llantos al despedirte del amor que dañó tu corazón,

—–Son sentimientos tan palpables, tan irreales——-

Hoy que estoy tan triste

Y la pena me pesa un universo

No quiero verte de colores

En un día de insípido sabor.

Busquemos a la noche

Y en ella ocultaremos juntos

Las penas que me embargan.

Los días de caminar en inocencia,

Me arden en el pálpito de saberlos vacíos.

Un sábado violeta, la soledad de un farol roto

Los lagares de mustio vino bebido por tantos tontos,

Me despierta la furia que me condena.

La tristeza lucha en mi pecho contra la calidez de tu compañía

Y mis ojos de gris se disfrazan para la pantomima de saberme desolado.

Los anhelos se van de mi mesa,

Tus sacudidas me suenan a metal,

Me causa envidia tu ánimo por caminar

Las hojas me rozan la cara húmeda del mar que desbordó mis ojos.

Quédate entonces

Quédate que el día morirá un poco más allá.

Buscaremos un camino muerto de sal y lo acariciaremos

Para que nazcan colores al costado de su columna vertebral

Llegaremos al límite del sol en la tierra

Y nos dejaremos bañar con sus llamas

Y al ingresar a la noche resaltaremos las estrellas

Hoy que me decidí a no estar callado

Tu risa ante mi inutilidad me vuelve a animar

Hoy que mis extraños deseos se estaban convirtiendo en cenizas

Que ahora recogeré en el mar de tu cuerpo

Acompáñame amiga de mis días

Sacúdeme de la soledad mustia

Mójame las manos con tu sudor

Revélame el milagro de tu aliento en mi cuello

Sacúdeme con el terremoto de tus olvidos

—–Entonces—-

Me voy callando mejor

Porque veo al niño cumplir con su destino

Veo al pueblo levantándose contra el tirano

Siento que te sacudes del pasado y avanzas conmigo hacia lo desconocido,

Valiente y sin miedo…

¡Vamos entonces en silencio y haciendo,

Devorando la tristeza para transformarla en materia,

Que inyecta alegría y diáfana paz!

No me importa que me llamen iluso al vencer a la tristeza,

Hoy lo haré contigo,

Mañana otra nueva batalla nacerá, la cual habremos de vencer

¿No lo piensas así?   

+++++++++++++++++++++++

Por: Sarko Medina Hinojosa

Esperando a Pablito…

Texto escrito el 2009.

Te escapaste una tarde de enero… te recuerdo esa mañana con tu pelo rebelde sin lavar en un intento de decirme algo que pensaba sólo eran las ganas de no echarte agua encima. Te pregunté qué querías desayunar pero no dijiste nada y eso me enojó y te mande sin comer nada al colegio. Sentía que debía preguntarte más, pero callé, soy adulta, soy madre-padre, soy humana, y no lo hice y te dejé marchar…

El 97% de los adolescentes que fugaron de sus casas en la ciudad de Tacna, tuvieron como motivación líos de amor y bajo rendimiento escolar, según informaciones propaladas por el Diario La República, brindadas por la Sección de Personas Desaparecidas de la Policía Nacional. ¿Nos sorprende?, no, a nadie, pero no deja de ser alarmante que los padres, a pesar de saber que sus hijos en la adolescencia pasan por periodos de rebeldía causadas por depresiones propias de su edad, no actúen a tiempo para evitar un  desenlace  muchas veces fatal.

Las horas se me pasaron en el día volando. El corazón se me oprimía por algo que no podía identificar. Al llegar el mediodía me dirigí a nuestra casa para prepararte el almuerzo para que lo comieras cuando llegarás del colegio. A pesar del enojo en la mañana, te preparé el lomo saltado que siempre te gustaba con bastantes papas fritas. A tu hermanito lo recogí del jardín y me lo llevé a la casa para juntos esperarte.

Generalmente los adolescentes que huyeron de sus casas son parte de las llamadas “familias disfuncionales que en nuestro país superan el 70% de los casos, según datos del último censo en el país. Este tipo de hogares que dejaron de ser atípicos para consolidarse como la “normalidad” hoy en día, adolecen de alguno de los progenitores, en su gran mayoría del padre, que se separó de la progenitora, dejándole el peso de criar a los hijos. Las menos de las veces, son de padres que fueron abandonados por sus esposas. A la par de este último de los casos está el de los abuelos que crían a sus nietos por que los padres se los dejaron de encargo por diferentes y variadas excusas.

Nunca revisé tus cuadernos Pablito, nunca te pegué por tus rojos en la libreta, nunca te dije que sentía mucho que tu papá nos dejara, nunca te conté quién era el papá de tu hermanito, nunca te pregunté sobre una enamorada, nunca te pedí disculpas por mis carencias, por mis defectos, por mis enojos, por mis palabras duras. A veces me sentía frustrada por la vida que llevamos y me desfogaba contigo. Ahora sé que tú acumulaste todo y te explotó el corazón de cólera y te fuiste…

Según el juez de Menores, Jorge Luis Carranza, existe un gran abanico de razones por las que los chicos se fugan de su hogar. Cuando se trata de mayores de 14 años, en general son “chicas que se escapan con los novios debido a que sus padres se oponen a la relación”. Sin embargo, hay casos mucho más graves y complejos: el juez asegura que muchos de los niños y adolescentes que se ausentan de su casa es porque allí son víctimas de violencia familiar y hasta abusos sexuales. “Hay chicas escapadas que han sufrido un abuso familiar silenciado durante años”, contó Carranza.

Recién en estos últimos días, después buscarte por semanas, de ir a los noticieros locales, de pegar tu carita en varios postes, me han contado algunas cosas sobre ti, sobre uno de los vecinos, sobre tu timidez, sobre por qué él también desapareció. Ahora todo da un vuelco en mi vida. Nunca te conocí o nunca quise darme cuenta de quién eras  para mí: mi hijo, eso solamente, no el que me iba a sacar de la pobreza, no el hombre que nos sacaría adelante, no la salvación de nuestra casa, eso no eras, eras solamente mí hijo y ahora tengo que acusar al Jualián ese para que lo busquen y te encuentren también a ti. ¿A dónde te llevó?, ¿Dónde estarás durmiendo?, ¿Quién te estará lavando la ropa o te estará alimentando?. Vuelve hijo, no me importa lo que has hecho, no me importa quién eres, me importa que estés bien y podamos reconstruir nuestra familia, pese a la pobreza, a los dolores, al pasado, ¡Podemos hacerlo hijo vuelve por favor!, escucha a tu madre que cada día ora para que regreses sano y salvo a nuestro lado, tu hermano y yo te esperamos…  

Coda

Pablito nunca regresó. Han pasado 10 años desde su desaparición de su casa en un barrio del Cono Norte en la ciudad de Arequipa. En estos años se comunicó con su madre algunas veces, para decirle que estaba trabajando en la Selva de Madre de Dios. Ella sospecha que la persona que lo llevó lo utilizó como esclavo hasta que pudo escapar. La vergüenza y los años que pasaron al parecer pesan en el ánimo del muchacho que ahora tiene 25 años.   

Artículo: Libros que marcan

Hace algunos años el escritor y amigo, Juan Carlos Santillán (fallecido en esta pandemia) me retó a publicar siete portadas (una por día) de los libros que más me gustan en mi muro de Facebook y a la vez retar a otros. Fue una experiencia agradable y que me dio pie a compartir también el porqué me gustan los elegidos. En su recuerdo comparto la lista:

1.- “Cien años de Soledad” de Gabriel García Márquez lo leí a los nueve años, embelesado, como si alguno de mis abuelos me contara una de sus historias, intuía que allí estaba la magia, la alquimia que lo transforma todo. 2.- La novela “La Guerra del Fin del Mundo” de Mario Vargas Llosa es con mucho la mejor que he leído de él hasta ahora. Tiene todo lo que me gusta de su pluma: lenguaje exacto, datos relevantes, vueltas de tuerca, los personajes son los que guían la lectura y no el narrador. 3.- Los “Geniecillos Dominicales” de Julio Ramón Ribeyro, me marcó con fuego desde siempre, es un genio urbano este escritor peruano que supo darle matices irónicos a su propia biografía para escribir este retrato de las calles limeñas de mitad del siglo pasado.

No hay ninguna descripción de la foto disponible.
No hay ninguna descripción de la foto disponible.
No hay ninguna descripción de la foto disponible.

4.- La saga “Fundación” de Isaac Asimov es un gran recuerdo de horas de buena lectura ¿Qué tiene de interesante? Todo, al crear una historia que representa 30 mil años de historia de la humanidad y su desarrollo en esta galaxia. ¡Y todo con Ciencia Ficción dura! 5.- “Amor mundo y todos los cuentos”, de José María Arguedas me nutrió de esas vivencias andinas que necesitaba para comprender que es posible salvar y cohesionar nuestra realidad fracturada por el resentimiento centenario que arrastramos con un futuro reconciliado. 6.- “Las Intermitencias de la Muerte” de José Saramago me nutrió de recursos literarios muy interesantes para comprender que el lenguaje es un regalo.

No hay ninguna descripción de la foto disponible.
Puede ser una imagen de 1 persona
No hay ninguna descripción de la foto disponible.

7.- Debo confesar que con Ernesto Sabato tenía sentimientos encontrados. Leí en un mal momento anímico “El Túnel”. Hasta que llegó “Antes del fin”, un libro hermoso por donde se lo mire, sencillo y con las más profundas reflexiones del gran escritor. Yo me sentí esperanzado. Se reconciliaba con su dolor, su depresión, aceptaba a la humanidad como es, pero confiando en los jóvenes el verdadero cambio. Aún lo creo también. Lo animo a usted querido lector a salir a buscar a esos amigos que acompañaron sus sueños de adolescencia y juventud y compartirlos o de repente buscar nuevos amigos literarios que nutran de nuevas perspectivas sus días.

+++++++++++++++

Por: Sarko Medina Hinojosa, artículo publicado en Diario Los Andes

No hay ninguna descripción de la foto disponible.

Poesía: A los 42

A los 42 el cabello no obedece
y las canas no piden permiso
el cuerpo no quiere pero las ganas pueden
la ropa es de década en uso
los amigos se vuelven imprescindibles
la muerte te golpea más duro
los recuerdos son de acuarela
los «hubieran» pesan más
las alegrías son sinceras
el café es sangre y circula a borbotones
hay un ojo que se entrecierra suspicaz
una pierna empieza a curvarse
aún puedes desbarrancar a algún faltoso
pero ya estás en la edad de saber que no servirá de nada
sabes porqué opinas como opinas
pero te da flojera explicarle tu vida a los demás
escribes en la mente historias que en la tarde olvidas
la memoria te hace bromas
y te recuerda cosas que prefieres olvidar
y te devuelve lloros que aguantaste 20 años en soltar
estás en la mejor época
pero sabes que llega el atardecer
lo que digas definirá lo que se viene
y ya no hay décimas oportunidades
a los 42 sabes tan poco como a los 8
pero lo que sabes por lo menos te es útil
para esquivar una bala
sobrevivir si la cosa empeora
a limpiarte la vida y el cuerpo
con hojas del campo
a hacer fuego para quemar al mundo si es necesario
y cantas y bailas y ríes y amas y abrazas como si ya no hubiera mañana
y duermes y consumes como loco todo el arte y opinas y comes y vuelves a ver la misma película porque quieres y escuchas la misma canción seis meses sin vergüenza
como si nadie te reconocerá en el epitafio adelantado, que escribes, mientras esa barba, revoltosa, nunca por nunca, obedeció al régimen de tu cara

Por: Sarko Medina Hinojosa

Microdiálogos: ¡Arriba Perú!

—¿Oye qué opinas del partido de mañana?

—En estas circunstancias conmemorativas tenemos las seguridades preminientes de una delantera de perfectas variantes intermitentes que permitirán el desahogo de la multitudinaria tanda de perfecciones dinámicas que nos permitan mirar de cara al futurismo.

—¿Qué?

—Si nos meten un gol, sonamos.

Microdiálogo: Que la magia no se pierda

—Papá, te quiero preguntar algo.

—Dime, Mathias.

—¿Por qué cuando crecen las personas se vuelven tan realistas?

(El día anterior, en un ataque certero a su inocencia, la profesora sustituta en su colegio se le ocurrió confesarles a todos los niños de su clase de 5to de Primaria que Papa Noél no existe y que el Hada de los Dientes tampoco, así como otras figuras imaginativas de la niñez)

—Creo que es porque empiezan a tener responsabilidades consigo mismos y quieren resolver todo con la lógica. Te confieso que a mí me pasó lo mismo en algún momento, pero, felizmente decidí un día que no tenía todas las respuestas y la realidad era tan mágica que no podía definir si algo no existía en realidad.

—¿Cómo es eso?

—Creí firmemente que si dejaba de creer en que existían cosas maravillosas allá afuera, dejaría de escribir. La imaginación nos permite pensar en cosas que de repente en la realidad no existen pero que podemos lograr. ¿Eso es magia?, creo que sí, de otra manera cómo explicaríamos que una persona puede crear pinturas, esculturas, diseños como los que haces, cuando en realidad no los imagina o por lo menos no trata de arrancarle al futuro esa idea para traerla al presente y empezar a volverla realidad. La imaginación en pura magia, pero los adultos a veces nos olvidamos de ella.

—Sí, creo que al crecer nos volvemos aburridos.

—Por eso debemos siempre mantener la llama de la imaginación. Hagamos una promesa.

—¿Cuál?

—Nunca dejemos de imaginar y de creer que la magia existe en nosotros. ¿Promesa?

—¡Promesa, papá!

Puede ser una imagen de 1 persona y relámpago

#Artículo: Política Latinoamericana según García Márquez

Artículo escrito el año 2008

En el cuento “Muerte constante más allá del amor”Gabriel García Márquez logra, queriendo o no, describir como es el proceso real y concreto de la política Latinoamericana de esos tiempos añejos y de los más recientes y atolondrados. Basta solo leerlo para identificar las maniobras “psicosociales” actuales que utilizan los gobernantes de países tan cercanos como Argentina o Venezuela y, por supuesto, identificar la fanfarria proselitista que se utiliza aquí en nuestros pagos peruanos.

Vayamos por partes y encartes. Para el primero vemos a un senador Onésimo Sánchez al cual ya se le da una fecha de muerte, pero es solo literatura propia de Gabo. Lo interesante viene cuando se describe la campaña electoral que retoma cada cuatro años. Nuestros políticos sacuden sus anchas posaderas cada nuevo periodo electoral para calzar las clásicas botas Hi-Tec o Caterpillar para recorrer los rincones olvidados de este país, los cuales nunca volvieron a pisar luego de electos.

En el caso del personaje, está acostumbrado a este trajín y conoce la estrategia, abarata costos y hasta se da el lujo de estar “plácido”. Como en toda campaña moderna, se sabe que el “estrado” es la mejor técnica política de llegada masiva, por lo cual, lo mismo que los ayudantes de campaña del senador Onésimo, también actualmente se prepara con anticipación el clima para poder aparecer en un entablado dispuesto con anticipación, donde los primeros en llegar siempre serán los puestos de comida y la música que nunca habrá de faltar en tales espectáculos.

“Por la mañana habían llegado los furgones de la farándula. Después llegaron los camiones con los indios de alquiler que llevaban por los pueblos para completar las multitudes de los actos públicos. Poco antes de las once, con la música y los cohetes y los camperos de la comitiva, llegó el automóvil ministerial del color del refresco de fresa.”

¿A alguien le recuerda algo?, las “portátiles” se vienen a la mente, el baile del “Chino”Rossy War, las canastas pre-mitin y demás pintorescas maneras de llenar plazas. Un ejemplo lo vivimos en la Plaza del Congreso allá en Buenos Aires-Argentina cuando los cantantes de “Chacarera” animaban el mitin Kirchnerista mientras habitantes de Villas Miseria bebían licor y se drogaban con mariguana a los costados de la plaza ante la vista y paciencia de una Policía inutilizada por órdenes superiores.

LOS DOS LADOS DE LA MONEDA

“… al subir a la tribuna sintió un raro desprecio por quienes se disputaron la suerte de estrecharle la mano, y no se compadeció como en otros tiempos de las recuas de indios descalzos que apenas si podían resistir las brasas de caliche de la placita estéril. Acalló los aplausos con una orden de la mano, casi con rabia, y empezó a hablar sin gestos, con los ojos fijos en el mar que suspiraba de calor. Su voz pausada y honda tenía la calidad del agua en reposo, pero el discurso aprendido de memoria y tantas veces machacado…”.

Los discursos grandilocuentes son parte del breviario político de muchos y hasta lo lujos del tránsfuguismo hace que mejoren los discursos, alcanzando notas de verdadera inspiración al defender lo indefendible y justificar lo injustificable como por qué votaron por tal ley o porque renunciaron al Partido (y a los votantes) que los llevaron al puesto público que ostentan.

“El senador estaba en la habitación contigua reunido con los principales del Rosal del Virrey, a quienes había convocado para cantarles las verdades que ocultaba en los discursos. (…) -Entonces -dijo- no tengo que repetirles lo que ya saben de sobra: que mi reelección es mejor negocio para ustedes que para mí, porque yo estoy hasta aquí de aguas podridas y sudor de indios, y en cambio ustedes viven de eso”.

¡Cuánta verdad existe en el párrafo anterior!… los negociados se hacen de doble entrada, con los representantes de las bases partidarias, a los cuales se les promete una cuota de trabajo y con los colaboradores económicos que apoyan las campañas, a los cuales inmediatamente de asumir el cargo, se les hace cumplimiento sagrado de los beneficios. Las licitaciones, entonces, empiezan a tener nombre propio, las leyes que benefician a un sector empiezan a votarse con mayor prontitud y, por supuesto, la pobreza de un gran sector de la sociedad es asegurada porque ¿De dónde se obtendrán los votos para la campaña siguiente?

El clientelismo, como se sabe, es una virtud del Capitalismo y de la política neoliberal que viven nuestros países, el cual es muy difícil de extirpar, necesariamente porque son de utilidad política, como ya lo demostró en la campaña presidencial el Partido Aprista y el mismo Partido Nacionalista. 

CODA

Finalizando el cuento, Gabo muestra una realidad más oscura y degradante, la de los favores políticos a nivel personal, y si bien Laura Farina es una joven que se ofrece como parte del pago de la necesidad final de su padre, esto se puede interpretar de las mil y una maneras como desde milenios se viene haciendo política, pero, ¿Por qué seguir así?, ¿Por qué no cambiar la historia con perdón del insigne Premio Nobel? El final es una mezcla de justicia divina y de escarnio público para Onésimo, realmente, y sin pecar de extremista, no deseamos algo así a varios políticos y politiqueros de nuestro medio, pero si un escarmiento que deberá llegar en Esta o en la Otra, como también proclamaba en alguna ocasión Gabo… Analicemos y actuemos para que así sea.

Speech Maker — Image by © Images.com/Corbis

Poema: Soledad en tu piel

Para que quieres que

te diga que te amo

más que a la carne

que me cubre, que te

alimenta la pasión,

que me cobija en la

noches sin ti, que me

transforma en

este esperpento

llamado humano, que

descansa después

de caminar por la

ciudad, que alimento

con raciones de

economía y cáncer

a distancia, que

se levanta día a

día a buscarte, que

se emociona

gallinaceamente al

tocarte, al sentirte y olerte, al

penetrarte y absorbente, que

te amo más que este envase

superficial que amas cuando

esta limpio y adoras cuando

se mezcla con tu sudor,

examinas en las noches

de tu vigilia y besas sin

que me de cuenta en las

madrugadas de tus huidas

 impiadosas…

Para que quieres que jure

que te amaré hasta la

putrefacción de esta materia

que me restringe las alas

que tengo para elevarte por

los cielos purpurados de

la guerras cotidianas y

tormentosas de los pueblos

que vanaglorian al ser humano

y no comprenden que en ti

está la magia del amor completo,

más, aún insistes en que haga

juramentos, mezcle mi sangre

con la tuya y haga una pira de

cuerpos al sacrificio de tus

pechos de ensalmo y turbia

materia que me enloquece

cuando intento responder que

no es necesario decirte que te amo.

Pero no me entiendes y aún pugnas

por boquear aire mientras te

entierro en mis ansias de fundición,

en esta decisión completa de fundirme

piel con piel en ti y para ti porque ya

no soporto tu pregunta sobre mi amor,

si por ti estoy matándonos a los dos en

este momento en que, nuevamente,

se juntan las estrellas con los altos

pinos de este bosque que servirá

de tumba abierta al juramento

que te hice de responder tu pregunta

cuando estemos más allá del umbral

de la soledad de tu piel…  

#Sarkadria

Por: Sarko Medina Hinojosa

Artículo: La música y la salud del cuentero

En algún momento de los talleres que dicto en una universidad local, toco el tema de la música como disparador creativo para la construcción de narraciones. Animo a mis alumnos a componer un texto al escuchar alguna canción que les agrade, o que descubran en el camino dejando en aleatorio el reproductor que escojan. Beneficios de la digitalidad.

Casi desde pequeño descubrí el poder de la música. En las reuniones juveniles que se organizaban en casa con mi madre y amigos de la universidad suyos, escuchar canciones interpretadas a punta de guitarra y verlos disfrutar de waynos zapateadores, me hizo reconocer una alegría gratuita.

Con el tiempo se formó mi propia lista de canciones favoritas. Cuento siempre esa anécdota a mis alumnos: tarareando a través del teléfono, un discjockey de una radio local, allá por el 86 u 87, descubrió la canción que le pedía, cual era “Mr. Roboto” de Styx; otra que cuento es que, después de cuatro años, pude ir a un concierto de Mar de Copas y disfrutar de la canción “Suna”, en vivo y en directo, la cual una noche del 2001, me ayudó a pasar un mal momento que vivía. Tantas historias relacionadas pero que, sin querer, hacen descubrir hasta los beneficios a la salud de ser melómano.

La música reduce la ansiedad al rebajar los niveles de cortisol, la hormona relacionada con el estrés. Contribuye a reducir el dolor al hacer que se liberen endorfinas, que actúan como analgésicos naturales. Ayuda en desórdenes neurológicos como el Alzheimer, Parkinson o Autismo. La música fortalece el sistema inmunológico al aumentar la producción de plaquetas, estimula los linfocitos y la protección celular.

Escuchar canciones que nos devuelvan a mejores épocas, aumenta el optimismo y protege el envejecimiento cerebral, en especial combate la depresión. Reduce la presión arterial según una investigación de la Sociedad Estadounidense de Hipertensión, en Nueva Orleans, indica que escuchar 30 minutos de música puede reducir significativamente la presión arterial alta. En este caso música instrumental, aunque a veces escuchar Rhapsody on Fire me ayudó a relajarme antes de alguna prueba.

Y para aquellos que tocan algún instrumento, según un estudio publicado en la revista Frontiers in Human Neuroscience, tocarlo reduce los efectos del deterioro mental asociado al envejecimiento.

Una última anécdota: una canción de mi niñez se quedó en mi mente y me acompañó décadas, con su intenso solo de saxofón. Una semana del 2011, le pregunté a Wilber Ávalos, de Radio San Martín sobre la canción y de nuevo la tarareé. Me devolvió el nombre correcto del tema y me reencontré con una amiga que nunca más me abandonará y que significa mucho para mi como es la impresionante “Baker Street” de Gerry Rafferty. Mi querido amigo y colega periodista Jorge Luis Zuloaga Pinto, fallecido algunos años atrás, estaría de acuerdo conmigo en estos momentos. ¿Como esa canción nos unió más en amistad?, algún día lo contaré, mientras, disfruten ese solo de saxofón glorioso.

Baker Street – Gerry Rafferty https://www.youtube.com/watch?v=NhJNX6yYEDE

Mr Roboto https://www.youtube.com/watch?v=uc6f_2nPSX8

Suna  https://www.youtube.com/watch?v=PJHGfN225g8

+++++++++++++++++++++++

Por: Sarko Medima Hinojosa, artículo publicado hoy en Diario Los Andes

La suerte del burro

Lesbos - Bezienswaardigheden Griekenland

Cuando muera, quiera Dios que me recuerden que fui un buen padre, pero no será así. Me recordarán por mi esposa.

Es verdad, de no ser por ella ahora no tendríamos nada: ni los taxis, ni la casa y menos los hijos salidos de la universidad.

Yo por mi parte me declaro burro con “V” mayúscula. Allá en mi juventud mi padre me mandó a la mina porque solo servía para abrir surco y echar semilla, pero luego para nada más. En esos tiempos entré a trabajar en Orcopampa y ¡Oh sorpresa! aún sigo ligado al trabajo de socavón.

Mi vida era monótona y bien borrachosa. Los fines de semana en los días de recambio bajaba al pueblo y allí me metía entre pecho y espalda la mitad de la tienda. Pura caña me gustaba. Allí conocí a mi esposa: Juanita.

Bonita era así con sus trencitas y sus ojos de taruquita que me rehuían. Yo la enamoré con mis canciones, aunque ella jura que fue por lo gracioso que me ponía cuando tomaba. Cuando le pedí para irnos a vivir me mando por el desvío. Ella quería boda. Yo ya estaba maltón, tenía plata en el bolsillo y ¿Por qué no? me preguntaba. Ya conté que era medio burro así que no pensé tanto y me casé con ella.

Recién conocí algo de su historia. Papás posesivos que no la querían mandar a estudiar a la ciudad y ella saliéndose a buscar trabajo.

Al principio las cosas no nos fueron tan bien. Yo no calculé que había que alquilarle un cuarto propio y que tendría que dejarla pensionada porque del trabajo en la tienda ya no la querían. Los primeros meses la veía poco y hasta celos me entraron. En una de esas la encontré conversando con un hombre en la puerta de nuestro cuarto y le crucé la cara con una cachetada que hasta ahora me la recuerda. El tipo resultó que era su hermano que vino a verla desde Andagua. El puñete que me dio tampoco se me olvida, pero bien merecido lo tuve.

Luego de los arreglos y disculpas, nos dijo que venía con la noticia de que los padres de mi Juanita habían aceptado lo de la boda. Ella ahí recién me contó que estaba embarazada de cuatro meses. Cólera que me dio, pero pensándolo bien y con cervezas de por medio con el hermano, me tranquilicé y hasta me alegré. Un heredero, uno a quién contarle las hazañas que realizaría. ¡Ingenuo de mí!

Cuando llegamos a la casa de mi esposa, allá en su pueblo, la fiesta que se armó. Todos me quería, y yo a todos abrazaba. Soy burro pero cariñoso. Lo malo es que siempre que tomo se me da por regalar la plata. No me peleo con nadie, pero no sé porque se me desaparecen los reales del bolsillo.

Me acuerdo que en la visita me gasté más de 200 soles, de los antiguos, casi dos sueldos. Juana estaba enojada conmigo. Así la pasamos un mes con charqui y chuño nomás, aunque he de ser sincero: yo comía en la mina así que no la pasé tan mal, pero ella mi Juanita, cuanta hambre debió pasar. Con el tiempo las cosas mejoraron y el chiquillo que tuvimos creció. A los dos años tuvimos otro y luego dos años después otrito más y para el remate en otros dos años una niña. Es que cuando uno tiene metida la herencia de la chacra, siembra y siembra nomás.

Recuerdo que una vez a la menorcita le picó una araña. En esas altitudes no había ni médico y el de la mina se fue de vacaciones a la ciudad. De urgencias nos llevaron en la camioneta del jefe hasta Chuquibamba donde me la salvaron. Yo por primera vez me lloré y por supuesto me fui a chupar. A la mañana siguiente en el hotel le dije a mi Juanita que se viniera a la ciudad, porque ya el mayor iba a entrar recién a primer año y en la ciudad ya estaría avanzado. Podía pasarles cualquier otra cosa y no soportaría otro dolor así, pensaba para mí.

Ella no quería al principio, pero la pensó mejor y me pidió que esperáramos a que el mayor termine siquiera el primer año para luego venirnos. Más inteligente ella. Siempre con un pie en mi estribo. Durante ese tiempo ella junto real por real y al final, cuando se vino para acá, puso una tiendita de abarrotes.

Dicha sea la verdad, me metía en esos días con otras mujeres, pero siempre le cumplía a mi mujer mandándole la pensión, hasta que ella misma gestionó para que le pagarán la plata allá en Arequipa. Con eso se me acabaron las mujeres, porque ya no tenía plata. Fue mejor.

Cuando salió eso de los beneficios para los que trabajamos terciando tiempo, a mí me dieron la posibilidad de trabajar tres semanas por una de descanso. De esa manera podía llegar y pasarla con mi familia. Pero lo malo es que me iba a tomar todos los días y mi mujer me metía una de mil diablos. Cuando está linda y cariñosa es “mi Juanita”, cuando la presentaba a mis jefes y compañeros era “mi esposa, Juana”, pero cuando se trataba de sacarme de la cantina o de la canchita de fútbol era: “Mi mujer ya vino, me voy antes que me agarre a correazos”.

Era bravaza con lo del trabajo. Si es que se me ocurría tomar antes que llegara el carro a las 11 de la noche todos los viernes, el asunto se me complicaba, porque me salía a buscar de donde estuviera para subirme al bus, con esa correa en mano. En el viaje se me pasaba la borrachera y se me prendía la cabeza de ideas de que me iban a despedir y que después me iba a ir pateando latas de regreso a Arequipa. Creo que ese miedo me salvaba porque disimulaba tan bien que nunca se me notaba.

Me acuerdo de la época en que empezaron a despedir gente en masa, a mí se me entraron ganas de tomar más y más, pero Juanita me controlaba y llorando me subía al bus del trabajo y daba comida al chofer y al supervisor para que no me vendieran. Los compañeros nunca me decían nada y así nadie me descubría y era puntualito, hacendoso, para qué. De esa manera me salvé de los despidos masivos. La verdad ahora le agradezco, porque de lo contrario no tendríamos mi pensión y no tendría mi puesto de venta de insumos de para la mina. Todo es por ella que me ayudaba.

Y es que aun derrocho el dinero. Cuando me tomo le pido a uno de mis nietos que me lleve a pasear, yo le compro helados y comida. Del vuelto me olvido siempre. Cuando estoy mareado en alguna otra casa o fiesta, evita a los amigos que quieren irse conmigo. Mis hijos trabajan en sus profesiones. Los seis taxis que tenemos los ve el marido de mi hija, que ve la casa y mi mujer administra todo. Yo estoy en caja en el negocio y tenemos dos trabajadores a los que les pagamos hasta el seguro y vacaciones.

La tarjeta me la tienen con llave y es mejor. Cuando pido 100 soles para irme con mis nietos me da 50 y les dice que me gaste todo el dinero en comida. Ellos son mi vida. Yo no soy de cariño, mis hijos probaron mi rigor cuando su madre me decían que se portaron mal, pero por allí, en las tardes, cuando pasaba la tormenta, le preguntaba a uno: Ya has entendido, su cabecita hacía sí papá y le daba un caramelo, una galleta. Los nietos llegaron algo rápido, sembradores nomás me resultaron todos. Las risas nunca han acabado en casa, yo miro todo desde el fondo, sin saber qué decirles, si todos tienen su futuro ya hecho. Mis brazos que antes los abarcaban ahora son pequeños y me cuelgan. Y aun así, con la cabeza dura y mis pocas palabras, logro comprender por qué soy tan feliz.

Pero bueno, no siempre uno tiene las orejas paradas de contento. Ayer me enteré que tengo cáncer al estómago. Fue porque el doctor del Seguro me dijo que me hiciera análisis, pero no quería preocupar a nadie. Me recomendaron esta clínica y me vine. El doctorcito es buenito nomás. Me pidió que le comunique a la familia. Yo no le entendí bien lo de la enfermedad, soy burro, pero dice que es complicado, que debí hacerme ver antes, que si no me dolía, que sí nadie se dio cuenta, que será largo el tratamiento y puede que no la cuente. Me siento mal. Tan feliz y ahora, cómo les voy a arruinar la vida así cargando con un enfermo. Quisiera irme a la mina y atarme un pedazo de mecha y un cartucho, o irme a una chacra y tomarme folidol. Tranquilo ¡Sooooo! Ya se me está pasando el miedo.

La tembladera vuelve. Creo que no les diré nada. Enfrentaré mi dolor solito y así…

No. ¡Basta! Sería una deslealtad para con mi Juanita. Se lo diré, quién sabe, de repente como dice el doctor me puedo curar o de repente me muero, pero sé que ella estará a mi lado, que no me desamparará, me alcanzará un platito de sopa siquiera.

¡Yasta dicho!, la última imagen que quiero llevarme a la tumba es su rostro sonriente con sus trencitas y su mirada que me huía, la imagen de mis hijos riéndose en la mesa familiar de mi casita de dos pisos que construí con estas manos, la voz de mi último nieto llamándome “apa”, esas imágenes quiero llevarme a la tumba porque no sé si me las merezco, o de repente lo único que vea sea la sonrisa de la parca. Soy un burro nomás que lo mejor que pudo hacer en su vida fue casarme con una buena mujer. Que me recuerden por eso nada más les pido.

Fin.

**********************

Por: Sarko Medina Hinojosa

Relato escrito por el 2006, actualizado y publicado en Semanario La Central Noticias de esta semana.

Puede ser una imagen de 2 personas, incluido Miguel Sarmiento Arispe, personas de pie, animal, al aire libre y texto que dice "EL COMECUENTOS: La suerte del burro Medina Hinojosa Cuando muera, Dios recuerden verdad, eT por bolsillo conté medio burro ahora algo preguntaba. tranquilicé hasta uno contarle hazañas que realizaría. iIngenuo historia. mandar pose- echar fiesta en alquilarle trabajo pero nea cari- tomo peleo desaparecen plata. laquerian ciap monótona semana recambio eales gasté caña recuerda. uem trencitas rehuían mes aunque eolv que pasé disculpas, mando boda. estaba edio por más herencia hermano, araña. siembra na.ve alttudes no habia pico médico el"
Puede ser una imagen de texto que dice "cuento mina vacaciones ciudad. hasta Chuquibamba latas chupar. salvaron. regreso salvaba notaba. del Creo disimulaba comprende manana iguiente viniera cludad, entrar mayor siempre mi eliz. iene enteré cosa.y trolaba engo subía chofer nadie. recomendaron doctorcito comunique enfermedad, debí que ahora edolía, que mis folidol. miedo, nada. podía familia. estoy deslealtad nm Cuando puedo dice de pido esposa, me alcanzará platito vino, última imagen rigor antes preguntaba hacía imagen par llamándome tumba merezco, repente parca idea quem ahora que pequeños sabaaban nada fue recuer- Que pido, logro"

Microcuento: El peso del sueño en el mar

He visto mi final muchas veces. La tela de los sueños me lo anticipa. Siempre tengo un batiscafo puesto, sumergido en un mar rojo. Ángeles o calamares o jarjachas me ayudan a salir a la superficie. Justo cuando logro sacarme el tubo dentro de la garganta, grito mi liberación. Luego pasan los años, veo a mi hijo crecer en sabiduría, altura y gracia; a mis sobrinos llenar de risas la casa. Pasa el otoño y llega el invierno; los míos se van y permanezco detenido en la felicidad. Sobreviene por fin la muerte, siempre plácida, entre sueños.

Puede que no haya despertado, puede que siga allí, sumergido en el mar, suspendido. No importa, la realidad a veces es otro sueño, algo más largo, quizá.

***************************************************

Por: Sarko Medina Hinojosa

Imagen: Raoul Hausmann, Collage, 1921

El Comecuentos: El nombre del cuentero

SARKO - Diccionario Abierto de Esperanto

—Papá, una pregunta ¿Quién me puso mis nombres?

—Pues te diré que hubo todo un tema con eso ya que se unieron tu mamá Patty y tu abuelita Liliana para evitar que te pusiera un nombre que escogí.

—¿Cuál era?

—Logan.

—Espera, ¿como Wolverine?

—Exacto.

—De la que me salvé.

—Jajaja, ni tanto, ahora serías famoso.

—Nooooo, además mis nombres me gustan: Mathias Eduardo, sé que el primero es del Apóstol que entró luego de que Judas traicionara a Jesús y el segundo porque es un nombre fuerte y decidido, pero ¿y a ti como te pusieron un solo nombre?

—¿Versión corta o versión larga?

—¡Versión cor…!

—Te contaré entonces que en el Imperio Romano se hablaba el latín…

—¡Papá!

—En serio tiene que ver con la historia, y es que tu abuelito José fue quién se apareció con el nombre en el momento de mi inscripción para la partida de nacimiento. No ofreció mayores explicaciones. En serio, no las dio más.

De niño no recuerdo haberme preguntado mucho sobre mi nombre, además no conocía a muchas personas, creo que eso hace que tomes por normal el cómo te llamas, pero luego, cuando avanzas por la vida, siempre hay por allí uno que te pregunta el porqué y la respuesta siempre era la misma: Mi papá me lo puso. Y sanseacabó.

Pero, en la adolescencia, las que me empezaron a preguntar fueron las chicas y allí como que la respuesta seca y conclusiva como que no iba. Intenté un par de veces preguntarle a mi papá pero no me decía, se reía, y un poco más me respondía: “Para qué quieres saber eso, saludos” cual meme de moda ahora.

La primera explicación posible que empecé a esgrimir fue una que me dio una inquilina de la casa, la Señora Mina, que eran del norte del país: “Zarco, eze tu nombre no va con tu ojoz, en mi tierra a loz que tiene ojoz claros se les llama zarcos”, me decía con su peculiar manera de arrastrar las eses, una delicia de verdad escucharla. Entonces, empecé a bromear diciendo que cuando nací tenía los ojos verdes, pero luego se me oscurecieron.

Igual la búsqueda del significado me llevó a saber que “sarco” era un tipo de vestido sin botones usado en Alemania, que así se le denominaba a un soldado de a caballo en Birmania, que también significaba “príncipe judío”, que aquí existe como apellido la palabra, hasta con doble c. La verdad es que había muchos significados por allí, pero todos, con la “c” en vez de la “k”.

—¿Y el latín?

—Allí voy. Una de mis mejores armas para entretener mientras contaba sobre el origen de mi nombre y arrancar algunas sonrisas de interés por allí, era explicar que “sarco” en latín significaba “carne”. Pausa dramática, movía las manos de arriba abaja mostrando mi espectacular flacura de diecinueveañero y las risas no faltaba.

—Papá, pero tú ahora eres gordo.

—Lo sé, por eso ya no hago la broma, pero en su momento me sirvió, hasta mi profesora en el curso de Redacción Periodística, Mónica Cáceres, me puso un punto de participación por salir y contar sobre mi nombre.

—Supiste alguna vez porqué el abuelito José te puso así.

—Claro. En su momento y aún ahora nos gusta a los dos escuchar música popular, música social, en la época de mi nacimiento, por el 78, el socialismo era parte del pensamiento de muchos, sin que eso significara comunismo, ojo, para los despistados. Entonces varios les ponían nombres rusos a sus hijos: Lenin, Vladimir, etc. Pero mi papá quería un nombre único para mí. En una revista de espías de esos bolsilibros Bruguera, encontró a un personaje que se llamaba SARKOV, le quitó la V y allí está mi nombre.

LA COLECCIÓN DE ARCHIVO SECRETO | LA MEMORIA DEL BOLSILIBRO

—Papí, larga tu historia. Pero me gustó.

—Así es hijito, el nombre que nos ponen nuestros padres, es un signo de amor que tiene una historia, sencilla a veces, intensa en otras, pero siempre con cariño, lleva siempre con orgullo el tuyo.

—¡Así lo haré!

***************************************

Por: Sarko Medina Hinojosa, relato publicado hoy en La Central Noticias

El cuerpo incesante

Imagen referencial, Diario Correo

La calle es un misterio de sonrisas a medio despegar, pero nadie se atreve a soltar alguna, es infame mostrar la felicidad que agobie al otro, que lo enfrente con su miseria de no poder sonreír. Bueno, es difícil que sonrían con los bozales puestos, es verdad. El respeto por la tragedia ajena es fuerte, hace que nadie te dé un abrazo espontáneo ni siquiera un “buenos días” alegre y menos una ayuda desinteresada, claro, en tiempos donde nadie se acerca por miedo del contagio, peor. Si te caes nadie te levanta, salvo seas un anciano rumbo al mortuorio y ni así. Lo sé, estoy filosofando frente al espejo de este baño en el trabajo, solo con el fin de ganarle un par de minutos a la patronal.

Hoy me desperté contento, pese a la realidad desconsolada de las noticias entre asesinatos, asaltos y corrupción. Estoy con una cara radiante, o como me dijo mi esposa, “cara de cojudo”, porque con el matrimonio que nos gastamos ¿quién puede ser feliz a las cinco de la mañana?, me dijo antes siquiera de poderle explicar que mi sonriente faz se debía a que leí el día anterior unas frases motivadoras en una página de Facebook y que me estimularon el optimismo de que todo podría mejorar con una buena actitud.

Aún con la mala onda de aquella que me soportaba los ronquidos, el día se presentaba encantador, cual relato de Andersen antes de fundir al héroe en el fuego o que se diluyera entre la espuma del mar la heroína. En el trabajo, pese a que intentan de varias formas bajarme el ánimo, no lo consiguen. Aun señalando mi sobrepeso o que me pongo mal la mascarilla y que sudo como chancho, todo me resbala hoy.

Salgo del trabajo, pero hace minutos, para recordarme que esclavo soy del sueldo mensual, mi jefe me recordó que tenía que dejar un encargo en el local de San Lázaro. Era de esos momentos en que en otras circunstancias la carta mental de renuncia que tenía guardada, salía del archivo neuronal y amenazaba con esgrimirse en cinco párrafos con imprecaciones incluidas, pero este día nada mata mi buen ánimo.

Al dirigirme hacia mi destino, corté por el parque San Francisco pues quería comerme una tuna jugosa. Mejor refrescante no hay, protegida por su piel libre de “quepos”, la fruta andina era de mis favoritas y la señora Casimira la que más frescas venden en el lugar.

—Doña, una tunita.

La seño me sirve una roja deliciosa. Pago y estoy por irme, pero algo me detiene, la antes más amable mujer, está triste y acongojada, a pesar de la careta facial y el tapabocas, logro verlo. Lo presiento también en su manera de estar sentada, con derrotismo, con ese brazo derecho apoyado en una de las rodillas y sosteniendo su cara de abandono.

Le pregunto, sin ánimo de molestarla, sobre el porqué de su rostro. Me mira algo extrañada, mi pregunta la asalta en algo íntimo, lo presiento, quiero retirarme, evadirla, pero ya está llorando. Me siento a su lado, no me importa el terno y su contacto con el polvo inmemorial de ese pasaje, trato de decirle algunas palabras, contagiarla de mi buen ánimo, pero ella interrumpe y empieza a contarme:

—Joven, yo no nací en cuna de oro, pero siempre fue honesta mi familia, aun pelando ajos, mi madre nos sacó adelante a mis hermanos y a mí, porque mi padre nunca nos vino a visitar después que se fuera a sacar oro en Cháparra. No soy tan vieja, tengo mis sesenta años nomás y conocí a mi esposo, Tulio, cuando tenía unos 28. Estaba acabada creo, sin poder tener hijos, ya dos me habían abandonado. Pero él se quedó. Y siguió quedándose a mi lado hasta cuando nos vinimos al morir mi madre. Le juro que yo trataba de darle un hijito siquiera para nuestra vejez, pero nada. Puse de cabeza a varios santos y nada, hasta fuimos al Cuzco, a lo del Señor de Qoylluriti, pero mi vientre estaba seco. Él me juraba que no importaba, que de repente nos ahijábamos unito por allí. Pero tampoco nos confiaban a uno o nos hacían padrinos. Pocos parientes teníamos los dos. Él también es un hijo del destino, por eso nos queremos creo. Yo… yo no quiero que deje de abrazarme y llamarme su “cuculí”. Míreme, no soy gran cosa pero sé cocinar y vendo mis tunas toda la mañana. Él trabajaba en obras pero, ya mayor, en casa se dedicaba a pelar las papas para una salchipapera. Allí le entró el bicho. Nada pudimos hacer, ese le estaba comiendo los pulmones. No quisieron ni recibirlo en el hospital, pero la verdad era que no teníamos seguro y menos dinero, con eso seguro nos decían que se podía hacer algo. Hace unos días se puso más mal y allí nomás se durmió. Allí sigue, no quiero despertarlo, a pesar que extraño que me diga “cuculí” y me haga reír con sus caras, no quiero que despierte y me vea llorar. Trato de limpiarlo, pero se está poniendo hinchado y huele un poco mal. Creo que lo bañaré así nomás por encimita, aunque se ha puesto morado y eso me asusta un poco, igual me acuesto a su lado y le canto sus huaynitos. Ya ni se queja del dolor, viera usted, tranquilo nomás está, pero no sé qué hacer para que no huela mal. ¿Sabe de algo para eso?

…y aquí estamos los dos. Le doy como metralleta todas las frases que me aprendí de esa página, “La vida es una caja de sorpresas”, de cómo la vida continua para los que nos quedamos aquí “El universo planea darte lo que pidas”, y el consuelo de saber que ya está en un mundo mejor. Ella suspira, me hace caso, pero mientras, pienso y pienso, y no llegan. La doña en automático despierta de su pesadilla y vende una tuna. ¿Dónde están los policías? Espero la traten bien, por eso también me quedo, pero ¿mi encargo?, ya pasó media hora. Nadie sabe lo de nadie. Mi mujer me llama, seguro para preguntar dónde estoy. “Bebe todos los días del néctar de la miel de la oportunidad”. Sigo prometiéndole que su Tulio olerá rico, con las flores que le compraremos, estará fragante, le he prometido que le regalaré un terno para que lo vista, ¿de dónde sacaré ahora un terno si solo tengo dos para el trabajo? Que se apuren los policías, yo no puedo seguir más, la tristeza me amenaza y no quiero desperdiciar esta alegría que aún me sostiene, “La felicidad es un lunar en una vida llena de dolor”, esa no me sirve, quiero regalarle un poco más de ánimo a la doña. Ya me está llamando el jefe, pero pienso en ese cuerpo abandonado y su presencia aún viva para ella y quiero derrumbarme, irme, seguro estoy despedido, divorciado, contagiado. ¡No!, ¿incienso?, eso puede servir, de repente mejor me voy con ella y despierte su esposo, qué digo, ya me está afectando el asunto. “La vida es para vivirla”, me repito, una y otra y otra vez. Veo a los de verde. “Todo saldrá bien”, prometo, pero ya no me lo creo.

Por: Sarko Medina Hinojosa

El último día

Morgue de Arequipa

A su padre Dadnel le gustaba comer chicharrones de alpaca. Era un gusto adquirido desde su tiempo de comerciante en el mercado Las Mercedes de Juliaca. Algunos agarran la costumbre al emoliente, otros a los huevos con ocopa, la quinua batida, pero su papá, siempre que podía y, para enojo de su madre, se compraba un plato de chicharrón y ya no quería comer en casa hasta pasada la digestión.

Ahora, no comería nunca más el potaje hecho con la carne de camélido sudamericano “Vicugna pacos”, rica en Omega 6 y Omega 3.

En esos momentos, a Hortensia, le pesaba saber tantas cosas con respecto a la nutrición. Su negocio de venta de productos naturales en el mercado de San Camilo, la hizo ducha en varios alimentos como complemento de los extractos de maca, la harina de cúrcuma, los frascos de polen, el mate de hojas de achiote, para potenciar la salud, para recomendar en las dolencias. Pero ¿Qué puedes recomendar para evitar la Covid-19?

LA COVID, todo es culpa de ese bicho, pequeñito.

Su mamá, cuando era adolescente, le notó ciertas tendencias a la malcriadez, a la tristeza, a hacer cosas sin explicar demasiado, pero con excusas bien elaboradas. Algo andaba mal. La llevaron a uno y otro médico, luego a un psicólogo, que les recomendó internarla en un centro. Su papá se opuso, pero su mamá, que en paz descanse, estaba empecinada. Algo andaba mal en ella y tenía que ayudarla.

A veces, en las noches, se iba sollozando a la cama de sus padres, para darse calor, aún con dieciséis años, quería amor, cariño en cantidades tipo fiestas candelarias, con muchos te quieros y abrazos “juertes”. Su papito le decía: “Hijita, si pudiera meterme en tu cabecita y agarrar a ese bichito que no te deja en paz, del cuello le obligo a irse”. Pero no se iba. Hubiera querido hacer lo mismo con el bicho que tumbó a su padre, pero no pudo.

Le recomendaron un psiquiatra en Arequipa y allí se fueron. Dejaron el mercado, la casita, los primos. Era en verano, volverían se dijeron. Un hermano de su madre los tuvo un tiempo. La doctora Luza la ayudó mucho, no le dio pastillas, aunque quería hacerlo, le confesó, pero sentía que lo de ella era otra cosa. Pero nada, en la búsqueda de razones, no hubo tocamientos indebidos, ni malas experiencias con amores, es más, nunca tuvo enamoradito. Mientras, en casa, mamá se ponía media mal, mientras, papá se ponía a trabajar. El Altiplano, mercado recién inaugurado luego de demoler las antiguas caballerizas y perrera de los Policías. Un puestito consiguió agenciarse Dadnel y se quedaron. La casa allá en la tierra se vendió. Consiguieron un cuartito, luego un terreno por Israel.

Mamá Lucrecia no mejoraba. Lograron detectarle el cáncer a tiempo para darle unos 10 años más de vida. Nada más. Mientras, Hortensia, seguía tratando de descubrir qué la llevaba a sentirse tan sola, teniendo dos padres que la amaban con locura. Para tratar de sacarse la duda, estudió Psicología en la UNSA, pero no terminó, se le atravesó Quintanilla, profesor de academia que la conquistó explicándole sobre sinapsis y desbalances químicos. Eso podría ser. Y como preguntando, en la zona de hierbas del mercado donde trabajaba papá, le recomendaron la cúrcuma y la hierba de San Juan.

Pasaron los años y estaba mejor, mamá falleció, con Quintanilla tuvieron dos pequeños, puso su puesto de productos naturales, le llevaba de tanto en tanto su rico chicharrón a su papá. En eso llegó la pandemia. Y ahora estaba allí, caminando hacia el Hospital Honorio Delgado. En la mañana le dieron la noticia. ¿Cómo es la vida no?, justo ese lunes el bendito Gobierno liberó los negocios y podía ir a abrir su puesto y pasa. Misterios que nunca sabrá responderse.

Papá Dadnel se contagió porque salía a la tienda insistentemente a comprar pan. La dueña cayó enferma y cerró la tienda, una semana después le empezó la tos fuerte. No quería ir al hospital, así que trajeron a una enfermera. Ella trataba de hacer mates de kión con limón, algo de manzanilla, algo de gotas de eucalipto y miel en dos dedos de agua caliente. Pero la tos persistía y el oxígeno empezó a faltarle. “Dame dióxido”, le pidió una noche en que estaba en 87 de oxigenación. Quintanilla dijo que iba a comprar. Le dieron la fórmula. Pero no mejoró. Se lo llevaron casi inconsciente al hospital.

¿Cuál es la verdad final?, se preguntaba mientras caminaba apurada, no quiso tomar carro, mucha vuelta, el mercado no estaba tan lejos del hospital, bajas derecho, luego volteas y ya estas cerca de la UNSA. Un poco de vergüenza por no terminar la carrera y estaba en el hospital. La llaman del carro que contrató. “Ya estoy llegando”, contesta. La verdad es que no sabría decir cuál es la razón final. A ella años que no le vienen los ataques de ansiedad, anda más ocupada en sus hijos, su esposo y lo de su papá ahora. Su mamá pudo irse antes, pero alcanzó al bautizo del menor. Ni en el entierro le volvió la oscuridad. Su papá siempre fue fuerte, pero le agarró duro el bicho, pero a ellos no. Misterios.

Mientras espera que le entreguen a su padre, trata de no ahogarse en su propia negrura que intenta invadirla, someterla, recordarle sus fracasos. Se impone una idea, aún hay camino que recorrer, sus hijos necesitan de ella, su esposo malo que bueno anda bien nomás el desventurado, pero, ahora, quién más la necesitará es su padre. La negrura se disipa.

—De una buena te has salvado —le dice mientras suben al taxi.

—Habrá querido Dios no llevarme aún.

—El Doctor ya me dijo que no vas a poder comer grasa nunca más, así nada de gustitos, tampoco podrás ir a comprar pan, estás prohibido, ya sabes.

—¿Aunque sea un pedacito?, yo te quiero mucho.

Abraza fuerte a su padre, quisiera besarlo, pero aún deben cuidarse. Por lo menos la carne de alpaca se puede comer en estofado, no será lo mismo, pero habrá que acostumbrar a papá, piensa, mientras ve los cajones salir de la morgue al costado del Hospital y no puede evitar sentirse culpable, pero no sabe de qué y no quiere saberlo.

+++++++++++++++++++++++

Por: Sarko Medina Hinojosa, cuento publicado en Diario El Pueblo.

El Comecuentos: Historia de una pistolita

Dicen que me parezco a Mathias cuando niño. No creo, mi hijo es guapo, alegre e inteligente. Yo no me recuerdo tanto así, aunque, mis tías queridas de mi gran familia Medina, amigos de mi madre, mis tías Mercedes y Vicky y Julia, mi madrina Brinda, me recuerdan así. Quiero creerlo y para eso, apelaré a una historia que siempre me ha rondado pero no pude contarla nunca entera y ya no podré. Faltan algunas personas para completar datos. Ya no están. Intentaré ser, entonces, lo más fiel posible a esos recuerdos.

Tendría unos cinco años, es más que seguro y en esas vacaciones iba seguido a la casa de mi Tía Sabina, la egresada de la Normal, la profesora y directora, dirigente distrital y piadosa devota del Señor de los Milagros de Mariano Melgar. Ella, junto a mi Tía Meche, su hija, también educadora, me festejaban la llegada, me llenaban de besos dulces y con olor a rico perfume, me dejaban corretear en su patio lindo de piso con detalles y full macetas. Las tardes en casa de mi tía eran deliciosas con un tecito, biscochos y el cuadro del Corazón de Jesús que siempre me miraba a donde me moviera.

En uno de los cuartos, habitaba un marino mercante, o así lo recuerdo, pero que me tenía cariño. Un día, recuerdo vagamente, me ofreció dos juguetes a escoger: una pistola de salvas de papel o una réplica de revólver Colt 45. Escogí la última. Un artilugio casi real, con su tambor que se abría y sacaba si jalabas la varilla abajo del cañón. Era negro y en la cacha tenía unos acabados como en concha nácar. Un juguete muy especial.

Yo jugaba a que era un vaquero, un pirata, un bandolero que salvaba carretas del ataque de los comanches. Era el Cabo Savina, rescatando a una “tana” de las garras del jefe Cohuide en las pampas de Mendoza. Era Mark en un futuro distópico luchando contra mutantes, era el capitán Futuro, Rayman, Súper Siete, un héroe que corría entre las plantas de nuestra huerta con sus pies pequeños, asaltando arañas y mariquitas. Solo en mi ilimitado espacio, junto con Quirón como mi fiel corcel. Tanto era mi cariño al juguete que no sé para qué fiesta en el Jardín, me disfrazaron de corsario, un Sandokán en miniatura, con su pañoleta roja en la cabeza y un ojo parchado, el arma en ristre y una foto que allí se conserva.

Pues sucede que un día en el Jardín de Niños, los hijos de la directora Teresa, me pidieron prestada mi pequeña pistola, un fin de semana sería. El lunes siguiente me entregaron el juguete roto, separada la cacha de nácar. Me mintieron, dijeron que lo dejaron allí y se rompió. Bueno les creímos, pero no era cierto, ¿para qué mentirle a un niño? Visité al marino para ver si podía arreglarla, pero no, su ciencia no llegaba a tanto. Tampoco me regaló la otra pistola, faltaba más que no era beneficencia. Y allí se quedó, ese juguete de tantas aventuras, a un costado de la pileta donde lavábamos los platos. Olvidada en el tiempo.

Me abrazaron mis tías, mi mamá. No me juzguen, para mí era perder mucho, de repente para otros era sólo un juguete, para mí era una forma de hacer realidad mis fantasías, mis historias.  Pero el abrazo que me prodigaron, creo que allí se quedó en remplazo.

Porque era querido. Sí, lo recuerdo muy bien, me amaban, aún lo hacen, una a un piso de mi a la que corro para abrazar, una desde su cuarentena y la otra desde el cielo. La vida es extraña, te lleva por sentimientos encontrados. No sé en qué momento dejé de ser cercano, de ser ese niño inteligente y tierno y me volví hosco, alejado, distante. Y ahora, con 40 encima, quiero ser ese niño y sentir ese cariño. Estos tiempos te golpean duro, durísimo, cada día es un torbellino de emociones y a veces, solo, sentado en una silla, queriendo entender todo, quieres un abrazo y que alguien grande y con olor a perfume rico te diga “Sarkito, todo va a estar bien hijito” y te meta tres besos en los cachetes y la frente. Pero no, eres tú el que se tiene que levantar, abrazar a Mathias, decirle que todo estará bien y sacar fuerzas de esos abrazos que sobrevivieron el cataclismo de tu juventud, para volverse así, tiernos, cariñosos y fuertes para proteger a tu tesoro, a tu pequeño aventurero que espero, que recuerde también, cuando lo necesite, estos cariños.

+++++++++++++++++++

Por: Sarko Medina Hinojosa, relato publicado en Semanario La Central Noticias

El Comecuentos Programa 2

Hoy en – El Comecuentos – leeremos un relato del escritor Cubano Onelio Jorge Cardoso, avanzaremos con nuestro micro taller con el primer paso del proceso creativo para dejar un ejercicio, y recomendaremos un libro del poeta griego Homero.

#taller

Definición a noventa kilómetros por hora

¿Qué soy?

Esa pregunta me persigue incesante. Intento poner segunda con dificultad. Me duelen las manos. Estuve golpeándola por un buen rato y eso me pasa factura.

Como un ser atrofiado, quisiera definirme. Pero no lo soy, nací sano. De mente, no sé. Creo que la mierda tiene más valor que yo. Por lo menos se sabe qué es.

Intenté ser un hijo agradable para que mi padre se quedara. Pero nada. Se fue a buscar algo mejor que el esperpento de dos kilos seiscientos que salió del vientre de mi madre. Ella me aborrecía. Me contó que no me callaba de noche, que era malcriado y terco.

Quise ser un estudiante, un enamorado, un amigo. Pero fallé en cada una de esas simples tareas. Ni siquiera intenté buscarme la vida al filo de una navaja ochentera, ni entre las piernas de alguna chica fácil, o sacar notas promedio. Cada día un dolor poder entender algo del pizarrón o siquiera hablarle a una cabellera en el paradero del bus y menos a quien contarle mis miedos, pesadillas. Hoy no hay un oído que escuche decirle ¿te acuerdas de…? Una adolescencia perdida entre intentos de encajar en un tablero en el que siempre fui la pieza dañada de fábrica.

Manejo por estas calles que conozco, por todas ellas erré el rumbo, tratando de encontrar el camino a algo que llamar “casa” y nunca hallarlo. Lo que tengo es una madriguera, llena de olor a animales en pelea. Luego que mi madre muriera de cirrosis, soñaba con un lugar con perfume a lavanda, muebles con vidrios resguardando tazas y cubiertos finos. Un sofá donde recibirla a “Ella”, a la que sea, sin muchas especificaciones.

Para lograr eso me propuse ganar dinero. Estudié para técnico en mantenimiento y me esforcé como nunca sacando las mismas notas mediocres, terminando metido en una mina 25 días al mes. Claro que encontré una chica, linda al principio, horrorosa ahora. Traté de ser un esposo en medio de sus gritos por el dinero, que dónde ando y la concha de su madre que no calculó que tengo el grito fácil y la mano larga para abanicar el aire y cerrarle la boca por dejarse embarazar.

Quisiera pensar que mi hijo me apacigua, pero no me soporta, grita cuando me ve, huye bajo las faldas de su madre ¡Escapa de mí! que compro lo que él después vomita, destruyendo con su fetidez de leche a medio podrir el cuarto, la sala y hasta el baño, consumiéndome en la misma porquería de siempre y sin salida.

¿Qué soy?

Si lo supiera lo sería con tranquilidad y no embadurnado en grasa días de días o aguantando las conversaciones tontas de borrachos y putas que se van de nuevo a sus huecos. Evitaría las tardes de jugar fútbol con los vecinos y vanagloriarme de la chibola que me agarro, mientras todos se ríen de mi engaño de tratar de ser un pendejo cuando en realidad soy el más huevón del planeta.

Debo préstamos por la casa, por este auto que uso para taxear los días que no estoy ahogado en tierra, intentando sacar algo más para terminar de pagar las tarjetas, antes que el banco llegue y me viole por deudor. Ni buen vecino soy con mis gritos de medianoche cuando el ron me anima a reclamarle al mundo mi desgracia de no saber que hacer con estas dos manos extrañas, con las cuales me afeito, me escarbo la nariz, me masturbo, pero no encuentro para qué sirven, como todo el conjunto que soy, apestando a sudor que no se limpia con un baño y que me hiere en lo profundo.

Ni tener amante sirve para definirme. Por andar de machito me encontré a esa sanguijuela que me sangra la culpa. Llego a casa con cosas que no puedo pagar y grito, golpeo porque no me agradecen el gesto, salgo y bebo cerveza, pago el hotel barato donde me enrosco en ese cuerpo que huele a más culpa. Como hoy, que terminó por cansarme y le apliqué la misma receta para que deje de gritar. Salí ebrio de cólera y licor y no me encuentro. Pongo tercera.

Avanzo por la avenida tratando de saber en qué momento me perdí, o nunca fui. ¿Y si no soy humano?, de repente un animal de carga, un muro en el cual estrellar el fracaso del matrimonio, el amor de padre que no me nace. Quizá soy un pellizcador profesional, que lo hace para provocar lloros en el crío, así como yo lloraba cuando a mi madre se le ocurría domesticarme con el palo de la escoba.

Pese a mis preguntas sin respuesta meto cuarta, porque si algo puedo hacer es correr y correr tratando de escapar de aquello que no soy, pero me quieren volver: una billetera andando, buen ciudadano, correcto padre, fiel esposo y tanta huevada que no sirve al final, si todo se acaba con una muerte rápida, cuanto más en una enfermedad que te hace vomitar las tripas o perdido en un asilo muriéndote en vida, con los gusanos por dentro comiendo tu carne.

El semáforo en rojo y yo en quinta ¡A la mierda! Está decidido, seré una luz intermitente que se apaga por fin, un destello de vísceras en el pavimento, una estadística más en la lista de los anónimos, al final seré un suicida, por lo menos.

                                                      

Despierto como de un sueño profundo. Cuelgo cabeza abajo agarrado por el cinturón de seguridad. Siento sangre en mi boca, pero estoy vivo. Luces y gritos a mi alrededor. Lo último que recuerdo es ese auto azul que se atravesó en el cruce y unos ojos infantiles en el asiento posterior. Tratan de abrirse paso para sacarme. Entre los gritos de los bomberos y paramédicos, escucho que el chofer del otro carro acaba de morir y su hija, la niña, está muy grave. Quién diría que al final descubriría lo que soy: un asesino. 

Por: Sarko Medina Hinojosa, relato publicado en Entérate

El Comecuentos: Aló Gisela y el sinsuerte

Cuando tiro una moneda al aire y digo cara, la moneda cae por el escudo. Intento la fórmula contraria y lo mismo. Si digo que saldrá alguna de las opciones, la moneda cae exacto por el borde y ahí se queda, parada. Nunca he tenido suerte en los concursos. La única vez que tuve el globo grande en los sorteos de Globos Payaso, fue porque me lo terminó regalando mi mamá Hilaria, reseco y viejo ya de un año de tentar la suerte de otros.

Serio, no se rían pues. Una vez, allá en Villa Rica, hubo un Bingo en el colegio secundario Leopoldo Krausse. Emocionado con mi cartilla iba dándole vuelta a las pestañitas. En una de esas que me distraigo, seguro pensando en la multiplicación de las hormigas en Tongoyape y sus castas sociales, veo en la pizarra que usaban para llevar la cuenta que estaba el numero que me faltaba para el premio mayor, ¡cartilla llena! Emocionado bajo gritando como un poseído “¡Bingo!”, luego de hacer el recuento, por los parlantes anuncian mi error. Lo que pasó es que miré por atrás la pizarra de los números y el que supuestamente me daba la victoria total aún no había salido, dos números más y otro gritó su suerte.

No solo a mí me pasan esas cosas. En tiempos en que los bochos eran los carros del populorum peruano, Detergentes Ña Pancha saca un superconcurso nacional para ganarse uno de varios vehículos sorteados, lo que debían hacer la compradora era buscar en el interior de las bolsas un minijuguete representando al carrito. Mi mamá Hilaria, recia mujer de manos callosas a punta de cargar ella sola jabas de cerveza, sacos de ojotas, arroz y azúcar para la tienda en Cotahuasi, no tenía tiempo para andar revisando esas co…njunciones, así que al vaciar un poco de detergente para una lavada rápida al amparo de las horas muertas del mediodía en el negocio, salió disparado el juguetito. Y ni lo miró irse por el hueco de desagüe. En la tarde mientras contaba lo sucedido a mi mamá y mi tío, la desazón los llenó por completó, aunque Hilaria les hizo terminar igual su plato de comida que para desperdiciar no estaban.

Pero el más triste de todos los fracasos en concurso, sucedió un día en la tienda que mamá Hilaria puso aquí en Arequipa, luego de trasladarse con todas las chivas, espantada por los disparos terrucos de Sendero allá por el 89. Una tarde en que estábamos mi madre y yo en la tienda, entra un señor con uno de esos maletines con doble seguro de metal, forrados con imitación cuero. Lo pone encima del mostrador y, con mucha premura nos pide que le pasemos las cajas de sazonador Sibarita que teníamos en existencia. Se presentaba como representante del programa Aló Gisela, famosisisisimo espacio televisivo noventero en el que la otrora vedette, encandilaba a todos por las mañana y medio día con concursos.

Nosotros no teníamos teléfono para que nos llame, es la verdad, pero saber que podíamos ganar algo me emocionó. Y allí estaba un papelito con un número, el señor cotejó una lista y nos anuncia que éramos los ganadores de un equipo de sonido Sony. Era la maravillas de maravillas, doble casetera, tornamesa automático, con grabador y potencia de 500 watts. Salté de alegría, nunca más la mala suerte nos perseguiría. Pasada la emoción el sujeto nos pide cinco cajas de Aspirina. Solo teníamos dos. Así que nos dice que es requisito tenerlas que ya llegaba la camioneta del concurso y si no teníamos eso no ganaríamos. Mi cara de felicidad cambió a desesperación, ¿qué hacer?, la solución la propuso el mismo caballero, nos podía vender las tres cajas faltantes a treinta soles cada una. Vacías, obvio.

Mi madre no quiso aceptar nada. Yo me puse histérico, era un equipo mamá, no podíamos perderlo. Pero ella dijo que había arreglado la zona de condimentos y cuando lo hizo no encontró ningún papelito. El sujeto dijo que qué pena, que pérdida y se fue. Yo estaba enojado con mi mamá, hasta que la camioneta que nunca apareció y luego el ver el programa y no ver ninguna mención a un concurso de tienda por tienda, terminó por señalarme mi ingenuidad.

—Sarko, ¿Por qué cuentas solo ese episodio?, todavía triste.

—Pero mamá es la verdad, nunca tuve suerte en concursos ni sorteos, solo para exponer primero nomás en la U ganaba un primer lugar.

—¿No te acuerdas del juego de cucharas en el jardín?

—¡Es verdad!

—Bueno ahora me toca contar a mí, sucede que en el nunca bien ponderado jardín de infancia Ovide Decroly en el que estudiaba Sarquito, en el Día de la Madre nos convocaron a todas y hubo un sorteo, siendo yo la afortunada ganadora de un hermoso juego de cucharas para té, helado y postres con una bella tapa roja. Durante mucho tiempo, mi retoño, me repetía que ese juego lo había ganado gracias a él, porque estudiaba en ese jardín y era su mamá así que si no fuera su mamá no lo habría ganado. Aún lo conservamos casi completo en casa. Así que no le crean cuando dice que no tiene suerte que está exagerando. Ahora sí a otro cuento, vamos a comer helado con Mathias.

—¡Vamos!

++++++++++++++++++

Por: Sarko Medina Hinojosa

Relato publicado esta semana en La Central Noticias

El virus nunca se fue

La dura travesía de los más pobres: pandemia y desempleo expulsan a miles  de migrantes | Ojo Público
Foto: Diego Ramos

Quisiera contarte que el virus un día se fue. Pero no pasó.

A finales de noviembre se descubrió que el bicho mutaba, bueno, se descubrió que la OMS no lo dijo, no compartió sus descubrimientos. La gente empezó a circular las viejas teorías sobre conspiraciones para que el mundo redujera la cantidad de personas. Tonteras a full, pero ciertas. Cuando descubrieron los informes de avance sobre el virus y su proyección a nivel mundial, todo se les cayó. No te asustes, con el tiempo me he vuelto técnica en mi hablar. Vivir entre tanto dato científico me ha vuelto “cientipeta”, como nos llaman a los de la generación Covid.

El virus reinó entre el caos de las olas que contagiaban a más y más. Increíble, pero en medio de la catástrofe llegaron las elecciones en el país y se escogió al menos indicado para gobernarnos. Los precios se dispararon, los artículos de primera necesidad empezaron a escasear y los servicios empezaron a costar mucho más.

Pero, una tarde, un niño tiktoker de Loreto, soltó un video en que, mascarilla puesta, cocinaba arroz, con cebolla y yuca cocida, preparaba con un huevito más de sus gallinas, su almuerzo. Finalizó todo con la frase: “Dejen de quejarse y vayan a alimentar a las gallinas”.

Medio Perú se rio, pero algo comprendimos. Este virus nunca se iría. Sí. Pero nosotros tampoco.

En ese tiempo leí un cómic en Internet, el autor debió ser uno de esos que nunca pierden la esperanza, porque en una parte hablaba de la tierra y regresar a ella y cultivar los campos. “Todavía somos, aquí estamos y estaremos después”, decía esa parte. No la he olvidado pese a todo.

Alcohol en gel, mascarilla, careta. ¿Era sencillo no?, pero nada, empezaron a relajarse, la gente se quitaba la mascarilla cuando podía. En la ciudad fue peor.

Pero te conté que medio país no se rio del chiquito, esa otra cantidad comprendió algo y empezaron a migrar de retorno a donde vivieron sus padres y abuelos.

En algún lugar encontrarás respuesta a algo llamado “Terrorismo en el Perú” y comprenderás esto que te digo de volver de dónde salieron sus ancestros. Cuando retornaron se enfrentaron a la lucha por sembrar andenes ya en desuso, por recolectar el agua como antaño y a esperar las cosechas sin enfermar la tierra. Tanta sabiduría que podía combinarse con lo que los jóvenes encontraban en Internet.

Mientras todos en el mundo iban muriendo unos tras otros, cuando se desataron guerras por comida, los que regresaron a la sierra y selva se apertrecharon y sobrevivieron, ola tras ola. A los que llegaban los ponían en cuarentena antes de reingresar a los pueblos. Las rondas campesinas se retomaron como agentes de justicia y orden.

No fue fácil, en especial en la selva con los narcos, pero, al final, hasta a esa plaga la eliminaron. También, en el mundo no quedaban muchos que pudieran comprar droga.

Luego, años de incertidumbre, hasta saber que el virus nunca se iría y mutaría cada año.

Justo por eso te escribo, porque a algunos les da y salen bien, pero otros despiertan sin memorias y olvidan y contagian a los demás. Estoy en cuarentena hace una semana y siento que olvido cosas, y aún me falta pasar dos a tres semanas la enfermedad. Por eso, cuando despierte de esta pesadilla y encuentre esta carta, recordaré mi camino, bueno, eso lo harás tú.

PD: Te dejo escritas tus labores, funciones y tareas, porque en esta nueva Sociedad del Ayni, quien no trabaja no come, así de sencillo querida yo.

+++++++++++++++++

Por: Sarko Medina Hinojosa, cuento publicado en Diario El Pueblo

La imagen puede contener: personas practicando deporte

El Comecuentos: El nacimiento del cuentero

Por: Sarko Medina Hinojosa

—¡Papá!, que linda es la historia del nacimiento de Jesús, pasaron por muchas cosas.

—Así es, Mathias. No fue fácil traer a ese niño a este mundo.

—Papi ¿Y tú cómo naciste?

—Bueno, la historia se la has escuchado a mi mamá Liliana, pero te la recuerdo porque no siempre la contamos completa.

“Mi mamá me esperaba con mucha ilusión cuando estaba por cumplir 16 años. Allá en Cotahuasi, ella estudiaba en el Colegio Mariscal Orbegoso y ese era su último año. Mi Mamá Hilaria quería que viajaran ese mismo 17 de diciembre, pero mi mamá quería recibir su diploma. La competencia era brava en secundaria, varios se esforzaban por sacar notas excelentes. Mi tío Max, logró el diploma que le acreditaba el pase sin examen a cualquier universidad que quisiera, tu abuelita también se había esforzado por ello.

Pero ese último año fue complicado, se enamoró de mi papá, se casó y el embarazo le complicó los estudios, así que sus esperanzas apuntaban más al tercer puesto. Comprendido el asunto, tu bisabuelita la dejó estar un día más. A la ceremonia, no asistió mamá Hilaria. La respuesta de siempre era por el negocio de la tiendita, que tenía que atenderlo. Era una fecha importante, claro, pero se entendía todo, aunque seguro a mi mamá le doliera aun así.

El caso es que en la ceremonia, luego de toooooodas las entregas de diploma, llegaba la final de finales, turururururú. El tercer lugar era para un compañero que siempre estaba por ese puesto, así que mi mamá se desanimó, no creía que en el segundo estuviera, pero entonces nombran al que siempre le hacía la competencia en el puesto. Eso quería decir que la tercera compañera que siempre perseguía la excelencia ganó el diploma. Pero no. El orador dijo el nombre de mi mamá. Terremoto. Los papás de la chica corrían hacia dónde el director, donde el subdirector, pero ya el anuncio estaba hecho, es más, trataron de que se le quite mencionando su estado y otras cosas que bueno ya sabemos la gente criticará siempre, pero ella se ganó a pulso su diploma y claro, mérito mío también que seguro la animaba a estudiar jalándole el cordón umbilical cuando se dormía, ejem, ejem.

Cuando llega a darle la noticia a mi abuela, ella ya estaba invitando unas cervezas a los profesores. casi me salgo allí de la colerina que hizo mi mamá, pero el tema pasó rápido porque tenían que alistarse, el viaje era largo, más de 16 horas en ese tiempo bajando de más de 4 mil metros a esta Arequipa nuestra.

Ya aquí, el 18, no sabían bien qué hacer, en el hospital Goyeneche le dijeron que como era menor de edad tendría que ser cesárea, pero mi mamá Hilaria recordó en voz alta que una de sus parientes murió así. El susto a mi mamá ya no se lo quitó nadie y tuvieron que contactar a una partera para cuando sucedieran los dolores. En la noche como que esos dolores se le vinieron encima, aunque ambas creían que era cólicos por la copiosa comida del día. Pero ya en la madrugada la cosa estaba fuerte, así que convocaron de urgencia a mi tía Sabina, quién llegó con las órdenes expresas de calentar agua  y preparar toallas misma película mexicana, mientras la partera llegaba un rato después envuelta en un saco de pieles, como de gala para el acontecimiento, jejeje.

Nací, después de que mi madre tuviera que buscar en sus instintos maternales la forma como dar a luz y las indicaciones cruzadas de las presentes, a las 7 y 20 de la mañana del 19 de diciembre de 1978. Casi de inmediato, y mientras aún me recuperaba del paso de lo calientito al frío arequipeño de ese día, mi tía Meche me puso en las manos una moneda y un periódico. Según cuentan arrojé la moneda y me aferré como un náufrago al papel.

Mi mamá me buscaba y no estuvo tranquila hasta cuando me tuvo a su lado. Nos presentamos correctamente, para ella era algo tan suyo y yo tan de ella. Así fue nuestro primer encuentro y gracias a Dios aún seguimos aquí para amarnos mucho y a ti también Mathias.

—¡Qué bonita historia!, y ¿Cómo yo nací?

—Huy hijito, esa es otra historia para otro Comecuentos, queda pendiente entonces.

Relato publicado en La Central Noticias

Uno llega, uno se va

Por: Sarko Medina Hinojosa

—¡Ayuda!

—¿Qué pasa?

—Esta chica está que se muere, parece que se le complicó el parto —dijo el taxista.

Lucio, técnico en enfermería en la posta “Virgen de la Asunción”, con rapidez abrió la puerta trasera del vehículo.

—¡Seño Maritza!, ¡tenemos una emergencia, tengo una cabeza de bebé a la vista!

La tranquilidad en el barrio se ve rasgada por los gritos de la jovencita.

***

—Entonces, usted atendió a la menor.

—Sí, era una paciente primigesta, con rompimiento de bolsa una hora antes, 17 años. Nosotros somos dos como personal permanente, el técnico y obstetra. Llegó con dolores fuertes y con la cabeza del bebé salida. El técnico Lucio la entró de emergencia en brazos, envuelta en una frazada. La camilla de traslado estaba malograda y recién llegaría el viernes reparada.

—¿El técnico estaba con su equipo de protección personal?

—Sí, por norma debemos estar protegidos en este tiempo.

—La norma dice muchas cosas, pero el personal muchas veces lo incumple.

Maritza se muerde los labios, quisiera responder, pero el administrativo solo hace su trabajo.

—Estaba con su traje anti fluidos e implementos protectores para zapatos, mascarilla y careta facial, además de guantes. No sabíamos la verdadera condición de la paciente hasta ese momento así que se trató como una emergencia de parto.

—Pero al final no lo fue.

Maritza baja la cabeza, los recuerdos la dominan. Los gritos de la muchacha aún retumban en su mente.

***

—No te atiendes en este centro, por qué no fuiste a donde te hacen tus controles.

—Señito yo vivo como veinte cuadras arriba, este es mi centro no hay más.

—Pero aquí no figuras. ¿Cuándo te hiciste tu último control?

—¡Auch!, duele mucho. No me he hecho eso, desde que empezó lo del coronavirus no salía de casa, mi papá nomás iba al mercado.

—¿Y tu papá?, por qué no ha venido contigo.

—Murió hace cinco días, ¡por favor no me dejen morir!, disculpen si no vine antes. 

—Seño Maritza, creo que debemos derivarla —dice en voz baja el técnico. El presentimiento hace que también se detenga la obstetra.

—Lo sé, pero está coronando, ¡mira! No va a aguantar la espera y hasta que llegue la ambulancia se nos muere madre y bebé… además… ya sabes cómo está la situación.

***

—La situación no estaba para descartar que tenía el virus.

—Efectivamente, pero en ese momento teníamos que sopesar para determinar la estrategia de atención. El único hospital Covid era el Honorio Delgado Espinoza, pero estaba colapsado, con pacientes en fila a las afueras y nos avisaron que tampoco recibirían en el Goyeneche porque estaba igual, saturado. En ese momento enviarla en un taxi acompañándola incluso, era un peligro sanitario, no sabíamos si estaba infectada o no. 

—Así que prefirieron correr el riesgo.

La mirada es fría. ¿Cómo explicarlo? Durante sus años trabajando en pueblos de la sierra en Cotahuasi, en Chivay, la misma mirada cada vez que se cometía alguna incongruencia en atención de carácter administrativo. Cada vez tener que responder esas preguntas, justificando el tratar de salvar una vida. Pero, aprendió también que los apasionamientos sirven en el momento de la atención, no para explicar algo que debe pasar por el frío tamizaje del recuento técnico.

***

—Prepara la sala como lo practicamos.

—Usted asume.

—Sí hijo, apúrate nomás, luego hacemos el informe. Igual avisa al Centro de Independencia que estamos en atención de parto de primeriza para que nos puedan apoyar.

“La sala de tópico la convertimos en ese momento en una sala de atención. Colocamos una mascarilla encima de la que tenía la paciente. Rociamos con agua y lejía toda la superficie de su cuerpo que pudimos. Le echamos alcohol en gel en sus manos”.

—Mamacita, escucha, tenemos que echarte todo esto, pero dime ¿De qué murió tu papito?

—Con el virus.

—Suficiente, lamento tu pérdida, pero ahora debes luchar por tu bebé, debes pujar con fuerza, ¿sí?

“Se le sacó la mayor parte de la ropa para que no toque en ningún momento al bebé. Se esterilizó el material con alcohol. Nos retiramos los guantes superficiales para poder colocarnos unos nuevos y procedimos a la atención”.

—¡Puja hija!

—¡Auuuuuuu!, ¡papito ayúdame!

—¡Así, tú puedes!

“No demoró mucho. El bebé salió llorando, e inmediatamente lo puse en el abdomen de su mamá, para que se acostumbre a su calor y a su olor. Mientras el técnico arreglaba todo con cuidado y le limpiaba los pezones, le di los tres minutos de oro, para que el cordón deje de latir para cortarlo. Limpiamos a la criatura y dejamos que lacte, mientras llamamos al Centro de Independencia para que nos dieran indicaciones finales. Por norma íbamos a esperar dos horas para que el sangrado termine y ese útero empiece su proceso de sanación, pero no pasó así”.         

—¡No deja de sangrar!

—La ambulancia en cuánto te dijo que llegaría.

—Veinte minutos.

—Tengámosla lista, iré con ella.

—No, iré yo.

Maritza mira a su compañero. Tendrá que ir al Hospital Goyeneche, allí están haciendo las pruebas rápidas y la operarían. Se tendrá que quedar un buen rato con el papeleo.

—Tranquilo, es mi paciente.

—Pero es mi trabajo, Seño, ya hizo lo que pudo.

“Revisé en el bebé su temperatura y frecuencia cardiaca. La madre era la preocupación, así que se fueron en la misma unidad particular que la trajo, previa desinfección y protección del bebé y la madre”.

***

—Así es, usted hizo lo que pudo. Debieron trasladarla antes a un establecimiento Covid, eso dicta la norma, pero, teniendo en cuenta el periodo de rompimiento de fuente y que la cabeza estaba prácticamente afuera cuando llegó la paciente, obviaremos ese detalle. Actuó bien, Maritza, una pena por la situación de la jovencita nomás.

—¿Saben algo de ella?

—Cortaron el desangre, y de su caso se hizo cargo gente del Inabif. Si tuvo suerte no los separaron, pero imposible: menor de edad, situación de abandono, sin pareja. En fin. Hasta luego.

***

—¿Más tranquila?

—Sí Seño. Muchas gracias, mi bebé está bien, es mi recambio.

—Sí, está lactando, buena señal. ¿Por qué dices recambio?

—Mi papito decía eso… Un chico de mi barrio, el Julio, vino a pasar vacaciones con su familia. Yo no le hacía caso, pero me convenció de estar con él. Y bueno.

—Tu papá se enojó, seguro.

—No. Mi papá era mayor cuando se juntó con mi mamá. En su primer compromiso le fue mal y se separó, luego se vino aquí. Mi mamá también era mayorcita. La trajeron como criada y sus padres se olvidaron de ella. Se cansó de vivir sirviendo. Cuando tenía veinticinco se salió de esa casa y se puso a trabajar como comerciante. Mi papá la convenció de enamorar. Así estuvieron años, hasta que invadieron un terreno allá en la vuelta del cerro y me tuvieron. Mi mamita murió hace siete años. Nos quedamos solitos hasta que murió.

—¿Cómo sabes que fue de Covid?

—De qué más se podría morir Seño. No quería que saliera a ninguna parte. Él nomás iba al mercado. Hace dos semanas se puso mal. Le dieron unas medicinas allá en el Honorio pero no le hicieron nada. No pude ni conseguirle oxígeno. Un vecino me ayudó a llevarlo de noche al cementerio y allí nomás lo enterré, justo el que me trajo.

—Aún está afuera, esperando que salga todo bien. Y, ¿por qué no viniste para hacerte tus controles?

—No quise, tuve miedo y mi papá no me insistió.

—¿El papá de tu hijito sabe que estabas embarazada?   

—Sí. Me dijo que cuando naciera el niño se vendría, también es menor como yo. Seño, tengo mucho sueño, ¿eso es normal?

—Sigues sangrando. Esto aún no termina hijita, te vamos a llevar al hospital.

—¡No! por favor me van a quitar a mi bebé porque soy menor.

—No es así —la trata de tranquilizar Maritza, sin tener en claro qué sucederá. —No pienses ahora en eso, primero es tu salud y la de tu bebé. ¡Lucio!, se tendrán que ir en el taxi nomás.

***

Pasaron dos meses de eso y Maritza seguía pensando en esa jovencita. Ginamaura, así se llamaba. Lucio le contó que no querían aceptarla, pero luego de ver la gravedad del sangrado, la aceptaron, le hicieron la prueba rápida, saliendo positivo. No pudo quedarse más. Luego de eso, esperaron siete días de angustia para hacerse también la prueba. Negativos ambos.

—Un alma se va y otra llega, eso seguro quería decir con lo del recambio —piensa mientras ordena su escritorio, es casi hora de cierre.

—Seño, tiene una pacientita.

—Clásica, justo se les antoja cuando estamos por cerrar. Hazla pasar nomás.

Maritza la reconoce al instante, pese a la mascarilla. El bebé está en sus brazos arropado en una hermosa lliclla y a su lado un joven con ojos asustados.

—¿Me recordarás?

—Claro que sí. ¡Y ya era hora que vengas para tu control, sabida!

Las risas inundan el pequeño consultorio.       

Foto referencial. La obstetra es Liliana Maritza Hinojosa Gutierrez, mi madre.

La marcha va por dentro

Por: Sarko Medina Hinojosa

En la foto balanceaba una cabeza en su mano derecha. Irma tendría unos catorce años y nadie le había dicho que los besos se piden, no se arrancan, no se obligan. Lo sabría años después, comprendiendo que todos sus males florecieron como una materia ponzoñosa después que les tomaran esa foto en el colegio. Día de la Primavera y tenía una muñeca porque estaba disfrazada de mamá.

Los tiempos eran duros. Las calles vomitaban personas mientras respiraban humo de las bombas lacrimógenas. Era como una mala película de bomberos que vio por esos días. Musculosos que no se quemaban en medio de un incendio, pero, el humo, lo suficiente como para que se viera el rostro en primer plano del héroe. Los hombres siempre salían de héroes en esas películas, salvando damiselas. Por eso prefería las películas japonesas, allí las heroínas tomaban el destino en sus manos. Pero recién les agarró el gusto después, con Raúl que le hizo mirar animes.

—Estás recordando la marcha del dos mil ¿no?

—Sí, es inevitable. ¿Qué será de la vida de Jasson? 

Escuchó el grito, eran dos muchachos. La guerra estaba desatada desde el día anterior, 26 de julio. Tenía un puesto de comidas en Jirón Azángaro con la Avenida Roosevelt. Le vendió casi todo a los participantes de la Marcha de los 4 Suyos. Hasta le pareció ver a Toledo con una vincha, pero solo le pareció. El grito era de dolor indecible. Dudó mucho, ella no se acercaba a las personas de por sí, menos a hombres. El que jalaba al herido la miró. “¡Ayúdame!”, le gritó.

—Eras una mocosa agresiva, ni entiendo cómo te aguanté.

—Qué dirás, eras un otaku casposo, alégrate que me fijé en ti, como dicen ahora, hubieras muerto virgen.

La herida era grave, no sabía cómo ayudarlos. Su pequeño Luchín de seis años estaba asustado. “Súbelo a mi carro”. No estaba caliente, la cocina la había apagado hace horas. Ni sabía porqué se quedó, ni gente pasaba, solo esos dos desafortunados, ni bien empezó la represión policial y recibieron los perdigonazos. Fue curioso ver a una chica con un niño en brazos y un muchacho empujando un carrito de comidas con un cuerpo gritón por el Jirón Aljovín, voltear por la Carlos Zavala y reclamar a los del Hospital de Emergencias Grau que atendieran a Jasson.

Los hechos fortuitos crean grandes historias de amor, o eso ella creía. El otaku regresó tres días después a comer a su carretilla. No le habló. Al día siguiente se apareció, pero no comió nada. Las cosas se estaban poniendo de nuevo feas, nadie reconocía a Fujimori como presidente, se hablaba de nuevas marchas, pero, el vandalismo de la primera y los detenidos por la fuerza, desanimaban a varios. “Siéntate pues, parado no vas a comer”, le dijo y no le cobró ese día. Pasaron los meses y, entre su terquedad de no dejarse ni tocar y la timidez de Raúl, que recién a la cuarta vez que se vieron le pudo decir su nombre, avanzaron por una relación de mudos. Ella vendía, él llegaba por la tarde, recogía los platos, lavaba y jugaba un rato con Luchín. Luego la acompañaba a su cuarto, ella le daba algunos soles, siempre los rechazaba.

—¿Crees que le pasará algo?

—No pienses, es lo que mejor haces.

En la foto sostenía una escarapela hecha de papel cometa. Raúl tendría unos diez años cuando la muerte de su padre, pescador en La Punta por una intoxicación alcohólica, lo sumió en una mudez que nunca comprendieron su madre y hermanos. Terminó quinto de secundaria y se largó a Lima, a vivir en un cuartucho arrendado en Barrios Altos. Su mayor pertenencia era un televisor de 14 pulgadas y un VHS, donde miraba las series japonesas que le gustaban. Trabajaba vendiendo repuestos de televisores en un puesto en Polvos Azules. Siempre supo que algo no andaba bien, a veces no entendía ironías y se tomaba todo literalmente.

Irma le confesó, una noche que intentaron de nuevo emparejarse, lo que le hizo el soldado allá en su pueblo, luego de la ceremonia en el colegio y las veces que lo repitió, amenazándola con matar a sus padres, hasta que quedó embarazada y tuvo que venirse a Lima, despreciada por esos padres que intentaba proteger. No lo intentaron más, hasta que decidieron irse a vivir juntos al cuarto de ella. Pasó un año. En ese tiempo también le contó sobre su padre y, aunque de borracho abusaba de él, de sano era un buen tipo. Le confesó que tampoco para él era importante tener relaciones, solo que, bueno ya sabía era un mundo donde todo giraba alrededor de eso.

—Es tarde y no ha llamado, me ha dejado en visto toda la tarde.

—No es un chiquillo, además le dijimos que cualquier cosa corra nomás, que no se haga el héroe.

—Si le pasa algo será tu culpa.

—Le hemos contado tantas veces la historia de nosotros, que seguro quiere encontrar a su amor.

—No bromees, sabes que no entiendo, él no es como nosotros.

—Claro pues tonto, él es mejor, está en la universidad, tiene buenas notas, y ya tiene enamorada.

—No me ha contado.

—Claro pues, si te quedas mudo y no hablas, con cuchara hay que sacarte las cosas, varias veces pudiste preguntarle a dónde iba tan trajeado y solo le dabas plata.

—No me di cuenta, pensé que a la universidad a una exposición. Y tú ¿desde cuándo lo sabes?

—Tiempo ya. Una madre sabe.

El tiempo ha pasado. Se desilusionaron de Toledo, de Álan, de Ollanta y de PPK. Por allí le tenían fe a Vizcarra, pero, el martes lo vacaron de presidente y ese jueves su hijo se fue a la marcha. Irma le puso un polo de repuesto y vinagre en su mochila. Le metió cincuenta soles en el bolsillo. “Por si se hace muy tarde vete a un hotel, pero llamas”, le susurró.

Escucharon las noticias, llamaron a los hermanos de Raúl, su hijo Luchín se llevaba bien con varios de sus primos, con ellos fue a la marcha. Les contaron que la Policía los dispersó a punta de lacrimógenas y no sabían nada de él desde el día anterior. “Es uno de los heridos, que vayan a averiguar”, pidió Irma con clarividencia y Raúl suplicó por el celular.

Una hora después les dieron la noticia: estaba en el Hospital Guillermo Almenara, tenía una herida de bala en el pecho, pero no lo iban a operar, estaba estable, la bala seguiría allí, en el pulmón hasta poder operarlo sin riesgo.

Se miraron a los ojos. No gritaron ni lloraron, sabían que el mundo es así, tienes todo por un tiempo, luego viene la prueba, lo habían conversado varias veces, no era tan gratuita tanta felicidad. Agarraron el dinero de los ahorros para comprar el puesto en el mercado de Ventanilla, sabían que les iban a pedir medicinas. Mientras, en la tele veían al primo de su hijo reclamar que los efectivos no quisieron que se sepa. Lo mismo le pasó a su amigo Jasson, que quedó con la pierna dañada para siempre y nunca lo consideraron entre los heridos del año dos mil.

—Nos tenía que pasar a nosotros.

—No solo a nosotros, mira a tu alrededor, es lo mismo que en esa vez, solo que la bala la recibió nuestro hijo.

—Es verdad, en este país todo da vueltas y se repite como un mal remake de anime.

—Ahora que me acuerdo, hay un celular que dejó porsiacaso en su cómoda, allá lo cargamos, para que vea sus series cuando despierte.

—¿Y si no lo hace?

Irma no necesitó pensarlo mucho, la respuesta la tenía atravesada en el alma desde adolescente.

—Si mi hijo no despierta, quemo todo y tú me ayudarás.

Raúl sabía que lo haría. Se llevó los fósforos de la cocina en el bolsillo.